La asamblea de comuneros de Cacahuatepec del domingo en El Bejuco evidenció todo el montaje truculento e ilegal promovido por funcionarios de la comisión federal de electricidad, la procuraduría agraria y el gobierno del Estado, que han utilizado a líderes mercenarios del sector mas nefasto del agrarismo institucional, para tratar de imponer un proyecto hidroeléctrico contrario a los intereses de los trabajadores del campo.
Los nuevos gobiernos neoliberales se han encargado de realizar contrarreformas legislativas con el fin de desmantelar la propiedad colectiva de los pueblos indígenas y campesinos y ponerlas en manos del capital transnacional, especialistas en explotar y acabar con nuestros recursos naturales.
En los tiempos del libre mercado el movimiento campesino institucionalizado desarrollado por el mismo Estado posrevolucionario, se ha vuelto una carga y un obstáculo para la transformación de las estructuras estatales que den paso a un modelo de gobierno empresarial que facilite la inversión privada y garantice la ganancia privada.
A pesar de esta tendencia anticampesina siempre ha existido un movimiento campesino que se organiza para resistir las políticas que atentan contra el derecho a poseer colectivamente la tierra.
Nuestro estado es un ejemplo nacional de la lucha agraria radical que siempre ha tenido muy en alto las banderas de la lucha zapatista y han defendido con su sangre la tierra que por derecho histórico les corresponde. Son los herederos de Zapata que siguen en pie de lucha y que saben encarar con valentía las tropelías de los gobiernos, demostrando en todo momento las justas razones de su rebeldía.
El movimiento del Consejo de Ejidos y Comunidades opositores a la Parota (CECOP) es una expresión del movimiento campesino independiente que ahora libra una lucha sin cuartel contra los gobiernos federal y estatal que intentan expropiar sus tierras para imponer un proyecto hidroeléctrico, que demanda la desaparición de varias de sus comunidades, la expulsión de miles de campesinos y la transformación de los ecosistemas que existen en la cuenca del río Papagayo.
Como siempre ha sucedido con estos proyectos hidroeléctricos, la Comisión Federal de Electricidad, abusó de la buena fe de los campesinos, se metió a sus tierras sin pedir permiso y empezó a cooptar a los lideres para garantizar el control del campesinado a través de la CNC. Siempre la CFE trabajó de manera turbia, sin dar la cara a los campesinos. Se ha mantenido con un bajo perfil utilizando a operadores políticos que dominan el oficio de la corrupción y que se prestan para manipular la voluntad de los campesinos. Para evitar que se reeditara el fracaso del gobierno federal con los campesinos de Atenco que echaron abajo el decreto expropiatorio de sus tierras, los gobiernos federal y estatal implementaron una consulta simulada en los principales núcleos agrarios, a través de las asambleas amañadas que se realizaron fuera de las sedes de estos núcleos para facilitar la manipulación de la consulta.
El CECOP desafió a los gobiernos por el método tramposo que utilizaron y se organizó para la autodefensa de sus tierras, enfrentó a las fuerzas policiacas y con la movilización campesina siempre impugnó las asambleas agrarias. A las autoridades no les interesó escuchar los reclamos del CECOP, por el contrario avanzaron, con su propia estrategia de sacar en el menor tiempo posible las asambleas que dieran la autorización a la CFE para iniciar los trabajos de la hidroeléctrica. Junto con este movimiento de resistencia el CECOP le apostó a la lucha legal y a lo largo de dos años ha demostrado que la razón jurídica les asiste y ha desenmascarado una a una las tropelías de las autoridades encargadas de velar por los derechos de los campesinos. Se ha desmontado toda la escenografía ficticia de la CFE, por eso ahora que se encuentran acorralados jurídicamente y presionados por el tiempo que imponen los inversionistas, la CFE con el apoyo del gobierno estatal han optado por convocar a estas asambleas del núcleo agrario de Cacahuatepec como un nuevo intento de revertir su derrota ante los tribunales y el mismo CECOP.
A pesar de que las asambleas realizadas en San Marcos y en Tierra Colorada han sido declaradas como ilegales por parte del tribunal unitario agrario, las autoridades siguen empeñadas en repetir la historia de las asambleas amañadas. No atienden las recomendaciones del los relatores de la ONU, ni del Tribunal Latinoamericano del Agua que hacen énfasis en la obligación que tiene el gobierno de consultar y de informar a los campesinos sobre las implicaciones sociales, ambientales y económicas del proyecto hidroeléctrico. No hay interés por implementar otros mecanismos de consulta que aseguren la participación de toda la población que se encuentra dentro del área que la CFE tiene contemplada como población afectada.
Ante este empecinamiento del gobierno estatal por continuar con las asambleas agrarias, el CECOP buscó el apoyo de los diputados federales y de algunos senadores para colocar el tema en el lugar indicado, es decir en el poder legislativo de la federación. También ha apelado a la solidaridad de las organizaciones sociales y civiles a nivel nacional e internacional para que acompañen y documenten este proceso de consulta amañada.
La prensa escrita que cuentan con periodistas comprometidos con los sectores silenciados ha sabido darle voz y ha logrado también colocar el tema de la Parota ante la opinión pública nacional. Con estas alianzas con la sociedad civil organizada, el CECOP con la fuerza y la razón que les asiste por ser los verdaderos dueños de estas tierras, han sabido tejer una estrategia pacifica, legal, transparente, incorruptible, solidaria y popular, que demuestra la sabiduría secular de los pueblos campesinos e indígenas de nuestro estado.
A pulso han evidenciado el juego sucio que ha implementado la CFE y ha tenido la capacidad de sacar a flote un conflicto que ha estado a punto de generar una confrontación entre los mismos campesinos. Las campañas de desprestigio contra el CECOP no han logrado socavar el prestigio y simpatía que tiene su movimiento a nivel nacional, por el contrario, se robustecen porque construyen ciudadanía, animan los procesos de lucha entre los pueblos, alientan la solidaridad y despiertan la esperanza de que es posible generar un desarrollo alternativo con la participación de los hombres y mujeres del campo.
Nada mas triste, indignante y bochornoso que ver a hombres y mujeres del campo que acudieron a la asamblea de El Bejuco para recibir dos tortas, un paquete de galletas y un jugo, a cambio de estampar su firma y con ello autorizar la ocupación y expropiación de sus tierras por parte de la CFE.
Los responsables de este atraco y causantes de un conflicto de graves consecuencias nunca han querido dar la cara a los campesinos, manejan a sus súbditos a control remoto, utilizan el aparato gubernamental para transgredir las leyes, gastan dinero del erario público para comprar conciencias y han aprendido a lucrar con la pobreza de los campesinos y el despojo de sus tierras.
El CECOP ahora por la vía de los hechos está planteando que se hagan las cosas con transparencia y que la CFE junto con las demás autoridades se atrevan a dar la cara para informar a los campesinos de manera veraz sobre las ventajas y desventajas del proyecto hidroeléctrico. El CECOP sigue llamando al diálogo y ahora lo demanda para que sea en la sede de los bienes comunales de Cacahuatepec, en el lugar que desde hace dos años se tuvo que hacer, pero que las autoridades prefirieron evadir su responsabilidad de informar y de consultar para pasar por encima de la voluntad de los campesinos y campesinas. No hay necesidad de seguir atizando el conflicto, ya es hora de que las autoridades hablen directamente con los campesinos dentro de sus propios espacios comunitarios. Es tiempo de escuchar sus voces y de mandar obedeciendo a los campesinos.