Desde M. A.
El maíz ha comenzado a cimbrar todo la estructura social, económica y política del país entero. Eje de nuestra cultura y alimento básico de nuestra comida, el maíz, el que se cultiva en todos los estados de la república, el que ocupa más de dos terceras partes de la superficie sembrada de las 13 millones de hectáreas cultivables. El cultivo que reclama el trabajo creativo de más de 3 millones del productores, ejidatarios, comuneros y pequeños propietarios, del que dependen 12.5 millones de mexicanos, más de la mitad de la población rural y la octava parte de la población nacional, además de los otros cientos de miles más que se ocupan en la industria alimentaria mexicana ha empezado a debilitar al sistema capitalista neoliberal que abuso de él.
En México, decenas de millones de mexicanos consumen, todos los días, tortilla o algún producto derivado del maíz. 300 millones de kilogramos de tortilla se consumen diariamente, elaboradas en 200 mil establecimientos. Sólo en la Ciudad de México se consumen, 9 tortillas cada día por cada capitalino, y 6 millones de kilogramos se destinan diariamente para elaborar tostadas y tacos. En las zonas rurales, identificadas de extrema pobreza, donde se ubica más de la sexta parte de la población mexicana, más de 18 millones de mexicanos tienen a la tortilla como su principal alimento.
El maíz e s un insumo estratégico para cuatro quintas partes de la industria alimentaria que se dedica a la producción de harinas, almidones, féculas, levaduras, aceites, alimentos balanceados, azucares, edulcorantes, botanas, cereales, frituras, etc; y ahora hasta para producir biocombustibles como el etanol, es más que evidente que su escasez pega a una enorme variedad de ramas productivas. El maíz está convertido en un proyectil que se dirige a reventar pronósticos y variables económicas.
El primer impacto ha estado en el alza del precio del kilo de la tortilla, pero la escalada ha desatado la inflación en toda la economía y ha despertado a todas las fuerzas sociales. La inflación está pulverizando el salario de millones de trabajadores en todo el país. Arrasó con el raquítico aumento de los salarios mínimos del último diciembre y ya se ve el encarecimiento general de la vida, pues todos los componentes de la canasta básica se han ido a la alza. Con un salario de 50 pesos no se puede soportar el encarecimiento general de la vida, en un país de con más de 60 millones de mexicanos que viven en la pobreza, la miseria, el subempleo, el desempleo y la marginación.
Lo que estamos viviendo hoy en México, va mucho más allá de una crisis de la tortilla, o de un fenómeno transitorio, de una burbuja inflacionaria temporal. La crisis que ha estallado y que a todos ha sorprendido, no es una mala jugada, es simplemente el dato evidente de una “crisis anunciada”, y cuyo impacto está cimbrando a toda la economía. No es un problema de mercado, que pueda reducirse a un accidente pasajero y que tenderá a normalizarse con la dinámica de los factores de competencia en la relación oferta y demanda. Quien sostenga esto, revela que no entienda nada, de lo que el maíz es y representa para este país.
El maíz es el alimento milenario. El origen de la raza de bronce, los hombres y mujeres de maíz está en él, como lo documentó sabiamente el Libro Sagrado, conocido como el Libro de los Libros :
“Había alimentos de todas clases, alimentos pequeños y grandes, plantas pequeñas y plantas grandes. Los animales enseñaron el camino y molieron entonces las mazorcas amarillas, las mazorcas blancas, hizo Ixmucané nueve bebidas, y de este alimento provinieron la fuerza y la gordura y con el crearon los músculos y el vigor del hombre. Esto hicieron los progenitores Tepeu y Cucumatz, así llamados. A continuación entraron en pláticas acerca de la creación y la formación de nuestra primera madre y padre. “ De maíz amarillo y de maíz blanco se hizo su carne; de masa de maíz se hicieron los brazos y las piernas del hombre. Únicamente masa de maíz entró en la carne de nuestros padres …” El Popol Vuh
La presente crisis, la crisis de la tortilla es tan solo la ‘ punta de iceberg' ; que revela el fin del Modelo de Dependencia por la vía de las importaciones de granos “baratos” y el abandono total del campo mexicano; y el agotamiento del modelo impuesto y practicado durante los últimos 30 años.
