Crónica de la segunda marcha silenciosa



Crónica de la segunda marcha silenciosa

Por Erich Moncada | SDP Noticias

Cerca de 4 mil hermosillenses tomaron de nuevo las calles para exigir justicia para las víctimas de la guardería ABC Los padres de los niños dieron su testimonio a las puertas del Palacio de Gobierno

Hermosillo, 13 de junio.- A más de una semana del incendio que privó de la vida a 46 pequeños en la guardería subrogada del IMSS, retumbaron de nuevo las demandas de familiares y ciudadanos ante la lentitud y escasos resultados de las investigaciones.





4 mil ciudadanos colmaron la plaza Emiliana de Zubeldía y marcharon silenciosamente hasta la plaza Zaragoza.

La organización fue mucho mejor respecto a la marcha anterior y aunque disminuyeron los asistentes, la intensidad de los reclamos y de la indignación no fue menor.











A las 18 horas se movilizó el contingente a lo largo de la calle Rosales. Muchos portaban banderas y globos blancos. Dos zanqueros y algunos músicos imprimían mayor originalidad a la protesta. También aparecieron nuevas pancartas: “Justicia para Santiago”, “El dolor es innato / No inclinación política”, “Haiga sido como haiga sido gobiernos federal, estatal y municipal culpables”, “Male siempre estarás en nuestros corazones”, “Julio César, 100% ángel”, “Que quede bien claro. Funcionarios federales, estatales y municipales que solaparon las autoridades en la guardería ABC no son hijos míos. Attentamente: La Chingada.”, “No más cabalgatas, queremos una ciudad limpia de corrupción. A rejuntar cagadas para otro lado”, “Los ángeles en el cielo y el demonio en el gobierno”.









Después de doblar sobre la calle Hidalgo, los manifestantes entraron en completa calma al andador que separa los dos palacios de la plaza Zaragoza.

Una vez apostados ante Palacio de Gobierno estatal, cesó el silencio. Una voz incitó a llevar antorchas en vez de banderas para quemar a los responsables. “Que renuncie Bours”, exclamaban. “Gobierno culero, corrupto”, exclamó un hombre. “Justicia, justicia”, era la consigna más reiterada.





La maestra Catalina Soto, titular de la Comisión de Derechos Humanos y Universitarios de la Universidad de Sonora y vocera del movimiento, tomó la palabra para leer un manifiesto ciudadano. Dijo que si bien muchos de los padres buscaban sobreponerse a la pérdida de sus hijos para recuperar el sentido de la vida, muchos se encontraban agradecidos con el nacimiento del movimiento de solidaridad.

En el documento, dirigido a la opinión pública, los manifestantes critican la tentación de las autoridades por proteger y mantener en la impunidad a los responsables, ya que no ha habido detenidos. Entre sus principales exigencias se encuentran:

-El deslinde de responsabilidades en los tres niveles de gobierno.
-No más mentiras.
-No a la invención de chivos expiatorios.
-La atención urgente y sin demora de los niños lesionados.
-Una revisión minuciosa de los hechos.
-Que los partidos políticos no se aprovechen del caso para su beneficio.
-Que los medios de comunicación no se burlen del movimiento.
-La garantía un procesos penales transparentes y públicos.
-La reparación del daño a los deudos, no limosnas ni engaños.
-El envío de los niños lesionados a los hospitales Shriners, en Estados Unidos.
-La revisión de todo el sistema educativo.
-La cancelación inmediata de los contratos del IMSS con particulares.
-Inspección de todas las guarderías del país.
-La demolición de la guardería ABC y la edificación de un hospital y un monumento en memoria de las víctimas.
-Construcción de instalaciones seguras y adecuadas.



Posteriormente se dio la palabra a los deudos. Abraham Fraijo, padre de Emilia, fallecida con tan sólo 3 años y 2 meses de edad, narró con la voz entrecortada las penurias de su familia para encontrar a su hija e imploró que jamás se repita otro episodio similar. Calificó como una “una burla” que se ofrezcan 150 mil pesos por niño como indemnización. Con ese dinero, dijo encendido, “no nos callan ni madre… no se trata de dinero… es una mentada de madre”. Con lágrimas en los ojos cargó una imagen de Emilia, su “changa apestosa” a la que nunca volverá a besar o abrazar.

Danitza tomó el micrófono. Además de haber perdido a su hijo, laboraba en ABC. Dijo haber rescatado a cuatro niños, pero que la policía no la dejó regresar por su criatura. Afirmó que en la bodega “hubo una explosión, no un incendio”. “Ayúdenos y no nos dejen solos”, pidió a los presentes.

“No están solos, no están solos”, respondió la muchedumbre.

Habló la mamá de Santiago de Jesús: “Era la cosa más hermosa en la vida”. Reprochó que los dueños de ABC se comporten como víctimas, cuando deberían estar todos en la cárcel. “Quiero que paguen, sólo tenía dos años”, expresó.

Una voz: “¡Vamos a quemarle la casa a los dueños, asesinos!”.

Otra voz: “Bola de cabrones, rateros”.

Una más: “En Centenario vive uno de los dueños, ¡vamos a lincharlos!”



Finalmente tocó el turno de Roberto Zavala, padre de Santiago. El joven dijo ser el primer responsable por la muerte de su hijo: “Yo soy culpable por votar, culpable por pagar impuestos, culpable por ser honesto y tener que cumplir con un horario de trabajo, soy culpable por dejarlos seguir”. De la tristeza pasó a la furia: “¡Estoy harto! Se están burlando de nosotros. Todo México es una basura: corrupción, narcotráfico… buscaré al responsable, a todos los culpables. ¡Si no hay justicia de las autoridades verán la venganza del pueblo”, advirtió.

La maestra Catalina Soto declaró al movimiento en asamblea permanente hasta obtener “resultados convincentes”. Denunció actos de hostigamiento contra los empleados de la guardería ABC, y pidió a agrupaciones de derechos humanos unirse a la causa. A la ciudadanía aconsejó el uso de moños blancos o listones en hogares y vehículos.

El acto concluyó con el Padre nuestro y se invitó a la gente a regresar a la plaza Zubeldía. Yo volví para observar el altar y las ofrendas puestas para los niños en la explanada. Había muchos curiosos y marchantes apreciando los monumentos espontáneos y las muestras de apoyo. Yo sólo miraba en silencio, con una sensación de amargo resentimiento. Entonces me acordé de una pancarta en la marcha que decía “Más leña al fuego social”. El incendio de la guardería ABC se ha convertido en una tormenta calcinante sobre la ciudadanía hermosillense. Si los criminales no son castigados, no me quiero imaginar cómo responderá cuando suceda la próxima tragedia.













(Fotos cortesía de Natchío)

No hay comentarios.: