Que flexibilicen a su ching…
¿Los gobernantes apátridas y los grupos empresariales piensan que nosotros, los trabajadores, somos pendejos? ¿Qué creen que no entendemos, cuando usan el término "flexibilizar el mercado de trabajo", que es un eufemismo para ocultar sus intensiones de joder aún más a la clase trabajadora?
El principal defecto de la "iniciativa Lozano" es que no le exige a los patrones que asuman su responsabilidad con los obreros del país.
Según el empresariado, nosotros somos el problema, no ellos. No sólo nos pagan salarios de hambre, nos obligan a firmar nuestras renuncias para contratarnos, nos amedrentan si buscamos agruparnos dentro de un sindicato, no nos pagan el tiempo extra que laboramos y nos hacen firmar contratos de honorarios asimilables a salarios para que no generemos antigüedad; ahora quieren despedirnos con mayor facilidad, acabar con el sindicalismo independiente y ampliar el modelo maquilador, aprovechándose de una población desesperada que no encuentra un empleo digno y bien remunerado y dispuesta a soportar los excesos de los empleadores con tal de sobrevivir.
Charles Dallara, director del Instituto de Finanzas Internacionales dijo que si el sur del continente americano desea tener una economía competitiva, debe flexibilizar su mercado laboral para facilitar el despido de trabajadores y reducir costos a las empresas. El señor Dallara puso como ejemplo a China, donde es mucho más fácil despedir a un trabajador que en casi cualquier parte de Latinoamérica.
O sea que a juicio de este señor, debemos convertirnos en una nación maquiladora que mantiene en estado de semiesclavitud a sus obreros. Los trabajadores migrantes chinos trabajan un promedio de 12 horas diarias, durante 26 días al mes. Ganan la mitad del salario de un trabajador local. La mayoría de los trabajadores no cuentan con contratos por escrito y las autoridades del gobierno no cumplen con las leyes de protección laboral. Las mujeres no gozan derechos de maternidad, ni guarderías y trabajan semanas de más de 70 horas. En China las condiciones en las fábricas son peligrosas y rara vez se proporciona condiciones mínimas de salud y seguridad a los empleados.
Todo esto para que los honestos y heroicos señores empresarios puedan ser competitivos en el mercado global. Vamos a ver a más pobres en las calles y una reducción más dramática de las clases medias. Recordemos que según cifras del INEGI, en 2008 el 60 por ciento de los hogares con menos ingresos concentraba sólo el 27.6% de la riqueza del país, mientras que el 10 por ciento de los más ricos concentraba el 36.4% de los ingresos. La desigualdad y no la igualdad será la constante.
El gran obstáculo es que muchos trabajadores desinformados aplauden y ven con agrado que el gobierno los perjudique. Como muchos ni siquiera cuentan con seguridad social ni las mínimas prestaciones de ley y defienden la cultura de admiración al gran empresariado, se ven aislados de conflictos como el SME o de los mineros de Cananea, a quienes consideran sectores privilegiados. Aplauden el conformismo y la sumisión al poder, en vez de cuestionarlo y enfrentarlo.
El abogado laborista Rodrigo Olvera, del Centro de Reflexión y Acción Laboral (CEREAL), opinó respecto a la propuesta de contrarreforma del secretario Javier Lozano y a la flexibilización del empleo:
"Ese mismo argumento lo utilizaban los esclavistas para negarse a que se aboliera la esclavitud hace un siglo. Se necesita esclavos para generar riqueza, no podemos permitirnos no generar riqueza. Esta reforma que pretende impulsar el gobierno tiene ya más de diez años que se impuso en Argentina, la impuso Menem y sabemos quién fue Menem, y los argentinos ya están arrepentidos. La impuso Fujimori, un delincuente contra la humanidad, y los peruanos ya están arrepentidos. La impuso Pinochet, otro delincuente contra la humanidad, y los chilenos ya están arrepentidos. Ya ha demostrado en todos los países el fracaso de pretender elevar la productividad a costa de la sangre obrera. La Organización Internacional del Trabajo ha realizado muchos estudios comparativos entre más de 60 países y en todos los estudios llega a la misma conclusión: la mejor forma de elevar la competencia productiva de un país es con garantías de los trabajadores, justicia laboral y negociación colectiva, derecho de huelga y libertad sindical".