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Por Benjamín Castro
La Quema del Reichstag
EL EPR: CALDERON MONTA SU “11 DE SEPTIEMBRE”
A estas alturas es unánime la opinión de que el ataque terrorista del 11 se septiembre en Nueva York y Washington le sirvió a la administración de George W. Bush y Dick Cheney para justificar las guerras de Irak y de Afganistán y una serie de medidas tipo estado policiaco dentro de los Estados Unidos, incluyendo algunas reformas anticonstitucionales que le permiten espiar conversaciones telefónicas y arrestar personas sin derecho a un abogado y al llamado “proceso debido” o proceso legal. Eso además de un intento de imponer la doctrina de la “presidencia unitaria”, una teoría “refriteada” en la Universidad de Chicago en los últimas dos décadas pero creada originalmente por el teórico jurídico de la Alemania Nazi: Carl Schmitt. Esta doctrina consiste en la tesis de que en condiciones de “guerra” contra el narcotráfico o contra al terrorismo el presidente puede asumir todos los poderes y se convierte en juez, legislador y en jefe militar al mismo tiempo desplazando a los otros poderes.
Como lo advirtió Lyndon H. LaRouche desde el momento de la primera toma de posesión de George Bush a principios del 2000, su gobierno buscaría implementar una “quema del Reichstag” como la que armara Hermann Goering a beneficio del régimen de Adolfo Hitler a principios de 1933. Hitler, al igual que Bush, era un gobierno débil, sin apoyo popular y con una crisis financiera y económica enfrente. El recurso de la “Quema del Reichstag” consiste en armar una provocación para culpar de ella a la oposición y justificar su exterminio político y físico. Cuando el parlamento alemán se incendió, Hitler culpó a los comunistas y barrió con toda la oposición que fue encarcelada o asesinada. Ese es el modelo que los gobiernos derechistas buscan aplicar cada vez que se enfrentan a un colapso financiero o a una parálisis política, como la que tenemos en ciernes. Eso intentó Bush con su 11 de septiembre, una ataque terrorista, que –como lo explicó el propio LaRouche en el momento de suceder las cosas y estando el en un programa de radio en Utah ---esa operación solo podía armarse contando con capacidades logísticas y con la anuencia de una fuerza interna dentro del gobierno de los Estados Unidos o cuando menos con la cooperación y la ceguera voluntaria de los sistemas de inteligencia o una parte de estos.
Como antes en 1933 los nazis quemaron el Reichstag, en 2001 las mismas facciones sinarquistas provocaron algo similar en EU, utilizando el viejo truco del "terrorismo".
Ahora los sinarquistas en Mèxico quieren provocar el mismo shock que causaron con los anteriores actos mencionados.
En México el gobierno de Felipe Calderón conserva una “debilidad de origen”, es decir, es un gobierno impuesto por un aparato de estado y financiero que de todas formas no logró imponerlo plenamente y dejó muchas huellas y mucho tiradero que lo hacen cuestionable y hasta ilegitimo. Es legal pero ilegitimo. Cumple con los requisitos de la ley pero no convence.
Por si eso fuera poco, los poderes que impusieron a Calderón le encargaron una misión: Imponer a como diera lugar las reformas estructurales del FMI. Es decir privatizar el sector energético e imponer el peonaje en el ámbito laboral junto con una reforma fiscal para el saqueo. No ha podido hacerlo y el tiempo se le acaba. Además, el movimiento de repudio a su imposición no se detiene ni se desinfla y permanece vivo en cuando menos un 80%. Una “Quema del Reichstag” es algo que viene en los manuales de la derecha sinarquista que Calderón representa, manuales que leen también gente como el secretario de gobernación Francisco Ramírez Acuña y otros miembros del gabinete. Ese escenario intentaron con la famosa “guerra entre los cárteles” de la droga, con la cual Calderón trato de apuntalarse e imponer un estado policiaco, pero no convenció y no fue suficiente. Luego vino el “chinogate” en donde agencias de inteligencia le lanzan un torpedo a Calderón, un torpedo capaz de derribarlo.
Ahora se reactiva al EPR, un grupo armado cuya existencia no ha sido plenamente demostrada fuera del Internet, pero que lanza un supuesto ataque contra instalaciones de PEMEX en el área del centro y el bajío, precisamente la zona de dominio panista en donde, supuestamente también, ese grupo no tenía presencia hasta ahora. Lo suyo era la sierra de Guerrero o de Oaxaca, partes de Veracruz, o quizás en Michoacán pero nada más. Ahora ataca en Querétaro y en Guanajuato para provocar una escasez de gas en Guadalajara y abundantes lágrimas de cocodrilo del gobierno.
El autor es miembro del Movimiento Internacional del economista Lyndon H. LaRouche.
benjamincastro_1@hotmail.com
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