Según información que hemos recopilado, el señor Mouriño es mexicano desde 1989, pero perdió automáticamente la nacionalidad en 1996 al entrar al país identificándose con su pasaporte español, lo cual lo vuelve inelegible para desemepeñarse como Secretario de Gobernación:
Dice la Constitución General de la República, en su artículo 37, inciso b, fracción primera que se pierde la nacionalidad mexicana:
“por adquisición voluntaria de una nacionalidad extranjera, por hacerse pasar en cualquier instrumento público como extranjero, por usar un pasaporte extranjero o por aceptar o usar títulos nobiliarios que impliquen sumisión a un Estado extranjero”.
Además de esta ilegalidad, no existen documentos que prueben la nacionalidad mexicana de al menos uno de los padres de Mouriño.
El diario "El Faro de Vigo", en la edición digital número 2777 de 2006 proporciona la siguiente información:
Juan Camilo Mouriño Terrazo nació en Madrid, España, el 1 de agosto de 1971, hijo del español Manuel Carlos Mouriño Atanes nacido en la ciudad de Vigo, provincia de Pontevedra, Galicia, el 4 de marzo de 1943 y de la española María de los Ángeles Terrazo de Mouriño (el apellido de soltera es Blanco), quien nació en la localidad de Avión, provincia de Orense, en la Comunidad Autónoma de Galicia, España. Tiene dos hermanos: Carlos y María de los Ángeles.De nuevo regresamos a la Constitución:
Artículo 30
La nacionalidad mexicana se adquiere por nacimiento o por naturalización.
A. Son mexicanos por nacimiento:
I.- Los que nazcan en el territorio de la República, sea cual fuere la nacionalidad de sus padres.
II.- Los que nazcan en el extranjero, hijos de padres mexicanos nacidos en territorio nacional, de padre mexicano nacido en territorio nacional, o de madre mexicana nacida en territorio nacional;
III.- Los que nazcan en el extranjero, hijos de padres mexicanos por naturalización, de padre mexicano por naturalización, o de madre mexicana por naturalización, y
IV.- Los que nazcan a bordo de embarcaciones o aeronaves mexicanas, sean de guerra o mercantes.
B. Son mexicanos por naturalización:
I.- Los extranjeros que obtengan de la Secretaría de Relaciones carta de naturalización.
II.- La mujer o el varón extranjeros que contraigan matrimonio con varón o con mujer mexicanos, que tengan o establezcan su domicilio dentro del territorio nacional y cumplan con los demás requisitos que al efecto señale la ley.
Artículo 91
Para ser Secretario del Despacho se requiere: ser ciudadano mexicano por nacimiento, estar en ejercicio de sus derechos y tener treinta años cumplidos.
Por lo tanto, el nuevo de secretario de gobernación es un ciudadano español que está violando la ley.
Los dejo con el berrinche de Krauze.
Xenofobia de izquierda
Enrique Krauze
20 Ene. 08
Hay muchos mexicanos con los que comparto la condición de descendiente de inmigrantes. Uno de ellos es Andrés Manuel López Obrador. Su abuelo, don José Obrador Revuelta, nació en Ampuero (Santander, España) y vino a "hacer la América". Aquí estableció su comercio, aquí fundó su familia, aquí procreó a su hija -doña Manuela Obrador-, aquí nació su famoso nieto. Tener un cuarto de "sangre" española no hace al "Peje" menos mexicano.
Puedo apostar que ninguno de los críticos de AMLO ha usado jamás el argumento antiespañol en su contra. Por eso sorprende, entristece y avergüenza que sus partidarios hayan sacado a colación ese prejuicio contra Juan Camilo Mouriño. Además de las previsibles caricaturas de gallegos obtusos de barba cerrada, fumando puros y zezeando, la prensa doctrinaria de izquierda (casi no hay otra) así como los diversos blogues y voceros de la misma filiación han publicado perlas como éstas:
"Más que un alfil... Solamente es un ESPAÑOL DE MIERDA", Bloguero de Zacatecas, en Wikiobeta.com, 08/01/2008.
