La Batalla de San Jacinto: un ejemplo de que la falta de disciplina y organización conduce a la derrota.

Del blog de la LNCCR


Quienes no dispongan de planes y preparativos, o los tengan deficientes y en condiciones insuficientes, sufrirán pérdidas.
Sun Tzu, El arte de la guerra.


Dicen que el pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla, y para desgracia de México su pueblo usualmente siempre ha desconocido su historia, lo que ha llevado a que irremediablemente entre en un círculo vicioso de revoluciones, dictaduras y de crisis política, social y económica.

Actualmente se hace imprescindible para aquellos que nos encontramos involucrados en el movimiento social generado a raíz del fraude electoral del 2 de julio de 2006, conocer a fondo nuestra historia, ya que de lo contrario nuestros esfuerzos serán vanos y la derrota a manos de los fascistas será inevitable.

El presente artículo trata sobre uno de los episodios más dolorosos de nuestra historia, la pérdida del Estado de Texas en 1836, tragedia que bien pudo evitarse si los mexicanos encargados de la defensa del suelo patrio hubiesen tenido disciplina, organización y compromiso con la causa más noble por la cual todo hombre bien nacido debe dar la vida, la defensa de la Patria.

Desde el año de 1803, en que los EE.UU. adquirieron Louisiana de los franceses, los conflictos territoriales sobre los limites con el territorio de Texas comenzaron a surgir, de acuerdo con los vecinos del norte sus dominios se extendían hasta el Rió Bravo, mientras que para la Nueva España y posteriormente para México, el límite se encontraba en el Río Nueces. Desgraciadamente una laxa política migratoria que permitió, sino es que estimuló, la colonización de Texas por parte de ciudadanos norteamericanos, derivo en una serie de alzamientos, azuzados por el gobierno estadounidense, se sucedieron uno tras otro sin éxito, pero sería en 1836 cuando finalmente el expansionismo del vecino del norte obtendría la victoria.

A finales del año de 1835, el Gral. Santa Anna deroga la constitución federal de 1824, lo cual da pretexto para una nueva rebelión. A la cabeza de un ejercito de 6 mil hombres, Santa Anna marcha sobre Texas, los primeros combates son favorables a las armas nacionales, así el 26 de febrero de 1836 se recupera el control de San Antonio de Béjar, el 6 de marzo cae la guarnición de El Álamo lo que provoca el desánimo en los rebeldes texanos y los filibusteros norteamericanos. El ejército es dividido en tres columnas, una avanza por el Este al mando del General Gaona, en el centro una columna al mando de Santa Anna y finalmente otra por el Oeste al mando del General Urrea la cual infligiría una importante derrota a los americanos en el fuerte Goliath.

Sin embargo, desde el norte una columna de 800 soldados al mando de Samuel Houston avanza hacia Santa Anna, el cual confiado decide instalar su campamento en un paraje a orillas del río San Jacinto. Los 700 soldados de Santa Anna son reforzados con 500 hombres más al mando del Gral. Martín Cos. El exceso de confianza, provoca que el ejército mexicano en lugar de alistarse para hacer frente a los filibusteros de Sam Houston, se dedique a descansar, los soldados retozan cual día de campo, el propio Santa Anna duerme tranquilamente la siesta.

3:30 PM del 21 de abril de 1836, Houston avanza con sus hombres sobre la caricatura de ejército que tienen enfrente, el anunciado ataque es visto con sorpresa por los mexicanos quienes en la confusión se comportan más como una turba huyendo de un incendio que como un ejército profesional, en tan sólo 1 hora que ciertamente no fue de combate, los mexicanos son diezmados: 400 muertos, 200 heridos y 700 prisioneros, contra 3 muertos y 18 heridos del lado texano. El resto es sumamente conocido, Santa Anna es aprendido al día siguiente y presentado ante Houston, la vida del caudillo a cambio de la independencia de Texas.

Sin duda una dura lección que como mexicanos debemos tener muy presente, el día de hoy los que somos representantes del Gobierno Legítimo de México decimos estar dispuestos a defender a la Patria, pero ¿Realmente estamos preparados para ello? ¿Sabemos cual es el papel que debemos jugar en este momento histórico o simplemente actuamos por inercia? ¿Estamos listos para hacer frente al enemigo o nos comportamos como párvulos en una excursión cada vez que asistimos a una acción de resistencia? Mediten muy bien sobre esto compañeros, después de todo derrocar a un gobierno y construir una nueva república no es cosa de juego, es algo tan serio que en ello se nos puede ir la vida, recuerden las palabras del Comandante Ernesto Che Guevara, “en una revolución se triunfa o se muere”.

L.D. Jesús Palma

Ciudad de México, Sede del Gobierno Legítimo, 2 de Mayo de 2007.