UNAM, ¿cómo no te voy a querer?

Política cero

Jairo Calixto Albarrán

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  • 2010-09-23•Al Frente
En la UNAM aprendí lo que sé de albures y de marxismo, de vitamina T y del clásico pasecito a la red; de caricias mustias y de citas clandestinas a pie de plática; allí me nutrí de Foucault, Umberto Eco, Kundera, José Agustín, la nouvelle vague y teorías extraídas de la Escuela de Fráncfort, de la misma manera que de El Papirolas, las fritangas de doña Pelos y la dicha inicua de perder el tiempo en Las Islas escaneando el cine de Rosa Gloria Chagoyán.

En la UNAM abracé los ideales de Vasconcelos y me rebelé contra Carpizo; pasé noches de insomnios en reventones y en las barricadas de la huelga del 87; allí recibí mis dosis de Tarkovski, Bukowski, Stranviski y supe repudiar las editoriales de Jacobo Zabludowski.

En la UNAM me enseñaron a distinguir dicha de quebrantos, al jipiteca del oreja de Gobernación, al best seller de los clásicos, a Nixon del Che, al Lágrimas y risas del Tv Notas, y a Vuelta de Nexos.
En la UNAM te apertrechan de herramientas para cuestionar y hacer de la duda un atributo y no un lastre, cosa muy útil para darle la vuelta a porros y fósiles en un costal.

De no haber atravesado por la UNAM, como los beatniks la Ruta 66, me hubiera sentido muy triste de saber, por ejemplo, que el senador Navarrete del PRD abandona sus aspiraciones presidenciales dejando a sus fans en la orfandad. O no habría tenido herramientas para deconstruir la declaración de la Miss Universo cuando afirmó categórica que: “No hay que dejarse llevar por prototipos de belleza”. Frase en la que o la asesoró Ninel Conde o la maestra Gordillo.

El conocimiento y la educación ilustran tanto como los viajes de un costado a otro del DF, de La Villa a Ciudad Universitaria, donde leí literatura suficiente para entender materias como la inolvidable desarrollo, régimen y estructura de los medios de comunicación en México II.

Bibliografía que, con las luces de mis maestros que documentaron más que mi optimismo, mi sospechosismo, hoy me ayudan a elucubrar que el chamaqueo a El Diario de Juárez (un Chesarito Nava apócrifo dio una entrevista en la que aseguraba que apoyaba las negociaciones con el narco) fue orquestada no en un rincón de Chalma sino por un acomedido blanquiazul. Lo único que me hace dudar es que los choznos de Gómez Morín son tan aburridos que difícilmente se les ocurriría algo tan elaborado.

Digo, no son como Jimmy Neutrón, que ya nos quiere hacer creer que la ley Peñanieto —diseñada para que en el Edomex sólo voten por sus entenados— es un derroche de pluralidad democrática.

UNAM, ¡cómo no te voy a querer! 

jairo.calixto@milenio.com
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Julio Hernández López
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CASA MUSEO LÁZARO CÁRDENAS. Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano inauguró este miércoles la Casa Museo en memoria de su padre, el general Lázaro Cárdenas del Río, a quien se recuerda como uno de los grandes benefactores de la región mixteca, en Oaxaca. El reciento, único en México, albergará documentos y fotografías de la vida y obra del ex presidente de la República, quien decretó la expropiación petrolera. En un acto solemne, al que acudieron personalidades de la política de Michoacán y Oaxaca, Cárdenas Solórzano escuchó el recuento. Posteriormente se realizó un homenaje póstumo a doña Amalia SolórzanoFoto Notimex
 
Lo electoral se ha sobrepuesto a las necesidades de corrección inmediata de un sistema político y de gobierno en crisis. El tamaño de las descomposturas institucionales es enorme, pero no parece haber tiempo más que para los cálculos y las trapacerías relacionadas con 2012. Felipe Calderón no tiene más poder que el de las armas, pero en la obsesión de una continuidad a toda costa trata de modelar ya no el presente administrativo que de las manos se le ha ido, sino el proceso electoral de sucesión en el que le va la seguridad personal y familiar, cuando menos. Los partidos, en especial el PRI y el PRD, así como el movimiento lopezobradorista, recorren los senderos formales de la lucha por el poder, confiados en alcanzar el horizonte tradicional de la democracia acotada, aun cuando es evidente que el tic tac nacional no garantiza que el tiempo alcance para rituales de civilidad entre despojos de guerra. En esa ruptura descansa buena parte de las claves para entender el porvenir: la realidad desastrosa de hoy frente a las propuestas de cambio para el mañana; la creciente insatisfacción de la base social frente a los juegos elitistas de poder; lo diario que sin tregua se deshace, frente a las urnas prometidas que parecen muy lejanas.
 
