El fraude electoral de 2006 dejó claro que la meta concertada entre PAN y PRI es el bipartidismo, como lo desea Washington, si acaso unos partiditos satélites para salvar la cara internacionalmente y no dejar pasar a la izquierda, la represente quien la represente. El PRI le pagó al PAN en el 2006 la factura pendiente de 1988. A diferencia del 88, después del fraude de 2006 la indignación popular condujo a una ciudadanía ofendida y demandante a no cejar en la protesta.
La otra gran diferencia en 2006 es que contamos con un Líder.
La visión de Nación propuesta por Andrés Manuel López Obrador durante su campaña política como Candidato a la Presidencia de la República, y posteriormente sus planteamientos y convocatoria a la Resistencia Civil Pacífica lograron despertar en la ciudadanía una sensación distinta a la que experimentaba sexenio tras sexenio. El discurso de Andrés Manuel contiene la esencia de su pensamiento político, que nos lleva a mantener viva la esperanza de un cambio verdadero. Su apego a los principios republicanos juaristas, de justicia y amor a la patria, ponen el dedo en la llaga de las heridas que han sangrado a México, y que en consecuencia mantienen una inmensa desigualdad entre los ciudadanos. La pobreza aumenta mientras un sector muy pequeño se enriquece exageradamente a través del tráfico de influencias y el robo descarado al erario público, gracias a la impunidad imperante en la clase política. Ante la denuncia de irregularidades y falta de ética de los funcionarios “públicos”, se forman comisiones que no investigan nada, y después de un tiempo siguen felices y campantes disfrutando de los bienes robados a la Nación. Desafortunadamente para ellos, el pueblo empezó a tomar conciencia y a participar activamente en el movimiento lopezobradorista, donde ocurrió un fenómeno social extraordinario. Desde el injusto proceso de desafuero cometido en contra de Andrés Manuel López Obrador, entonces Jefe de Gobierno del Distrito Federal, nos dimos cuenta que la capacidad de organización y unión de la gente puede revertir las cosas sin necesidad de actos violentos. La Resistencia Civil Pacífica es el camino hacia la transformación, así lo entendemos gracias a la actitud valiente de nuestro líder. Su ejemplo, su discurso y su visión de México, a partir del conocimiento de nuestra historia, ha marcado la pauta para fortalecer este movimiento ciudadano. Hoy en día, Andrés Manuel López Obrador es la única voz opositora al sistema impuesto por el gran capital.
Durante las acciones de resistencia, la participación de las mujeres destacó por el alto grado de compromiso con la causa, sin decir con esto que la colaboración masculina no fue también importante. Andrés Manuel López Obrador se percató de ello, y confió en nuestras manos tareas de comunicación y organización. A partir del cerco informativo que tendieron los medios de comunicación, la organización femenina se encargó de la difusión de eventos; espontáneamente formó redes de contactos y logró transmitir fielmente el propósito de las concentraciones. Desde la creación del campamento para exigir que se limpiara la elección presidencial y se contaran nuevamente los votos, las mujeres fuimos decisivas en todas las acciones.
Actualmente la organización de la resistencia femenina, denominada Brigadas Femeninas en Defensa del Petróleo, está compuesta por 20 coordinadoras generales:
Claudia Sheinbaum Pardo
Alejandra Barrales Magdalena
Laura Itzel Castillo Juárez
Jesusa Rodríguez
Martha Pérez Bejarano
Iliana Almazán
Lucía Martínez
Karen Quiroga Anguiano
Carmen Lilia Chavira
Guadalupe González Rivas
Clementina Facundo
Lenia Batres Guadarrama
Leticia Quezada
Beatriz Rojas
Verónica Alemán
Patricia Ruiz Anchando
Martha López López
Virginia Jaramillo Flores
Yolanda Torres Tello y
Araceli Vázquez.
Ellas conformaron su brigada con alrededor de 500 a mil mujeres cada una, más las que se suman día a día en las tareas que se definen de acuerdo a las necesidades de acción. Estamos listas y organizadas para acudir al llamado del Presidente Legítimo de México. Contamos con un sistema de comunicación que nos permite mantenernos informadas y alertas.
Una de nuestras responsabilidades es asistir a círculos de estudio, conferencias, debates y reuniones en las que se tratan temas de actualidad. De esta manera podemos informar a la gente y argumentar nuestra postura ante la serie de mentiras que propagan los medios de comunicación coludidos con el gobierno usurpador. La influencia que cada una de nosotras tiene en su medio social, familiar y de trabajo está logrando el despertar de la gente, la toma de conciencia y la participación cada vez mayor de la ciudadanía. Además, el entusiasmo por sentirnos útiles a la causa lo hemos transformado en coraje y fuerza para no desistir ante la descalificación y la adversidad. Estamos conscientes de que el movimiento es pacífico, no hay entre nosotras, ni con la gente, actos de falso triunfalismo ni agresión de ningún tipo. Respetamos en todo momento el derecho de los demás a pensar y actuar diferente, esa ha sido una actitud espontánea desde que inició el movimiento. Por eso nos preparamos políticamente, para exponer razones y evitar hacer uso de la palabra con ironía o violencia. El movimiento femenino de resistencia civil pacífica es público y transparente, no recibe apoyo económico de ninguna institución pública o privada, incluye a todas las mujeres sin distinción de clases sociales, edad, profesión, estado civil, religión o raza.
En este movimiento no se trabaja para obtener beneficios personales. El gran beneficio es colectivo: la refundación de la República, la transformación de las Instituciones, el combate a la impunidad y a la corrupción, el bienestar del pueblo, la defensa de la soberanía nacional y de los recursos naturales que pertenecen a todos los mexicanos.
Despectivamente, los medios de comunicación en voces masculinas de la derecha, bautizaron nuestras Brigadas con el nombre de Adelitas. Lejos de ofendernos nos llena de orgullo la similitud con esas mujeres valientes que fueron decisivas en el triunfo de la Revolución Mexicana. Lo que resulta preocupante es que entre las múltiples descalificaciones se atrevan a declarar: “vamos a acabar con esas “viejas” a “chingadazos”, porque no es una ocurrencia, es el lenguaje que los panistas manejaron desde la campaña electoral, y que revela su impotencia al no poseer la razón, la verdad, ni la aceptación de la sociedad.