Muy pocos personajes de la vida pública mexicana, como el exgobernador de Veracruz Miguel Alemán, pueden dar fe de las motivaciones empresariales del dueño de Televisa, Emilio Azcárraga Jean, pero también de sus actuales desproporciones mediáticas. En entrevista con Proceso, quien fuera uno de los principales accionistas del consorcio critica la forma en que esta empresa, junto con TV Azteca, defendió sus privilegios para impedir el surgimiento de una tercera cadena nacional que les hiciera competencia. “Eso no se vale”, dice el político priista, que también fue un operador cercano de Emilio Azcárraga Milmo.
Pionero de la pantalla comercial mexicana, Miguel Alemán Velasco advierte que “hay espacio suficiente para la conformación de una tercera cadena televisiva” y condena abiertamente las campañas de linchamiento que recientemente protagonizaron Televisa y TV Azteca contra posibles competidores como Isaac Saba y General Electric.
“Eso no se vale. Yo estoy de acuerdo en que hagan todo lo posible por defenderse, pero el poder no se utiliza así. No, no se vale. La Ley Federal de Radio y Televisión, en el artículo 120, es clarísima. Si uno hace eso le quitan la concesión. Creo que legalmente revisaron lo que hicieron y ya le pararon”, reflexiona el exgobernador de Veracruz, quien llegó a ser el segundo accionista más importante de Televisa y uno de los consejeros más cercanos a Emilio Azcárraga Milmo, El Tigre.
En respuesta a los rumores que lo ubican como posible competidor de Televisa, Alemán Velasco precisa: “Yo no estoy en ningún proyecto de la tercera cadena”. Su interés fundamental es “producir y vender contenidos”, así como participar en la adquisición de Satélites Mexicanos (Satmex), cuya subasta se realizará el próximo mes de abril, de acuerdo con la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
En entrevista con Proceso, en las oficinas de la fundación que lleva el nombre de su padre, el expresidente de la República, Miguel Alemán rememora sus casi cuatro décadas de trabajo en Televisa y el papel central que protagonizó para operar la sucesión de El Tigre Azcárraga Milmo en favor de su hijo Emilio Azcárraga Jean.
Tajante, desmiente la versión que le atribuye al expresidente Ernesto Zedillo de haber operado entre los accionistas y familiares del consorcio para facilitar la llegada, hace 10 años, de Emilio Azcárraga Jean al frente del Consejo de Administración de Televisa.
A una década de aquello, el exgobernador de Veracruz le reconoce a Azcárraga Jean su capacidad para remontar la crisis financiera que heredó de su padre, la nueva administración de Televisa y la bonanza económica del consorcio. Sin embargo, su crítica hacia los contenidos, y en especial a los noticiarios televisivos, es directa:
“Los noticieros no deben ser solamente nota roja y el conductor no debe ser juez y parte, y menos fiscal o verdugo. Así sucede en otras partes del mundo. Aquí, desgraciadamente, la opinión cuenta más que la información. Estamos opinando en vez de informando, y basta y sobra que nos caiga mal alguien para que lo hagamos polvo. Y más con el poder de la edición. Si uno se atreve a replicar, a lo cual tiene derecho, se lo dan. Pero existe temor porque sólo sale una parte donde desgraciadamente, a lo mejor digo algo mal y quedo como un estúpido. Creo que eso es lo que no se vale. Esa es mi opinión”.
–¿Considera que los contenidos actuales son telebasura, como se ha clasificado en otras partes?
–Es muy difícil porque en el mundo entero, dentro de esa telebasura, hay algo valioso. Hay algún programa, algún canal o algo en donde estamos aprendiendo algo valioso. Creo que fuera de los noticieros, donde cuenta más la opinión que la información, lo están haciendo bien, igual que en todos los países. En el deporte, nos tiene que gustar más, no solamente el futbol sino todo el deporte. Ahora la televisión no nos habla mucho del gusto por el deporte; más bien nos hablan de los resultados, del score.
De vuelta a los negocios
Diez años después de haber vendido sus acciones de Televisa a Carlos Slim y culminado su período como gobernador de Veracruz, Alemán Velasco retorna a los negocios. A través de su compañía de aviación Interjet compite con Volaris, propiedad de Televisa, y está en la pugna por la adquisición de Satmex, donde también están interesados varios magnates de los medios y las telecomunicaciones como Olegario Vázquez Raña, Clemente Serna, Alejandro Burillo, Joaquín Vargas, Roberto Hernández, Carlos Peralta, Germán Larrea, Carlos Slim y el propio Emilio Azcárraga Jean.
