CATEOS ILEGALES Y VIOLACIÓN A LOS DERECHOS HUMANOS POR LA MARINA ARMADA DE MÉXICO EN MONTERREY, NUEVO LEÓN.
La Marina Armada de México asesina a un ciudadano de Apodaca, Nuevo León al incursionar en su vivienda sin orden judicial.
Los ciudadanos regiomontanos, víctimas inocentes de esta irracional guerra contra la delincuencia organizada, continúan pagando las consecuencias. Inicia el mes de septiembre con una nueva víctima que debemos presumir inocente hasta que se pruebe lo contrario.
Hoy jueves primero de septiembre por la madrugada un comando de la Marina Armada de México irrumpió en una casa habitación localizada en la calle Margarita, número 118 entre Rosa y Petunia en la Colonia Jardines de San Andrés en el Municipio de Apodaca, N.L.
En esta acción fue asesinado por los militares el ciudadano Gustavo Acosta Lujan, de 31 años, al abrir la puerta de su vivienda que era golpeada y balaceada por los marinos quienes exigían con palabras soeces que les abrieran.
Gustavo, quien estaba en la planta baja cuidando a su padre enfermo, pidió a gritos a los militares que se tranquilizaran pues en la vivienda solo estaban su padre enfermo y el resto de su familia.
Como respuesta además de las palabras altisonantes recibió en su cabeza disparos de armas de fuego de alto poder cayendo sin vida dentro de su modesta vivienda.
Los marinos andan desatados y descontrolados, alentados por el respaldo de la Presidencia de la República que ante el incremento de la violencia en los últimos acontecimientos decidió enviar más soldados a Nuevo León al parecer con amplias facultades para allanar domicilios sin órdenes de cateo y para disparar a discreción contra cualquier ser humano sin mediar advertencia alguna y sin que se pueda argüir legítima defensa.
De este operativo da cuenta la televisión local a través de sus noticieros, y al decir de los reporteros, los jefes del comando de la Marina Armada de México no brindan ninguna explicación, ni presentan ninguna orden judicial que legitime su incursión en la casa habitación; dichos operativos, evidentemente anticonstitucionales y arbitrarios, no son acompañados por ningún representante de la comisión estatal o nacional de derechos humanos o de algún agente del ministerio público.
Los marinos sacan a todos los familiares de la vivienda y los retiran a más de cien metros y no les permiten acercarse. Hacen traer la ambulancia para que retiren el cuerpo de Gustavo Acosta Lujan, aprehenden a su hermano Daniel Acosta Lujan, de 19 años, a quien le ponen una venda en los ojos según declaran sus padres.
En la planta baja de la vivienda además de Gustavo se encontraba su papá quien es pensionado y está enfermo y se ayuda con un andador para poder caminar; en la planta alta dormían Daniel, su hermana Karen, su madre y su sobrina una niña de nueve años, a quienes Daniel protegió a escuchar el tiroteo tirándolos al suelo y empujándolos al fondo del cuarto. Cuando Daniel baja al primer piso de su vivienda su hermano ya estaba muerto, tirado en el suelo y él es aprehendido por los marinos. Sus padres y su hermana claman por justicia y se cuestionan si los militares llegaron a Nuevo León para proteger a los ciudadanos o para asesinarlos.
Falta esperar que, ante la equivocación del operativo no se siembren “pruebas” (armas y droga) como es costumbre de una supuesta pertenencia de la víctima o familiares al crimen organizado.
Monterrey, N.L. a primero de septiembre de 2011
Por la Comisión de Resistencia Civil Pacífica en Nuevo León
Esteban Bárcenas Alcalá
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