Desde finales del año pasado, se ha comentado hasta el hartazgo en los medios de comunicación lo relativo a las elecciones de este año, debido a su importancia pues se renueva la Cámara de Diputados. Mucho se ha dicho sobre las luchas intestinas que libran los partidos políticos para definir a sus candidatos. También han sido muy comentadas las expectativas de cada partido para esta jornada electoral y el resultado que se avizora es el retorno del antiguo partido de Estado, el PRI, al poder, primero con una mayoría en la Cámara de Diputados, que vendría a complementar con su ya consolidada supremacía en las Entidades Federativas al tener el mayor número de gobernadores y que seguramente van a querer coronar con la Presidencia de la República en el 2012.
Sin embargo, si se analiza a detalle lo que ha ocurrido en México desde la fallida transición democrática en el año 2000, veremos que en realidad el dinosaurio priísta no se ha ido de nuestro sistema político, y no me refiero a que hay Entidades Federativas y Municipios donde dicho partido es todavía hegemónico, sino me refiero a que su esencia ha permanecido en los demás partidos políticos, sean de derecha o de izquierda.
Analizando las cosas, vemos que ni el PAN ni el PRD han sido capaces de llevar a cabo una verdadera transición democrática, ya que han mantenido ahí donde han obtenido triunfos electorales, la maquinaria priísta, es decir, el corporativismo, el dedazo, la negociación con los grupos de poder fáctico, la corrupción, etc. Por lo tanto, no es extraño que el pueblo mexicano esté desencantado de los partidos políticos, y que el abstencionismo aumente en cada elección.
En esta elección que tenemos en puerta, algunos avizoran una pequeña esperanza cimbrada en la coalición de los Partidos del Trabajo y Convergencia, ¿realmente podrán estos partidos llevar acabo una verdadera transición democrática? Francamente y pese a que muchos me califiquen de pesimista, no creo que tengan la capacidad de hacerlo, debido a que también hacen uso de la maquinaria priísta, lo cual no es sorprendente, pues ambos son fundados por gente proveniente del régimen priísta, sería como pedir peras al olmo, que agentes del régimen priísta piensen destruir dicha maquinaria y llevar acabo tanto la transición democrática y la Reforma del Estado. Lo que estos personajes entienden como transición democrática es el cambio de colores y siglas, con algunos matices de política social quizás, pero nada más.
Para aquellos que piensen que exagero, basta con revisar la historia, y citar dos ejemplos muy claros que ilustran los dos extremos de lo que aquí planteo:
Después de las Guerras de Reforma y de Intervención Francesa, el Partido Liberal logró una verdadera Reforma del Estado, pues consolidó el laicismo, abolió los regímenes forales y reafirmó nuestra independencia política. Todo ello opuesto al proyecto del Partido Conservador, que deseaba mantener a México con los mismos esquemas sociales, políticos y económicos del virreynato, a tal grado que incluso deseaba un extranjero como Jefe de Estado. Así las cosas, ¿Se imaginan a Juárez negociando con el Partido Conservador una reforma chiquita en 1857?
El otro ejemplo que voy a citar es el que se suscitó durante la primera etapa de la Revolución Mexicana. Tras la toma de Ciudad Juárez por el Ejercito Maderista, y la renuncia de Porfirio Díaz a la Presidencia de la República, el primer error de Francisco I. Madero es permitir un interinato con un personaje salido de las filas de la dictadura, Francisco León de la Barra, el cual obviamente mantiene intacto el aparato militar y policiaco del porfiriato. Su segundo error es que tras la celebración de elecciones y asumir la Presidencia, Madero continúa manteniendo la maquinaria porfirista, lo cual paga con la vida, pues ese mismo aparato le da un golpe de Estado, pero además arrastra a México al periodo de mayor violencia en nuestra historia pues la guerra civil se prolonga hasta 1929, cuando culmina la llamada Guerra Cristera, que no es más que un intento de contrarrevolución. Todo este desgarriate maderista le costó al pueblo mexicano 1 millón y medio de muertos, y todo por no llevar a cabo una verdadera Reforma Política, algo que en realidad era imposible de ser emprendido por Madero, ya que este personaje surgió de la oligarquía de la dictadura ¿se imaginan a Madero, integrante de una de las principales familias que eran virtuales dueñas del Estado de Coahuila, gritando: ¡Tierra y Libertad! y llevando acabo el reparto de tierras como lo hiciera posteriormente el Gral. Cárdenas?
El escenario político es desalentador para México en el corto plazo, la única opción que le queda a este país es su pueblo, pues solamente los desposeídos, los marginados de este régimen priísta pintado del color que les guste, podemos tener una visión distinta de lo que se debe hacer en nuestro país para generar un verdadero cambio económico, social y político. La oligarquía partidista no va a cambiar nada, y de momento solo nos quedan dos instrumentos para obligar a forzar ese cambio por la vía pacífica: los mecanismos legales tanto nacionales como internacionales y la movilización social. El camino es largo, pero da frutos, vean el caso de Bolivia.
L.D. Jesús Palma
AMLO TV
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