Conciencia Ciudadana En su momento, esta palabra dio mucho què comentar en reuniones políticas, familiares y laborales. Amas de casa ilustradas por la tele, amigochos y amigochas reunidas para el almuerzo en Vips o Sanborn's (todavía no había Toks en Pachuca); gente 'decente' deseosa de hacer escarnio de sus temores, mentores ganosos de hacer reír a sus aburridos alumnos; chistosos profesionales y expertas en chismes de la farándula; provocadores de tribuna o bar, y una legión innumerable de expertos y aficionados de sobremesa, la tomaron como tema de distracción durante varios meses. Les tenía sin cuidado lo que el personaje denunciaba, sino la forma en que acomoda la lengua y los labios para pronunciar la palabra. O pensándolo bien, algo que decía y no querían escuchar es lo que les dolía, porque el eco de sus palabras calaba hondo, provocando ecos incomprensibles en el hueco profundo del alma dejado por el vacío de la conciencia enajenada. O tal vez les dolía escuchar en las palabras del acusado aquello que tal vez un día quisieron gritarle al jefe; exigirle al patrón; denunciar del mal gobernante. Aquello que prefirieron callar y hacerse de la vista gorda, optando por agachar la cabeza o recibir una propina, un aumento o un bono de desempeño, dejando su solución para otro tiempo y otro lugar, porque aquí, en México, se dicen y repiten como su credo diario: "quien no transa no avanza", para justificar las propias claudicaciones. Saludaron con alborozo el video, repetido una y mil veces, en el que Bejarano, una y otra vez se embolsaba los miles de pesos llevándose el portafolio y hasta las ligas. Y junto con los Brozos, los López Dóriga, los Loret de Mola y las Adelas Michas festinaron con júbilo precipitado las consecuencias funestas que el video tendía para el jefe de gobierno del Distrito Federal. La evidencia del video, era y sigue siendo en Tele México, el país de la televisión, la verdad absoluta. Aquí, lo que no se ve no se juzga, pero todo lo que se ve, especialmente en una pantalla de televisión, se convierte en verdad absoluta. El público de la tele no sabe, y quienes saben no lo dicen, que tras de un video hay alguien que lo maquina con alguna intención. Otro que pone los recursos para ejecutarlo; uno más, con un equipo de gentes, que filma y después recorta o edita lo que conviene o no a sus patrocinadores y, finalmente, quienes lo difunden al público. Es decir, que el video de las ligas, como cualquier otro, fue el producto de una cadena de trabajo que al paso del tiempo demostró ser también una cadena de complicidades. Eso dijo Andrés Manuel cuando denunció que se trataba de una conspiración política organizada con el propósito de impedirle competir por la presidencia de la República, definiéndola como un complot, que en su particular acento sureño se convirtió en "compló", siendo causa de la chunga manejada por las televisoras repetida después alegremente por esas clases medias discriminadoras y racistas que desprecian todo lo que es distinto a su color, sus costumbres y hasta a su manera de hablar. Pero era cierto. Se trataba de un 'compló' que armaron en las sombras y con la ayuda de personajes políticos del propio PRD los enemigos de Andrés Manuel. ¿En qué país vivimos estimado lector, que después de confesiones como ésta sabemos que no sucederá absolutamente nada en el terreno de la justicia, tras de que Carlos Ahumada ponga a la venta el libro donde relata con lujo de detalles toda esta concertación de delitos? ¿Saldrá alguien ahora en la tele, como en los programas de bromas imbéciles realizadas a personas que desconocen el compló contra ellas, a quienes después de ofendérseles se le pide disculpas con un idiota "no te creas nada, estás frente a cámara escondida"? ¿Lo hará ahora la televisión comercial que convirtió a Andrés Manuel López Obrador en su víctima política al obstaculizarle la llegada a la Presidencia de la República que operó con todo su poder un engaño dirigido a manipular a la opinión pública en su contra? Pero sin ir más lejos: ¿tendrá usted, estimado lector, si fue uno de quienes hicieron escarnio y befa de Andrés López Obrador y su 'compló', el suficiente valor para reconocer su error ante quienes haya hecho sus comentarios? O por lo menos: ¿Dirá algo a su propia conciencia -algo quedará de ella, sea optimista-, que le salve de su juicio implacable? O -pos total-, ¿qué importa ya cualquier cosa que se haga o se deje de hacer, ante el desastre cotidiano que vive la nación entera? |
tomado del periódico Plaza Juárez de Pachuca, HIdalgo
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