Por eso al privatizar las políticas públicas y encargar a los grandes monopolios comerciales, el abasto de las tortillas, la harina y el maíz para los millones de mexicanos el Estado se está desentendiendo de la crisis e incumple su función al margen de la Ley , al dejar la rectoría del Estado en manos de trasnacionales de la globalización.
Ahora, aparentando que se busca superar la crisis, el gobierno abre las importaciones de maíz para bajar el precio de la tortilla, aunque con ello se agrave y prolongue la crisis alimentaria. Para resolver la crisis les encarga la resuelvan a los mismos monopolios que provocaron la especulación de la harina y la comercialización de maíz. En menos de dos meses, las trasnacionales pasaron de comprar la tonelada de maíz a mil 750 pesos, a venderla a tres mil 500 pesos, lo que evidencia es que no son los costos de la producción los que determinan el precio, sino el poder que tienen las trasnacionales sobre el mercado. Esto es posible porque controlan las importaciones de maíz a México y las compras nacionales, así como la red nacional de almacenamiento y distribución. La especulación tiene nombres reconocidos, Mimsa, Maseca…
La crisis alimentaria está colgada al Modelo Neoliberal. No es un problema temporal, puede (y debe) convertirse en una coyuntura para realizar un cambio, un giro en la política económica, tomando medidas urgentes tanto de orden estructural como de transición y de impacto inmediato: Se requiere un programa urgente de producción sustentable del maíz, fomentando y apoyando al productor campesino. La construcción de una reserva de maíz controlada por el Estado que permita regular el precio y parar la especulación de los monopolios. La aprobación de la Ley de Planeación Alimentaria, que está detenida en el Senado de la República , para dar estabilidad y certidumbre a la producción nacional de alimentos.
Se requiere reestructurar con la participación de todos los actores sociales y económicos el sistema nixtamal-tortilla, que tiene serios atrasos e inercias que afectan la determinación del precio final. Una nueva política de mediano y largo plazos para incrementar la producción de maíz, y, en paralelo, abrir el crédito y las políticas de fomento al campo. El maíz es el producto estratégico en toda la cadena alimenticia; pero, además, es ahora, también un producto fundamental para la producción de energías alternativas, en la cadena de los bioenergéticos.
El maíz ha comenzado a cimbrar todo la estructura social, económica y política del país entero. Eje de nuestra cultura y alimento básico de nuestra comida, el maíz, el que se cultiva en todos los estados de la república, el que ocupa más de dos terceras partes de la superficie sembrada de las 13 millones de hectáreas cultivables. El cultivo que reclama el trabajo creativo de más de 3 millones del productores, ejidatarios, comuneros y pequeños propietarios, del que dependen 12.5 millones de mexicanos, más de la mitad de la población rural y la octava parte de la población nacional, además de los otros cientos de miles más que se ocupan en la industria alimentaria mexicana ha empezado a debilitar al sistema capitalista neoliberal que abuso de él.
En México, decenas de millones de mexicanos consumen, todos los días, tortilla o algún producto derivado del maíz. 300 millones de kilogramos de tortilla se consumen diariamente, elaboradas en 200 mil establecimientos. Sólo en la Ciudad de México se consumen, 9 tortillas cada día por cada capitalino, y 6 millones de kilogramos se destinan diariamente para elaborar tostadas y tacos. En las zonas rurales, identificadas de extrema pobreza, donde se ubica más de la sexta parte de la población mexicana, más de 18 millones de mexicanos tienen a la tortilla como su principal alimento.
El maíz e s un insumo estratégico para cuatro quintas partes de la industria alimentaria que se dedica a la producción de harinas, almidones, féculas, levaduras, aceites, alimentos balanceados, azucares, edulcorantes, botanas, cereales, frituras, etc; y ahora hasta para producir biocombustibles como el etanol, es más que evidente que su escasez pega a una enorme variedad de ramas productivas. El maíz está convertido en un proyectil que se dirige a reventar pronósticos y variables económicas.
El primer impacto ha estado en el alza del precio del kilo de la tortilla, pero la escalada ha desatado la inflación en toda la economía y ha despertado a todas las fuerzas sociales. La inflación está pulverizando el salario de millones de trabajadores en todo el país. Arrasó con el raquítico aumento de los salarios mínimos del último diciembre y ya se ve el encarecimiento general de la vida, pues todos los componentes de la canasta básica se han ido a la alza. Con un salario de 50 pesos no se puede soportar el encarecimiento general de la vida, en un país de con más de 60 millones de mexicanos que viven en la pobreza, la miseria, el subempleo, el desempleo y la marginación.
