¿Quién mató a Fernando Martí?
Por Samuel R. García
Todos los días mueren mexicanos por distintas causas. Los medios de comunicación no hablan de la gran cantidad de familias que diariamente pierden uno o más hijos por falta de alimentación o de una debida atención médica (que muchas veces padecemos enfermedades de fácil tratamiento, pero que ante la carencia de seguridad social en el país “de un vaso pequeño sí se crea una tormenta”). Ni que decir de nuestros adultos y ancianos que también se ven afectados por no comer bien, por no recibir el trato debido de los médicos y muchas veces, por la falta de confianza en hospitales públicos, buscamos donde recibir una buena atención médica y resulta que sale carísimo (hablando de clínicas u hospitales privados), por lo que terminamos sin tener a quien recurrir y nos autorecetamos.
Millones de mexicanos en el país vivimos marginados, olvidados, utilizados únicamente para cumplir el propósito central del capitalismo actualmente en su fase neoliberal: la reproducción e incremento del capital mismo a costa de lo que sea. Ya en Revoluciones he detallado en trabajos escritos anteriores como parte de las políticas neoliberales llevan al debilitamiento del Estado, esto deriva en que el gobierno provee seguridad social de baja calidad (sino es que nula en algunas regiones del país), educación pública de pésimo nivel y no hay seguridad en las calles porque la administración pública (también afectada por la mala distribución de la riqueza), los que son representantes de la justicia, terminan en las filas de la delincuencia organizada y el marcado individualismo hace que olvidemos de que somos una especie, un conjunto, una sola sociedad con gente de todo tipo, pero al fin y al cabo todos seres humanos con la necesidad primordial de convivir en santa paz unos con otros.
Secuestros los hay en todo el país, diariamente y en gran cantidad, crímenes que incluso reflejan la división en las familias, la desintegración de la base de la sociedad y que es triste conocer como padres asesinan o ponen en riesgo la vida de sus hijos, o hijos que exponen la vida de sus padres. Hemos llegado a tal grado que el espíritu humano parece estar ausente en nuestra sociedad. Importa más estar sumergido en la lógica del neoliberalismo, conscientes o no de ello, para “vivir al día, buscando sobrevivir a este mundo globalizado”. No importa a quien tengas que hacer a un lado, a quien matar, a quien borrar de tu camino: “tú puedes alcanzar el éxito, sí lo quieres lo puedes tener, pero debes pagar el precio para alcanzarlo… y desde luego, el que no tranza, no avanza”. Ese y otro tipo de chatarra infiltrada en la mente de las masas ha hecho que la delincuencia en el país aumente, pero a mi modo de ver el crimen más grave, y que deriva en altas cifras de delincuencia, corrupción y hasta en suicidios, es el crimen de no actuar y no pensar como seres racionales.
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Todos los días mueren mexicanos por distintas causas. Los medios de comunicación no hablan de la gran cantidad de familias que diariamente pierden uno o más hijos por falta de alimentación o de una debida atención médica (que muchas veces padecemos enfermedades de fácil tratamiento, pero que ante la carencia de seguridad social en el país “de un vaso pequeño sí se crea una tormenta”). Ni que decir de nuestros adultos y ancianos que también se ven afectados por no comer bien, por no recibir el trato debido de los médicos y muchas veces, por la falta de confianza en hospitales públicos, buscamos donde recibir una buena atención médica y resulta que sale carísimo (hablando de clínicas u hospitales privados), por lo que terminamos sin tener a quien recurrir y nos autorecetamos.
Millones de mexicanos en el país vivimos marginados, olvidados, utilizados únicamente para cumplir el propósito central del capitalismo actualmente en su fase neoliberal: la reproducción e incremento del capital mismo a costa de lo que sea. Ya en Revoluciones he detallado en trabajos escritos anteriores como parte de las políticas neoliberales llevan al debilitamiento del Estado, esto deriva en que el gobierno provee seguridad social de baja calidad (sino es que nula en algunas regiones del país), educación pública de pésimo nivel y no hay seguridad en las calles porque la administración pública (también afectada por la mala distribución de la riqueza), los que son representantes de la justicia, terminan en las filas de la delincuencia organizada y el marcado individualismo hace que olvidemos de que somos una especie, un conjunto, una sola sociedad con gente de todo tipo, pero al fin y al cabo todos seres humanos con la necesidad primordial de convivir en santa paz unos con otros.
Secuestros los hay en todo el país, diariamente y en gran cantidad, crímenes que incluso reflejan la división en las familias, la desintegración de la base de la sociedad y que es triste conocer como padres asesinan o ponen en riesgo la vida de sus hijos, o hijos que exponen la vida de sus padres. Hemos llegado a tal grado que el espíritu humano parece estar ausente en nuestra sociedad. Importa más estar sumergido en la lógica del neoliberalismo, conscientes o no de ello, para “vivir al día, buscando sobrevivir a este mundo globalizado”. No importa a quien tengas que hacer a un lado, a quien matar, a quien borrar de tu camino: “tú puedes alcanzar el éxito, sí lo quieres lo puedes tener, pero debes pagar el precio para alcanzarlo… y desde luego, el que no tranza, no avanza”. Ese y otro tipo de chatarra infiltrada en la mente de las masas ha hecho que la delincuencia en el país aumente, pero a mi modo de ver el crimen más grave, y que deriva en altas cifras de delincuencia, corrupción y hasta en suicidios, es el crimen de no actuar y no pensar como seres racionales.
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