Alemán Velasco explica que el negocio de Satmex es la renta del espacio satelital tanto para televisión como para las redes de telefonía o de cable. Es una “red de redes”, subraya. Y explica con una metáfora informática la relación entre los satélites y los contenidos audiovisuales:
“Satmex es el hardware y el software es lo que se debe transmitir. ¿Qué puede transmitir Telmex? Pues lo que compre, no lo que produzca. Y Telmex está haciendo una inversión para comprar contenidos y, por el otro lado, tiene acciones en Televisa. Televisión Azteca también quiere transmitir contenidos. Entonces, quieren todo. Bueno, yo nomás satélites”.
Sin embargo, Alemán Velasco no oculta su pasión por la televisión y especialmente por sus contenidos. Productor de telenovelas históricas, impulsor del “canal cultural” de Televisa, promotor de la telesecundaria en el canal 5, responsable desde sus inicios de los noticiarios televisivos por encargo de El Tigre Azcárraga, Alemán recuerda que en sus tiempos de consiglieri de Televisa también existía la autocrítica.
“Dentro de la compañía nos autocriticábamos. Por ejemplo, el programa Sube, Pelayo, sube. Llegamos a la conclusión de que era denigrante y no podíamos ver que un mexicano delante de sus hijos, por mil pesos, se subiera a un palo encebado”, ejemplifica.
Ahora, liberado de los compromisos como gobernador y como accionista de Televisa, Alemán Velasco bosqueja cómo debe ser la televisión comercial frente a la posibilidad de una nueva competencia:
“En todos los países donde hay televisión hay tres cadenas. Y así como Sky (la compañía de Televisa en televisión satelital) es la única que funciona como carrier, debe haber dos más de este tipo.
“También debe haber competencia a Cablevisión. Hay que ver lo que han hecho en otros países. Por ejemplo, en las ciudades de Estados Unidos, donde hay edificios muy altos, como Manhattan, imagínese cada casa con una antenita de Sky. Tiene que ser cable a fuerza, aunque la señal llegue del satélite o de cualquier otra vía, la distribución de la señal en la ciudad es red de cable.
“El cable permite ver las películas de otros países y recibir los demás servicios. En la distribución de contenidos debe haber dos porque así puede uno escoger. De hecho, aquí Cablevisión o Sky es de la misma empresa prácticamente. Por el tamaño y la importancia que tiene el país deben existir dos distribuidores y en la producción tres canales nacionales”.
–¿Hay posibilidad para una tercera cadena? ¿A usted le interesa participar como socio?
–La tercera opción aparentemente ya está. En lo personal, yo tengo interés en los satélites y en los contenidos. Por ejemplo, Teléfonos de México tiene derechos para transmitir imágenes, pero no produce contenidos. Entonces, un servicio que les interesaría sería comprar contenidos.
“La tercera cadena ya prácticamente está formada. ¿Qué está pasando en el mundo entero? Los periódicos importantes están quebrando y los están comprando grandes magnates en todo el mundo. En Estados Unidos se están salvando los periódicos porque los compra tal empresa y esa empresa, entre otras cosas, también tiene televisión y tiene concesiones de radio. En Inglaterra pasa igual. También en Francia. ¿En dónde no? Salvo en América del Sur, con ciertos gobiernos más que nada dictatoriales. Pero fuera de eso, hay competencia. En México sí debe haber esa competencia, por la importancia y la creatividad que tiene. El talento da para tres cadenas, además de que se pueden adquirir en películas, en servicios, en series.”
–Sin embargo, parece que Televisa piensa que sólo da para ellos. La reacción ante la sola posibilidad de que surgiera una tercera cadena, como ocurrió con el caso de Saba, fue brutal en el caso de Televisa y de TV Azteca.
–Bueno, eso no se vale. Yo estoy de acuerdo en que hagan todo lo posible por defender, igual que Televisión Azteca, pero el poder no se utiliza así.
–¿Es legítimo litigar intereses particulares en pantalla?
–No, no se vale. El artículo 120 de la Ley Federal de Radio y Televisión es clarísimo. No se permite. Te quitan la concesión. Yo creo que ahora ya revisaron legalmente lo que hicieron y le pararon. Es lógico que me defienda, pero así no se vale. Yo creo que así no se vale. No estoy cerca de ellos en este momento, pero sí les puedo decir que creo que sus abogados revisaron.
–¿Cómo se imagina esa televisión si usted se dedica a la producción de contenidos?
–Ustedes recordarán que yo me dediqué a recrear la historia, por ejemplo, a través de las telenovelas. Todas tienen una historia muy sencilla. Por ejemplo, es una historia de amor, una historia lateral sin tocar lo auténtico, lo que aceptan la mayoría de los historiadores, para enseñarle a la gente, para que sepan quiénes fueron los personajes históricos, qué hicieron, qué pensaron, y que tengan esa defensa que es muy importante ahora, en plena globalización. Incluso hicimos una telenovela basada en la Constitución, que no hay nada más difícil de hacer. En fin, hay muchas cosas que se pueden hacer.
–¿Cómo se ve a usted mismo en el proyecto de la tercera cadena?
–Yo no estoy en ningún proyecto de la tercera cadena. Tengo interés porque sé que hay estudios en la SCT del proceso que se debe seguir para una tercera cadena. Ahí están. ¿Qué es lo que va pasar? ¿Qué tiene Televisión Azteca que no tiene Televisa? Una sección editorial, por ejemplo. No tiene un periódico, no tiene radio, no tiene cable. Pero si se junta, por ejemplo, con el grupo Imagen de Olegario Vázquez Raña, pues ya la hizo. Yo ahí no tengo nada qué hacer.
“Otro ejemplo: viene Isaac Saba y, respetando la ley de inversiones extranjeras, hay un grupo extranjero como es General Electric, que es dueño de NBC, de Telemundo, de los estudios Universal y de la compañía Dream Works, de Spielberg. Esos señores quieren producir en México porque es el país que les da prestigio, es la plataforma para el mundo, porque ya la palabra telenovela es sinónimo de México. Una telenovela en China o en Rusia, en donde sea, es llamada mexican soap opera. Ya se volvió una marca. Es calidad.
–Les interesa no sólo el mercado mundial, sino el propio mercado hispano en Estados Unidos, ¿no?
–Al hispano, si saben que es mexicano les interesa mucho. Eso no lo tiene ni Caracol ni lo tiene Venevisión ni Telemundo. Entonces, les interesa producir en México. ¿Qué es lo que harían? Primero, meter 400 millones de dólares rápidamente, con un 25% por parte de General Electric. Estoy enterado porque el trato que tengo con ellos a través de los motores de mis aviones de internet. Pero no me voy a meter a la tercera cadena. Me interesan los contenidos.
“El nuevo ‘Tigre’ es él”
Paradójicamente, a Alemán Velasco la principal sucesión “presidencial” que le correspondió operar no fue en el seno del PRI, partido del que ha sido militante, senador y gobernador, sino en Televisa, hace 10 años.
Ajeno ahora al equipo compacto de Azcárraga Jean que dirige los destinos del consorcio, Alemán Velasco reconstruye en la entrevista su papel como pieza central para que el hijo de El Tigre fuera el auténtico heredero del poder al frente de la empresa más poderosa de comunicaciones del país. En entrevista, rechaza categóricamente que hubiera sido el presidente Ernesto Zedillo quien inclinara la balanza a favor de El Tigrillo:
“Emilio Azcárraga se enfermó de gravedad a fines de 1996 y lo fuimos a visitar a Los Ángeles, en donde se nos informó de su estado de salud y nos pidió que siguiéramos atendiendo la empresa. En febrero o marzo de 1997 decidió designar a Emilio Azcárraga Jean presidente de la compañía y a Guillermo Cañedo White presidente del Consejo de Administración, para lo cual ambos y el licenciado Mondragón, secretario del Consejo, se trasladaron a Beaver Creek, Colorado, a reunirse conmigo e invitarme a Los Ángeles para organizar los cambios en la compañía.
“Entre otras cosas, se me informó que el señor Alejandro Burillo dejaría de ser integrante del Consejo de Administración. En esa época, Miguel Alemán Magnani había adquirido del señor Azcárraga un 3% adicional de acciones del Grupo Televisa, por lo que éramos, mi hijo y yo, el segundo accionista más importante.
“Se celebró el Consejo de Administración y se modificaron los estatutos de la compañía para asegurar que, de ser necesario, se podía forzar la salida del señor Cañedo White de la presidencia del Consejo de Grupo Televisa. En mi opinión, siempre la debió ocupar el señor Azcárraga Jean; yo tuve que atender la reunión porque mi hijo, Alemán Magnani, estaba de luna de miel, ya que se casó días después que el señor Azcárraga cayó enfermo.
“A la muerte de Azcárraga Milmo se acordó un aumento de capital en el que la familia Alemán conservó su porcentaje, pero no lo aumentó, a pesar de que tenía derecho para ello, con el propósito de permitir que el señor Azcárraga Jean tuviera una posición de control cómoda en la empresa porque siempre consideramos que la familia Azcárraga ha sido la cabeza del Grupo Televisa”.
