AP
El presidente George W. Bush comienza el jueves un recorrido de una semana por América Latina para rebatir la percepción generalizada de que la desatención estadounidense ha permitido el crecimiento de la influencia del mandatario venezolano Hugo Chávez en lo que algunos consideran el patio trasero de Estados Unidos.
Bush argumentará en su visita a cinco países que los gobiernos con democracias fuertes mantienen la promesa de la prosperidad. Espera que su viaje retumbe en uno de los cada cuatro latinoamericanos que vive con menos de dos dólares al día y se pregunta si la democracia le dará una mejor vida.
"El viaje es para recordarle a la gente que nos interesa", dijo Bush el miércoles en una entrevista con CNN En Español. "Sí me preocupa el hecho de que algunos digan: 'bueno, Estados Unidos no nos puesto la atención suficiente' o 'Estados Unidos no está preocupado en nada más que el terrorismo'. Y cuando, de hecho, el historial ha sido un historial considerable".
Pero Bush, con sólo dos años restantes en la presidencia, va en situación endeble. Las posiciones antiestadounidenses y la mala imagen de Bush, ensombrecida por la guerra en Irak, sólo han nutrido la influencia de Chávez en la región y otros lugares.
El encendido gobernante de la Venezuela rica en petróleo, que ha calificado a Bush como "el diablo" y lo ha desdeñado como "el caballerito del norte", proyecta recurrir a ese descontento. Ha convocado a protestas durante el viaje de Bush y encabezará una manifestación en Argentina cuando el presidente estadounidense visite el vecino Uruguay.
El mensaje de Bush es que "a pesar de lo que Hugo Chávez diga de nosotros, nosotros no somos el 'coco' (el diablo)", dijo Russell Crandall, ex director para Latinoamérica en el Consejo de Seguridad Nacional que ahora labora en el Centro para el Progreso Americano.
Bush ha empacado una maleta con estrategias para propiciar el comercio, combatir a los narcotraficantes y contener la pobreza y la desigualdad social durante el recorrido, que comprende también a Colombia, Guatemala, México y Brasil, donde su visita fue precedida el miércoles por protestas.
El presidente George W. Bush comienza el jueves un recorrido de una semana por América Latina para rebatir la percepción generalizada de que la desatención estadounidense ha permitido el crecimiento de la influencia del mandatario venezolano Hugo Chávez en lo que algunos consideran el patio trasero de Estados Unidos.
Bush argumentará en su visita a cinco países que los gobiernos con democracias fuertes mantienen la promesa de la prosperidad. Espera que su viaje retumbe en uno de los cada cuatro latinoamericanos que vive con menos de dos dólares al día y se pregunta si la democracia le dará una mejor vida.
"El viaje es para recordarle a la gente que nos interesa", dijo Bush el miércoles en una entrevista con CNN En Español. "Sí me preocupa el hecho de que algunos digan: 'bueno, Estados Unidos no nos puesto la atención suficiente' o 'Estados Unidos no está preocupado en nada más que el terrorismo'. Y cuando, de hecho, el historial ha sido un historial considerable".
Pero Bush, con sólo dos años restantes en la presidencia, va en situación endeble. Las posiciones antiestadounidenses y la mala imagen de Bush, ensombrecida por la guerra en Irak, sólo han nutrido la influencia de Chávez en la región y otros lugares.
El encendido gobernante de la Venezuela rica en petróleo, que ha calificado a Bush como "el diablo" y lo ha desdeñado como "el caballerito del norte", proyecta recurrir a ese descontento. Ha convocado a protestas durante el viaje de Bush y encabezará una manifestación en Argentina cuando el presidente estadounidense visite el vecino Uruguay.
El mensaje de Bush es que "a pesar de lo que Hugo Chávez diga de nosotros, nosotros no somos el 'coco' (el diablo)", dijo Russell Crandall, ex director para Latinoamérica en el Consejo de Seguridad Nacional que ahora labora en el Centro para el Progreso Americano.
Bush ha empacado una maleta con estrategias para propiciar el comercio, combatir a los narcotraficantes y contener la pobreza y la desigualdad social durante el recorrido, que comprende también a Colombia, Guatemala, México y Brasil, donde su visita fue precedida el miércoles por protestas.
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