Patricia Romana, Revoluciones
Aplicar exámenes a los alumnos para evaluar la calidad de la educación que imparte la Secretaría de Educación Pública es una medida absurda y miope. ¿Acaso no sabemos los resultados de la SEP? Basta mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta de que somos un pueblo ignorante e incivilizado. Esta medida es la que propone Felipe Calderón para alcanzar un México moderno, que mire al futuro, competitivo y triunfador.
Supongo que confunde educación con instrucción, examen con evaluación y calidad de la educación con calidad de los conocimientos. Lo único cierto que nos reporta un examen es lo que el alumno NO memorizó durante el año, pero poco nos habla de lo que el niño sí sabe y siente. Por otra parte, los aciertos que se contabilizan en un examen pueden ser producto de una trampa (copiar a un compañero o sacar un acordeón), porque la trampa es una práctica común entre los adultos que rodean su vida.
Cuando no se tiene claro un problema, es imposible solucionarlo. Felipe Calderón habló de la importancia de rescatar los valores en la escuela, pero los valores no se aprenden mediante su definición en un libro, los valores se asumen con el ejemplo. Las evaluaciones internacionales, en las que México obtiene los últimos lugares, no miden valores ni sentimientos sino conocimientos y capacidades relacionadas con el rendimiento productivo a corto plazo.
En México existen infinidad de escuelas que no cuentan con instalaciones adecuadas; en las zonas marginadas carecen de luz, agua, pupitres, techos y muros sólidos. Los alumnos acuden después de caminar un largo trecho y con el estómago vacío. Pero también las instituciones privilegiadas que han sido equipadas con computadoras y “enciclomedia” presentan ese déficit académico. Los maestros no pueden enseñar a pensar porque ellos mismos no lo hacen. El aparato burocrático mantiene secuestrada la posibilidad de cualquier transformación. Y en lo que respecta a la educación privada, donde no hay que abandonar a los alumnos para llenar la lista interminable de documentos absurdos, el oficio terminó concediendo importancia al negocio. Esta carrera desmedida por la alta tecnología ha impedido que los alumnos escuchen, de la voz de sus maestros, enseñanzas de vida. Cualquier conocimiento está a la mano en un sitio web pero resulta que, sin el contexto en que se formuló dicho conocimiento, éste se convierte en un dato sin relevancia.
Nos vendría bien, como propone el Proyecto Alternativo de Nación, de Andrés Manuel López Obrador, conocer lo que cada región del país está requiriendo para solucionar sus problemas inmediatos, antes de incorporarnos al mundo globalizado sin instrumentos que nos permitan competir. La formación de las nuevas generaciones necesita de ejemplos para recuperar los valores perdidos, necesita de una identidad que está a la mano de cualquiera que se asome a nuestra historia y a nuestra cultura, y no que la combata mediante el retiro de presupuesto.
Los resultados de la serie de exámenes que aplicarán Vázquez Mota y Gordillo no les servirán para nada, no podrán hacer una interpretación mientras sigan ignorando las verdaderas causas de los resultados.
Manda tus comentarios sobre el anterior texto a: revolucionesmx@gmail.com
Aplicar exámenes a los alumnos para evaluar la calidad de la educación que imparte la Secretaría de Educación Pública es una medida absurda y miope. ¿Acaso no sabemos los resultados de la SEP? Basta mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta de que somos un pueblo ignorante e incivilizado. Esta medida es la que propone Felipe Calderón para alcanzar un México moderno, que mire al futuro, competitivo y triunfador.
Supongo que confunde educación con instrucción, examen con evaluación y calidad de la educación con calidad de los conocimientos. Lo único cierto que nos reporta un examen es lo que el alumno NO memorizó durante el año, pero poco nos habla de lo que el niño sí sabe y siente. Por otra parte, los aciertos que se contabilizan en un examen pueden ser producto de una trampa (copiar a un compañero o sacar un acordeón), porque la trampa es una práctica común entre los adultos que rodean su vida.
Cuando no se tiene claro un problema, es imposible solucionarlo. Felipe Calderón habló de la importancia de rescatar los valores en la escuela, pero los valores no se aprenden mediante su definición en un libro, los valores se asumen con el ejemplo. Las evaluaciones internacionales, en las que México obtiene los últimos lugares, no miden valores ni sentimientos sino conocimientos y capacidades relacionadas con el rendimiento productivo a corto plazo.
En México existen infinidad de escuelas que no cuentan con instalaciones adecuadas; en las zonas marginadas carecen de luz, agua, pupitres, techos y muros sólidos. Los alumnos acuden después de caminar un largo trecho y con el estómago vacío. Pero también las instituciones privilegiadas que han sido equipadas con computadoras y “enciclomedia” presentan ese déficit académico. Los maestros no pueden enseñar a pensar porque ellos mismos no lo hacen. El aparato burocrático mantiene secuestrada la posibilidad de cualquier transformación. Y en lo que respecta a la educación privada, donde no hay que abandonar a los alumnos para llenar la lista interminable de documentos absurdos, el oficio terminó concediendo importancia al negocio. Esta carrera desmedida por la alta tecnología ha impedido que los alumnos escuchen, de la voz de sus maestros, enseñanzas de vida. Cualquier conocimiento está a la mano en un sitio web pero resulta que, sin el contexto en que se formuló dicho conocimiento, éste se convierte en un dato sin relevancia.
Nos vendría bien, como propone el Proyecto Alternativo de Nación, de Andrés Manuel López Obrador, conocer lo que cada región del país está requiriendo para solucionar sus problemas inmediatos, antes de incorporarnos al mundo globalizado sin instrumentos que nos permitan competir. La formación de las nuevas generaciones necesita de ejemplos para recuperar los valores perdidos, necesita de una identidad que está a la mano de cualquiera que se asome a nuestra historia y a nuestra cultura, y no que la combata mediante el retiro de presupuesto.
Los resultados de la serie de exámenes que aplicarán Vázquez Mota y Gordillo no les servirán para nada, no podrán hacer una interpretación mientras sigan ignorando las verdaderas causas de los resultados.
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