Apuestas, el poder del dinero

jenaro villamil

México, D.F., 23 de enero (apro).- Después de dos años de dilaciones, la Suprema Corte de Justicia resolvió en favor de los grandes y poderosos consorcios que detentan el negocio de los centros de apuestas. En retruécanos jurídicos francamente lamentables, los ministros determinaron que el reglamento expedido por el Poder Ejecutivo en septiembre de 2004 no viola la Constitución y, por tanto, la proliferación de los bingos, yaks, play city, caliente, mío, e-motion, es preferible a que los mexicanos realicen apuestas por internet “sin ningún control de la autoridad”.

La impresión más negativa es que los ministros se doblegaron ante el poder del dinero que representa esta industria. Y, por si fuera poco, con esta resolución dejan entrever que el litigio por la anticonstitucionalidad de la “Ley Televisa” será favorable para el consorcio mediático que no ha perdido una sola batalla en territorio nacional.

La suma de prebendas y concesiones para Televisa es impresionante: el gobierno de Fox le condonó una deuda fiscal millonaria en 2001; eliminó el impuesto del 12.5 por ciento; les refrendó sus concesiones hasta el 2021; le entregó permisos para abrir 130 centros de apuestas remotas y salas de números; concentró el 70 por ciento de los gastos en comunicación social del gobierno y de los partidos en el 2006 y, como cereza del pastel, se abre la posibilidad de que se quede con el espectro sobrante en el proceso de transición digital que representará un regalo no menor a los mil millones de dólares.

Por si fuera poco, ha logrado frenar la posibilidad de crear una tercera cadena televisiva que compita con Televisa y TV Azteca.

En el caso de los juegos y sorteos, Televisa no está sola. Junto con el consorcio mediático están los intereses de Corporación Interamericana de Entretenimiento (CIE), de Alejandro Soberón; los de la familia Hank Rhon; los de la familia de Ramón Aguirre; los de Carlos Abraham Mafud, poderoso empresario del sureste; de Olegario Vázquez Raña; de Raúl Quintana Fernández, expresidente del Club América; y, por si fuera poco, de decenas de políticos y camarillas del PRI y del PAN que ahora se pelearán no sólo por los votos y los cargos, sino por el naipe, los gallos, los galgódromos y las máquinas tragamonedas.

De acuerdo con la correduría Merrill Lynch el negocio de las apuestas puede alcanzar un valor equivalente al 3.5 por ciento del Producto Interno Bruto y tan sólo en el caso de Televisa en 2007 el valor de sus 130 centros de apuestas, de las cuales planean abrir 10, puede ubicarse en los 2 mil 300 millones de dólares.

“Esperamos que Televisa abra siete salones de bingo en 2007 (con un promedio de 200 máquinas por establecimiento) y al usar su poder en el mercado publicitario alcance 25 por ciento del mercado de lotería en el primer año de operación”, explicó la correduría.

Esto es tan sólo una muestra del valor que representan los centros de apuestas. El olor del dinero, como todo lo relacionado al juego, impregna la resolución de los ministros de la Suprema Corte. Y como en todos los casinos y bingos, la casa nunca pierde.

En toda la argumentación, la que estuvo al margen fue la propia sociedad. ¿En algún momento se preguntaron los ministros si las consecuencias del juego intensivo beneficiarán en algo a la sociedad mexicana?

Email: jenarovi@yahoo.com.mx

De PROCESO

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