"¡Yo te AMLO, Silvio!", sintetizó, jocosa, una joven que entre la multitud esperaba el comienzo del recital del trovador cubano Silvio Rodríguez, tras la toma de posesión de Andrés Manuel López Obrador.
Unos minutos más tarde el cantante se presentó en el Zócalo repleto. Tras la primera pieza, el público aplaudió, pero Silvio se disculpó: "Ustedes perdonen, esto se oye catastrófico". Y es que justo antes de subir al escenario se le había roto una cuerda a la guitarra, que sonó desafinada.
Presentó la siguiente pieza. "Hace casi 30 años, en esta ciudad, compuse esta canción. Para los que crean en el destino, esta canción se compuso para ser cantada en este día", afirmó, y recibió un nutrido aplauso. "Esta canción ha encontrado su día", agregó, y entonó Rabo de nube:
"Si me dijeran pide un deseo/ preferiría un rabo de nube/ un torbellino en el suelo/ y una gran ira que sube./ Un barredor de tristezas/ un aguacero en venganza/ que cuando escampe parezca/ nuestra esperanza."
Al finalizar esa canción, insistió: "No puedo tocar la guitarra, disculpen".
(Más tarde la actriz Jesusa Rodríguez dijo que "el frío le engarrotó los dedos y aún así regaló su maravillosa poesía", y explicó: "vino contra la indicación médica".)
Así que Silvio interpretó la tercera y última pieza: Te doy una canción.
Un concierto que podría haber sido profundamente emotivo (un trovador de la revolución cubana cantando en la toma de posesión de López Obrador) nomás se quedó en la frontera de serlo por fallas técnicas.
Después de Silvio, la soprano Regina Orozco entonó algunas canciones, entre ellas Qué bonito amor, acompañada de Leonardo Soqui en el acordeón y Jorge Cortés en el bajo.
Más tarde los huapangueros Guillermo Velázquez y los Leones de Xichú cantaron: "Hay descontento en la gente/ y es un justo malestar/ es una papa caliente/ que no se acaba de enfriar".
Unos minutos más tarde el cantante se presentó en el Zócalo repleto. Tras la primera pieza, el público aplaudió, pero Silvio se disculpó: "Ustedes perdonen, esto se oye catastrófico". Y es que justo antes de subir al escenario se le había roto una cuerda a la guitarra, que sonó desafinada.
Presentó la siguiente pieza. "Hace casi 30 años, en esta ciudad, compuse esta canción. Para los que crean en el destino, esta canción se compuso para ser cantada en este día", afirmó, y recibió un nutrido aplauso. "Esta canción ha encontrado su día", agregó, y entonó Rabo de nube:
"Si me dijeran pide un deseo/ preferiría un rabo de nube/ un torbellino en el suelo/ y una gran ira que sube./ Un barredor de tristezas/ un aguacero en venganza/ que cuando escampe parezca/ nuestra esperanza."
Al finalizar esa canción, insistió: "No puedo tocar la guitarra, disculpen".
(Más tarde la actriz Jesusa Rodríguez dijo que "el frío le engarrotó los dedos y aún así regaló su maravillosa poesía", y explicó: "vino contra la indicación médica".)
Así que Silvio interpretó la tercera y última pieza: Te doy una canción.
Un concierto que podría haber sido profundamente emotivo (un trovador de la revolución cubana cantando en la toma de posesión de López Obrador) nomás se quedó en la frontera de serlo por fallas técnicas.
Después de Silvio, la soprano Regina Orozco entonó algunas canciones, entre ellas Qué bonito amor, acompañada de Leonardo Soqui en el acordeón y Jorge Cortés en el bajo.
Más tarde los huapangueros Guillermo Velázquez y los Leones de Xichú cantaron: "Hay descontento en la gente/ y es un justo malestar/ es una papa caliente/ que no se acaba de enfriar".
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