"Hacía falta que llegara un gallego para vigilarnos". En El Desván, 16/01/2008.
"El gran problema del 'españolito' será su inexperiencia", Gerardo Fernández Noroña.
"Yo quisiera verlo jugársela por México, y no por el billete y el poder que le otorga el puesto. Padre Español y madre Mexicana. Los españoles reconquistan México y nosotros los indígenas permanecemos impávidos viendo cómo se llevan lo mejor de nosotros...", Mensolin, desde México, en El sendero del Peje, 1/17/2008.
"El usurpador facilitó la reconquista económica española, ahora promueve la reconquista política. Espero la respuesta de los adeptos del PRIAN". Jorge, desde Washington, en El sendero del Peje, 1/17/2008.
La decisión... constituye un pago por su intervención financiera y política en la campaña del 2006, al PP de España, en manos hoy de neofranquistas, encabezados por José María Aznar y Mariano Rajoy, que piensan que por conducto de Mouriño podrán tejer sus redes de dominio económico y político sobre nuestro país más libremente, y fortalecer lo que ya se llama abiertamente "la nueva conquista española" (...), Luis Javier Garrido, La Jornada, 18/enero/2008.
La xenofobia ha sido patrimonio histórico de la derecha. En el altar de la pureza nacional, la derecha fascista y nazi asesinó a millones de personas. Pero ahora, en México, está sucediendo una transformación inesperada: ya no sólo la derecha yunquista (anti-indígena, antisemita, antiamericana) sino la izquierda, ha adoptado el fanatismo de la identidad nacional. El asunto no es sólo lamentable sino contradictorio.
Llama la atención que las publicaciones de izquierda que fustigan la llegada de un "gachupín" a la Secretaría de Gobernación sean las mismas que denuncian la xenofobia del gobierno de Estados Unidos y le reclaman (con plena razón) una política migratoria justa para los 11 millones de compatriotas que radican allá. Llama la atención que esas mismas publicaciones, donde trabajan editores y columnistas inmigrantes o hijos de inmigrantes -vascos, argentinos, chilenos, libaneses, judíos-, reanimen los sentimientos más atávicos de odio racial. Llama la atención que esos mismos medios que ahora hacen escarnio de los "baturros" hayan resaltado en su momento trayectorias como las de Rosario Marín (mexicana inmigante que llegó a ser Secretaria del Tesoro en Estados Unidos) o Antonio Villaraigosa (el alcalde de Los Ángeles, descendiente de mexicanos).
Sin hacerse eco del aborrecible sentimiento xenofóbico, autores respetables han argumentado que el nombramiento de Mouriño en la SEGOB es ilegal. He escuchado y leído argumentos distintos. Aunque en lo personal no considero que la condición legal de Mouriño lo inhabilite para el puesto, creo que su caso, por obvias razones de futurismo político, requerirá del más diáfano esclarecimiento. Pero ese legítimo reclamo de transparencia podría haberse hecho sin destapar la cloaca de una de las más antiguas e inútiles pasiones de México: el odio al extranjero.
Es absolutamente deseable que los mexicanos seamos dueños de nuestro destino económico y que el beneficio que de allí se desprenda llegue a quienes más lo necesitan. Pero más allá de esa convicción general, el debate particular está abierto: ¿cuáles son, en las circunstancias actuales, las mejores prácticas económicas para hacer valer la soberanía nacional y la justicia social? La necesaria discusión de este tema no debe enturbiarse con las aguas negras que provienen de la cloaca xenofóbica.
Criticar a alguien por su ascendencia extranjera no puede ser, en México, una bandera de izquierda. Supongo que, al menos en esto, López Obrador estaría de acuerdo conmigo. No estarlo sería arrojar un estigma de odio contra su propio abuelo a quien, estoy seguro, avergonzarían las caricaturas y frases que acuñan y dibujan los peregrinos en "El sendero del Peje".
Pueden leer la respuesta del Víctor Hernández aquí.
No por nada dicen que "any publicity is good publicity".
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