No hay propuesta del gobierno federal para su último tercio que no sea la guerra sangrienta y cada vez más repudiada. Calderón ha debido reconocer que México está sobreviviendo a los planes pinoleros de exterminio, y ya no le queda sino sobrellevar las cosas, apretando en el uso de la fuerza y aceptando a regañadientes su inviabilidad política. Así es como hoy se desliza en protocolos cívicos, aparentando coincidir con lo que pretendió aplastar. Por ejemplo, en los festejos del centenario de la casa de estudios que ha sido guía del país, la UNAM, a la que él, Calderón, y su equipo cercano pretendieron disminuir y asfixiar, convencidos de la supremacía de las instituciones privadas de educación superior, especialmente la Escuela Libre de Derecho y el ITAM, que han sido los principales productores de cuadros directivos para el felipismo contrahecho.

La ilusión óptica de que el sistema político camina, y que acaso podría proveer de soluciones al presente caótico, lleva a la feria de comparecencias, actos públicos, declaraciones y ceremonial. Pero nada camina ni se soluciona: los políticos y la política tradicionales son, hoy, espectros con corbata, fantasmas con presupuesto, pretensiones sin sustancia. Lo mismo los acosados y acusados funcionarios federales que asisten a sesiones legislativas federales a repetir letanías mentirosas y a escuchar tibias adhesiones de sus presuntos correligionarios panistas y la sabida y previsible catarata adversa proveniente de los opositores. Lo mismo en San Lázaro que en el Senado, o en el desfile protocolario del Señor de Los Pinos que anuncia con toda solemnidad que el mes venidero tendrá un plan eficaz para proteger a los periodistas mientras su secretario de gobernación hace saber que ya merito es presentada la iniciativa de reformas legales que según eso someterán a los militares al fuero civil en el caso de algunos delitos cometidos contra quienes no forman parte de las corporaciones castrenses. Anuncios para ganar tiempo, proyectos de amplitud propagandística y limitaciones prácticas. Igual sucede con los golpes burocráticos que tratan de generar la impresión de que algo se hace en materia de migración, luego del asesinato de 72 personas en un rancho de Tamaulipas: cambios en la subsecretaría del ramo, más discursos y más intenciones presuntamente buenas.

Pero lo importante para los políticos de la catástrofe son las próximas elecciones, mientras el país se hunde, inunda e incendia. Salvo la campaña a contracorriente que realiza López Obrador, el resto del elenco futurista transita por los carriles cómodos de la política piramidal. Los panistas, atenazados por un jefe rijoso que parece empecinado en no permitir el crecimiento real de ninguna opción, como si el único candidato deseado fuera el mismo que hoy está en el poder, entrampado por prohibiciones releccionistas que en todo caso podrían ser derribadas por situaciones de emergencia, por un estado de excepción. Los priístas, angustiados por sostener la apariencia de que su construcción mediática tiene sustento político firme y no pies de barro, que el gobernador Peña Nieto tiene la fuerza y astucia suficientes para impedir que el soplo taimado del lobo Beltrones tire la casa de paja y obligue a redefiniciones apresuradas.

En el flanco izquierdo las cosas son parecidas. Muy solemne, como si de verdad, Carlos Navarrete declina la postulación que había hecho de sí mismo para ser candidato presidencial por el PRD, y dice que los únicos personajes con calificación para ese propósito son Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador. Cuauhtémoc Cárdenas, por su parte, asoma para reconocer que su hijo, Lázaro, está preparado para ser aspirante a Los Pinos por el PRD, mientras un senador michoacano del sol azteca destapa para el 2012 al antecesor de Leonel Godoy. Sale Navarrete y entra Lázaro a la baraja, en un escenario que pretende cerrar el camino a la opción tabasqueña y construir alianzas civilizadas, por ejemplo Ebrard y Batel, el primero a la Presidencia y el segundo con garantía de integración a un futuro gabinete, sobre todo después de que otra carta de negociaciones, como sería el ex rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente, está siendo considerado por el PRI para buscar la jefatura del gobierno capitalino.

Y, mientras el secretario Bla, Bla, Blake es interrumpido por electricistas que le exigen cumplimiento de promesas, y en Ascensión, Chihuahua, los pobladores dan de baja a los policías, ¡hasta mañana, con los panistas cumpleañeros y el discurso felipista del paso de la oposición responsable al gobierno transformador y la nueva bandera de oportunidad: el 68 recuperado discursivamente por el diazordacismo reciclado!