El Renacimiento de México



Ayer hasta el pelele de Calderón tuvo que decir que los de arriba rara vez pagan impuestos

La frase que encabeza la columna de hoy, es ilustrativa de la manera en que el Presidente Legítimo de México, Andrés Manuel López Obrador, marca la agenda de la política de nuestro país. No es poca cosa haber logrado que el representante de la oligarquía, el Usurpador Calderón, se viese forzado a gritonear el 28 de octubre pasado, que los grandes empresarios solamente pagaban impuestos por un monto del 1.78 por ciento de sus ingresos, no lo es si consideramos que Andrés Manuel López Obrador, lleva tres años operando desde las calles, desde los pueblos, desde las comunidades indígenas, sin ostentar ningún cargo institucional en el aparato estatal, ni siquiera en el de su partido o el FAP. Tampoco es un gran empresario salido de la oligarquía que cuente con los medios económicos suficientes para hacer una fuerte campaña de publicidad en los medios masivos de comunicación, al contrario ha tenido que soportar un férreo cerco mediático, tampoco se ha allegado recursos de alguna potencia extranjera con la que comparta una ideología, ¿cuál es entonces la estrategia que ha logrado que López Obrador, influya de tal manera en la política, que obligue a sus adversarios a bailar la música que él toca?

La fuerza del Presidente Legítimo radica en primer lugar en su autoridad moral, que le permite denunciar las canalladas y los excesos de sus adversarios, sin que a él se le pueda cuestionar sobre su conducta en la vida tanto pública como privada. Esta autoridad moral, provoca que la gente vea en él a un dirigente sincero, que no busca el beneficio personal o de élite, sino que al contrario siempre antepone el interés de las grande mayorías, es decir, de los sectores más marginados de nuestro pueblo, sobre cualquier otro, basta recordar su lema de campaña en el 2006: Por el bien de todos, primero los pobres.

López Obrador puede entonces despertar la simpatía de millones de personas, de hacerles tener conciencia de su calidad humana y de que por lo tanto, se les debe respetar y cumplir todo aquello que garantiza Pacto Social. Es con la fuerza de estos millones de mexicanos a los que él representa, que puede presionar a las estructuras de la oligarquía, para influir y marcar la agenda de la política, y colocar en la discusión temas que son tabú para la oligarquía.

De esto ya hemos tenido varios ejemplos, pero sólo me referiré a tres: el programa de pensión universal para adultos mayores, que en su momento fue criticado por los derechistas, y que sin embargo, hoy aunque con limitaciones, es uno de los programas sociales de partido del Usurpador; otro caso muy notorio fueron los debates de la Reforma Energética en el Senado de la República, los cuales nunca se habrían realizado de no ser por los cercos ciudadanos a la sede senatorial; y por último, el que dio motivo a la columna, y que no es poca cosa, ya que desde 1973 se le concedieron a los grandes empresarios una serie de privilegios fiscales que les ha permitido enriquecerse de forma desmedida, pero que ante una la presión de tres concentraciones en torno al Palacio Legislativo y la sede del Senado, la denuncia pública en los pocos medios de comunicación imparciales, y por supuesto en los llamados alternativos, la denuncia continua en las plaza que visita el Presidente Legítimo, y brigadeo de los integrantes del Movimiento que él encabeza, se logró que por primera vez un representante de la oligarquía, admitiera ante las cámaras del duopolio televisivo, que en este país, los grandes traficantes de influencias, autollamados empresarios, pagan una miseria de impuestos.

Lo anterior deja claro que López Obrador tiene la razón cuando afirma que vamos por buen camino, que no nos desanimemos, que vayamos hacia adelante en esta lucha por la cuarta transformación de nuestro país.

L.D. Jesús A. Palma M.

Ciudad de México, sede el Gobierno Legítimo de México, a 2 de noviembre de 2009.

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