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Pedro Miguel
Morir en la calle

Algo sobre las plazas de París
Aristide Bruant (1851-1925), el personaje de bufanda roja que aparece en muchos esbozos de Toulouse-Lautrec, cantó a las cosas pequeñas, a los seres olvidados, a la gente de la calle, a los hijos del limo y a los condenados de la Tierra. Fue francotirador en el ejército, ferrocarrilero, cantautor (como se dice ahora), escritor, dramaturgo, lexicólogo y exponente por excelencia de los bajos fondos. Algunas de sus canciones lamentan los estragos causados en el tejido comunitario de los viejos barrios de París por la modernización urbana emprendida en tiempos de Napoleón III en nombre de la salubridad y por mano de Georges Eugène Haussmann.

A mediados del XIX la capital francesa mantenía, básicamente, su aspecto medieval ­un médano de callejuelas retorcidas­ y el Segundo Imperio quería una ciudad lucidora, moderna y con una mejor circulación del aire, de acuerdo con las teorías higienistas que siguieron al descubrimiento de los microbios y las bacterias. Gracias a la aplicación arquitectónica y urbanística de tales ideas, las escuelas fueron construidas a imagen y semejanza de los hospitales, hogares y sitios públicos se llenaron de escupideras, en un intento por controlar los brotes de tuberculosis, se restructuraron los drenajes, se instauró la recolección de basura y se decidió la apertura de los grandes bulevares que dan al París actual su rostro característico. Al emprender las obras correspondientes el régimen bonapartista tenía una motivación adicional, menos salutífera que las mencionadas: aislar y controlar los brotes de rebelión popular que hasta la fecha se presentan, cada dos o tres décadas en promedio, en lo que fue Lutecia. En À la Place Maubert, por ejemplo, Bruant daba voz nostálgica y adolorida a los habitantes de ese histórico sitio, enfrentados a la modernización implacable de Haussmann: "De qué van a servirnos los squares y las estatuas cuando demuelan nuestras calles". Oigan su voz que atraviesa las décadas:

http://www.chanson.udenap.org/enregistrements/bruant_belleville_menilmontant.mp3

http://gallica.bnf.fr/AudioVideo/SDCR_005048_piste01.mp3

http://www.languefrancaise.net/dossiers/dossiers.php?id_dossier=47

http://www.lechatnoir.free.fr/chat_noir/page_470.htm

http://www.insecula.com/contact/A008343.html

http://www.ub.es/geocrit/sn-50.htm

http://es.wikipedia.org/wiki/Higienismo

http://fr.wikipedia.org/wiki/%C3%89gouts_de_Paris

Con el antecedente de esa piedad popular, no es extraño que alguien haya atribuido al cantante de la bufanda roja la pieza Places de Paris, en la que se narra de manera sucinta el principio y el fin de una prostituta de finales del siglo XIX en la Ciudad Luz, un poco a la manera de la Dama de las Camelias, arquetipo de la época. Los momentos clave de la biografía marcan en el mapa las plazas de París y el desenlace fatal ocurre precisamente en la Place Maubert. Va la última estrofa : Puis c'est la débauche, c'est la boue, / L'amour, ah ! quel métier d'enfer ! / Et le dernier acte se joue / La nuit sur un trottoir désert. / Dans les fumées glacées de l'aube / Comme on ramasse un chien crevé, / On l'a r'trouvée sur le pavée, / D'la place Maub'.

"Luego es el destrampe y el lodo, / el amor, ¡ah, qué oficio infernal! / y el acto postrero se presenta / de noche, en la calle desierta: / en la niebla helada del alba, / la hallaron, como un perro reventado / sobre el asfalto de la Plaza Maubert". La canción completa está en estos links, en audio y en texto:

http://paname.podomatic.com/entry/2006-11-16T20_43_08-08_00

http://members.lycos.co.uk/chansons/

Pero esto no habría podido ser escrito por Bruant por una razón simple: hay en ella, además de cierta simpatía piadosa para con la protagonista de la historia, una clara intención moralizante que no se encuentra en el cantautor pionero. En realidad, el texto es de Lucien Boyer (1876-1942), compositor, periodista, borracho perdido y confundador de la República de Montmartre, en tanto que la música fue compuesta por Adolphe-Stanislas Zmigryden, un hombre de quien no he hallado ninguna otra referencia.

http://www.chanson.udenap.org/fiches_bio/boyer_lucien.htm

http://www.lechatnoir.free.fr/chanson_francaise/page_96.php

www.unimarburg.de/fb10/romanistik/institut/personal/homepages/marek/handapparat/Paris/PlacesDeParis

http://www.dialogus2.org/BRA/bruantetmoustache.html

Esa última estrofa viene a la mente con la lectura del célebre exhorto radial lanzado por el Abad Pierre ­de quien hablamos el domingo­ en el invierno despiadado de 1954:

"Auxilio, amigos míos... Una mujer acaba de morir congelada, a las tres de la mañana, en el Boulevard Sebastopol, estrechando en sus manos la orden de desalojo que recibió la víspera. Cada noche unos dos mil se acurrucan bajo la helada, sin techo ni pan, más de alguno casi desnudo [...] Mientras dure el invierno, debe existir entre los hombres la voluntad de hacer imposible que esta situación persista [...] Que en todas las ciudades de Francia, que en cada barrio de París, se establezcan lugares con abrigo y sopa y se cuelgue sobre ellos una pancarta con estas simples palabras: 'Tú que sufres, quienquiera que seas: entra, duerme, come, recupera la esperanza'." El llamado produjo resultados inmediatos ­donaciones en efectivo por 500 millones de francos y un enorme volumen de aportaciones en vituallas­ y mediatos: la organización caritativa de Emaús se consolidó y logró las condiciones necesarias para expandirse por medio mundo.

Hace cosa de un siglo que Places de Paris fue cantada por primera vez, y han pasado más de cincuenta años desde el llamado del Abad Pierre. Dice un despacho cablegráfico de hace unos días: "El frío polar que azota a Europa no da tregua: sólo en las últimas 24 horas murieron 50 personas. Así, el total de muertos desde que comenzó esta implacable ola de frío, hace ya una semana, se estima en casi 600 personas. La mayoría de las víctimas son pobres, indigentes o 'sin techo'. La peor situación se vive en los países del este, donde los muertos se cuentan diariamente por decenas. En Ucrania, por ejemplo, sólo ayer murieron 39 personas, lo que llevó el total de víctimas a 220". La situación en América y en México no es, ciertamente, menos grave.

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