Lo que estamos viviendo hoy en México, va mucho más allá de una crisis de la tortilla, o de un fenómeno transitorio, de una burbuja inflacionaria temporal. La crisis que ha estallado y que a todos ha sorprendido, no es una mala jugada, es simplemente el dato evidente de una “crisis anunciada”, y cuyo impacto está cimbrando a toda la economía. No es un problema de mercado, que pueda reducirse a un accidente pasajero y que tenderá a normalizarse con la dinámica de los factores de competencia en la relación oferta y demanda. Quien sostenga esto, revela que no entienda nada, de lo que el maíz es y representa para este país.
El maíz es el alimento milenario. El origen de la raza de bronce, los hombres y mujeres de maíz está en él, como lo documentó sabiamente el Libro Sagrado, conocido como el Libro de los Libros :
“Había alimentos de todas clases, alimentos pequeños y grandes, plantas pequeñas y plantas grandes. Los animales enseñaron el camino y molieron entonces las mazorcas amarillas, las mazorcas blancas, hizo Ixmucané nueve bebidas, y de este alimento provinieron la fuerza y la gordura y con el crearon los músculos y el vigor del hombre. Esto hicieron los progenitores Tepeu y Cucumatz, así llamados. A continuación entraron en pláticas acerca de la creación y la formación de nuestra primera madre y padre. “ De maíz amarillo y de maíz blanco se hizo su carne; de masa de maíz se hicieron los brazos y las piernas del hombre. Únicamente masa de maíz entró en la carne de nuestros padres …” El Popol Vuh
La presente crisis, la crisis de la tortilla es tan solo la ‘ punta de iceberg' ; que revela el fin del Modelo de Dependencia por la vía de las importaciones de granos “baratos” y el abandono total del campo mexicano; y el agotamiento del modelo impuesto y practicado durante los últimos 30 años.
Por eso al privatizar las políticas públicas y encargar a los grandes monopolios comerciales, el abasto de las tortillas, la harina y el maíz para los millones de mexicanos el Estado se está desentendiendo de la crisis e incumple su función al margen de la Ley , al dejar la rectoría del Estado en manos de trasnacionales de la globalización.
Ahora, aparentando que se busca superar la crisis, el gobierno abre las importaciones de maíz para bajar el precio de la tortilla, aunque con ello se agrave y prolongue la crisis alimentaria. Para resolver la crisis les encarga la resuelvan a los mismos monopolios que provocaron la especulación de la harina y la comercialización de maíz. En menos de dos meses, las trasnacionales pasaron de comprar la tonelada de maíz a mil 750 pesos, a venderla a tres mil 500 pesos, lo que evidencia es que no son los costos de la producción los que determinan el precio, sino el poder que tienen las trasnacionales sobre el mercado. Esto es posible porque controlan las importaciones de maíz a México y las compras nacionales, así como la red nacional de almacenamiento y distribución. La especulación tiene nombres reconocidos, Mimsa, Maseca…
La crisis alimentaria está colgada al Modelo Neoliberal. No es un problema temporal, puede (y debe) convertirse en una coyuntura para realizar un cambio, un giro en la política económica, tomando medidas urgentes tanto de orden estructural como de transición y de impacto inmediato: Se requiere un programa urgente de producción sustentable del maíz, fomentando y apoyando al productor campesino. La construcción de una reserva de maíz controlada por el Estado que permita regular el precio y parar la especulación de los monopolios. La aprobación de la Ley de Planeación Alimentaria, que está detenida en el Senado de la República , para dar estabilidad y certidumbre a la producción nacional de alimentos.
Se requiere reestructurar con la participación de todos los actores sociales y económicos el sistema nixtamal-tortilla, que tiene serios atrasos e inercias que afectan la determinación del precio final. Una nueva política de mediano y largo plazos para incrementar la producción de maíz, y, en paralelo, abrir el crédito y las políticas de fomento al campo. El maíz es el producto estratégico en toda la cadena alimenticia; pero, además, es ahora, también un producto fundamental para la producción de energías alternativas, en la cadena de los bioenergéticos.
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