Alemán Velasco precisa también que las acciones que adquirió Carlos Slim, en abril de 1999, correspondían a las acciones que fueron propiedad de él y de su hijo. Desde que tomó posesión como gobernador de Veracruz, abandonó todos los cargos en Televisa y tanto él como su hijo decidieron “desinvertir” en el consorcio.
Ante las innumerables deudas que la compañía tenía con los propios familiares de El Tigre, “Azcárraga Jean limpió todo, hay que decir eso. Ha administrado muy bien. Se vendieron los aviones, se vendió el barco, casas, Panamsat”.
–¿Qué tan cierta es la versión, escrita por los corresponsales de The New York Times, en el sentido de que Zedillo facilitó la operación para que Azcárraga Jean se hiciera cargo de Televisa?
–No, no es cierto. No es cierto porque yo estaba ahí cuando le informé al presidente Zedillo que el presidente iba a ser Emilio chico. Me dijo: ‘¿Qué es lo que debo hacer?’. Le dije: ‘Yo creo que debemos darle su lugar, es decir, tú lo puedes recibir, es una manera, pero si tú vas a visitarlo es otra manera’. Y me preguntó: ‘¿Cómo?’. ‘Pues tú vas y lo ves sólo a él. No ves a nadie de nosotros. Nosotros ahí no existimos. El nuevo Tigre es él’.
“Entonces escogió San Ángel. Emilio estaba en su oficina, ni siquiera en la de su papá. Entonces, Zedillo llegó derechito a la oficina de Emilio, se bajó, todo mundo supo que el presidente había ido a ver a Emilio Azcárraga Jean, presidente de la empresa y ya. Lo que sí tuvimos que dominar es a los demás, porque todos tenían ciertos derechos. La última esposa (de Azcárraga Milmo) quería seguir y no podía ser. De repente, se casó con el de Telefónica, la empresa española”.
–¿Por qué no permaneció usted en este nuevo equipo?
–Ya no era lo mismo. Llega un momento en que uno estorba, francamente. Cuando tienen ganas de dar un paso donde se están jugando su responsabilidad, es por cuenta de ellos. Ya es otra velocidad. En el tema de los contenidos, no me gusta ni la música, pero a los jóvenes sí. Y la respuesta del auditorio es buena. Hay programas que nunca veo, no me gustan. Y hay otros que sí me gustan.
–En la primera entrevista con Proceso (número 1063), Azcárraga Jean decía que no entendía de política. Luego ya empezó a entender…
–Él es muy inteligente. Nadie le daba cinco centavos de oportunidad y yo creo que ha demostrado que lo ha hecho muy bien, francamente. Luego, también a Ricardo Salinas no le daban ni seis meses de vida y ahí está Televisión Azteca.
Sentado en la silla presidencial que ocupó su padre, rodeado de fotografías con celebridades de la política y la farándula, como Kissinger, Nixon, María Félix, el mismo Tigre y Cantinflas, Alemán Velasco reconoce el avance de la nueva generación encabezada por Azcárraga Jean. Menciona al responsable financiero, Alfonso de Angoitia, pero en ningún momento habla de Bernardo Gómez, el operador político de la nueva Televisa.
En el fondo, hay algo que identifica a Alemán Velasco con Azcárraga Jean, a pesar de la diferencia generacional: ambos son hijos de figuras poderosas y tuvieron que labrarse una personalidad propia.
“Algún día voy a escribir un libro para que les pueda decir qué le pasa al hijo del presidente de la República de los 15 a los 21 años. Nadie sabe quién es su amigo, nadie sabe quién es su novia, quién lo quiere, quién no lo quiere, quién es un maestro justo. Es otro mundo. Cuando su padre está en el poder, todo es aplauso, es uno muy fregón y luego hasta sale uno maricón y ladrón. Y no hay manera de aclarar eso. Es muy difícil o cuando menos era muy difícil…”
–Pero también, por supuesto, tiene un ángulo muy atractivo ser hijo de presidente...
–Los seis años vive uno el mundo de Disneylandia, cuando menos uno.
El costo es alto hasta físicamente, dice Alemán, “sobre todo para los expresidentes. Lo van a ver con Fox. Miguel de la Madrid, que es más joven que yo, parece mi abuelito. López Portillo acabó muy mal. Echeverría está mal, ya no oye bien, ya no habla bien. Díaz Ordaz perdió un ojo, perdió el oído y se murió. Es terrible…”.