Lecciones para ganar la guerra contra las drogas: El caso de la República Checa

Erich Moncada | SDP Noticias
08 de febrero, 2010 - 09:37

Desde el primer día de enero de 2010, la República Checa se convirtió en el segundo país europeo, después de Portugal, en descriminalizar la posesión personal de sustancias ilícitas, convirtiéndola en la nación más liberal -rebasando inclusive a Holanda- en políticas de drogas.

Desde la caída del comunismo en 1989 y la entrada del libre mercado, la nación experimentó una mayor disponibilidad de drogas al alcance de la ciudadanía. En la década de los noventas se disparó el consumo y los problemas relacionados con las drogas ilegales, mismos que empezaron a ser estabilizados a lo largo de una década. Durante ese periodo se ensayaron varias estrategias, desde las más estrictas, promovidas por los conservadores en los noventas, hasta las más liberales, a finales de la primer década del 2000, cuando las fuerzas izquierdistas llegaron al poder.

Las cantidades aprobadas en el nuevo Código Penal checo son más realistas que aquellas aprobadas en nuestro país: se permite el cultivo de hasta cinco plantas de cannabis y autoriza la portación de hasta 15 gramos de mariguana (en México son cinco gramos) o cinco gramos de hachís; dos gramos de metanfetamina (40 miligramos en México); 1.5 gramos de heroína (50 miligramos en México); y un gramo de cocaína (500 miligramos en México). Al igual que Portugal, el tráfico a gran escala sigue siendo perseguido y sancionado por las autoridades y el tratamiento de los adictos no es obligatorio.

La legislación penal anterior hacía referencias ambiguas sobre “cantidades pequeñas” de drogas que eran tomadas en cuenta para definir los límites entre los usuarios, los adictos y los traficantes. A menudo, la mayoría de los individuos detenidos por delitos menores de drogas recibían sentencias suspendidas, al punto de que sólo 13 por ciento de todos los procesos abiertos fueron por posesión, mientras que 87 por ciento fueron por venta o producción de drogas.

La mariguana es la droga de mayor consumo en la República Checa y su consumo se encuentra al alza: en las encuestas sobre adicciones de 2002 y 2004, un quinto de los encuestados respondieron haber tenido al menos una experiencia con la cannabis, mientras que en 2008 la experimentación por primera vez fue recurrente en casi un tercio de las personas entrevistadas.

El consumo de éxtasis también es elevado, con una prevalencia del 15 por ciento, en comparación con la media europea de seis por ciento. El Observatorio Europeo de Drogas y Toxicomanías (EMCDDA) reporta que los checos tienen una elevadísima cantidad de consumidores de drogas menores de 24 años. Se estima que existen 30 mil usuarios de drogas “duras” y 500 mil consumidores recreativos, aunque las cifras se han estabilizado en los últimos años y las estrategias preventivas comienzan a dar resultados. Sin embargo, los checos gastan poco dinero en la atención de las adicciones en comparación con los holandeses, quienes gastan 30 veces más en políticas antidrogas y 20 veces más en tratamiento y orientación. Cifras oficiales de 2009 revelan que la prevalencia de VHI-SIDA se mantiene por debajo del uno por ciento y la incidencia de contagios de hepatitis C era de aproximadamente 12 por ciento, mientras que el número de sobredosis causadas por drogas callejeras en 2008 fue de sólo 44 casos y no se reportaron muertes fatales por cocaína, éxtasis, alucinógenos y cannabis.

La medida ha sido congruente con la permisividad que los checos le tienen a las sustancias legales e ilegales. Ahí se presenta el mayor consumo de cerveza per cápita en el mundo, gracias al bajo precio de la misma (es más cara una Coca-Cola) y es promocionada casi sin restricciones en los medios de comunicación.

La lección de la República Checa es que la descriminalización es una alternativa viable y no es catastrófica. Aunque debe ponerse en práctica con mucha responsabilidad, invirtiendo los recursos necesarios para la prevención de quienes no son consumidores y la rehabilitación de quienes sí lo son. No casual que los índices de corrupción y los crímenes violentos de los checos sean menores que los nuestros. Allá podrán tener problemas graves de consumo, pero no se ve al Ejército adueñado de las calles, ni a los políticos intentando suspender las garantías constitucionales; tampoco hay ejecuciones masivas de adolescentes, familias baleadas por no detenerse en los retenes militares, ni policías infiltrados por el crimen organizado.

Referencias:

http://www.hawaiireporter.com/story.aspx?2b7aba08-9c31-48ee-a907-ab4704de1180

http://www.praguepost.com/news/3194-new-drug-guidelines-are-europes-most-liberal.html

http://www.cafebabel.es/article/32438/drogas-hachis-rep-checa-amsterdam-consumo-ley.html

http://www.vlada.cz/assets/ppov/protidrogova-politika/vz_2008_EN_www-media.pdf

http://www.radio.cz/en/article/70552

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