Autoatentado

Astillero

Julio Hernández López

La soga histórica en casa del reprimido
FC: ¿vivas a la libertad y a la lucha cívica?
Exhortaciones al pie de la caldera nacional

Se podría decir que Felipe Calderón atentó contra sí mismo con el discurso que pronunció ayer a propósito de la celebración protocolaria de la fecha en que la Constitución vigente (y la inmediatamente anterior, la de 1857) fue promulgada. Como si su circunstancia fuera otra, como si hablar de imposturas e imposiciones, de violaciones constitucionales y de dictaduras fuese asunto de un pasado remoto, el abogado general de la República hizo un extraño repaso histórico, de lengua casi sangrante, en que de una manera general justificó la rebelión contra los gobiernos ajenos a la voluntad popular y ofensores del derecho en general y de la letra constitucional en particular.

Si se toma en cuenta que las palabras supuestamente libertarias del michoacano eran pronunciadas mientras el vocero nacional del PRD era detenido sin razón alguna a las afueras de donde se declamaba ese sugestivo discurso épico, y en las mismas horas sombrías en que un represivo secretario de Gobernación pretende arrogarse el derecho de censurar expresiones en televisión de partidos legales, se apreciará cuán aberrante resultó el paseo oratorio del Caperucito 0.56 por ciento (falso porcentaje de falsa victoria, aunque el Santo Tribunal de la Gobernación pretenda constituir este señalamiento de fraude electoral en delito flagrante) por el bosque de la historia patria (¿para qué elogias tanto esa Constitución tan grandota?, preguntaría, en papeles invertidos, el lobo PFP, a lo que el portador de la canastita discursiva respondería: "¡Para violarla mejor!" ¡Oh, licenciado Ramírez Acuña, lo anterior no es más que un cuentecillo infantil, no se vaya usted a enojar, por favor, y vaya a ordenar que esta columna sea pasada a cuchillo censor!).

Con alegría digna de mejor telenovela, el orador principal de ayer en el Palacio Nacional aseguró que la Constitución de 1857 fue "de libertades", "liberal" y que con ella quedaron plasmados principios que "perduran hasta hoy", como "la libertad de pensamiento, de expresión y de prensa", (el antes citado vocero perredista, Gerardo Fernández Noroña, no alcanzó a aplaudir ese párrafo porque estaba declarando ante un juez cívico que no encontró razón para que miembros del Estado Mayor Presidencial lo hubieran apresado cuando apenas se bajaba de un taxi para participar en las protestas ciudadanas contra un presidente al que consideran impostor; tampoco fueron difundidos en ese momento, para confirmar las palabras con hechos, los videos de los programas institucionales del PRD, que han sido prohibidos en su exhibición pública en tiempos oficiales partidistas por la Secretaría de No Ver Nación, en un muy previsible ataque de neofranquismo-tapatío que además ha colocado en lista de espera rumbo a la guillotina electrónica al programa lopezobradorista de televisión denominado La verdad sea dicha). ¡Ah, libérrimos lectores de esta columna del 57 (no del 0.56 por ciento), en verdad os digo que el antedicho licenciado Calderón cerró esa parte de su arenga con el fascinante señalamiento de que ayer, como hoy, perduran, "desde luego, la prohibición de los fueros y de los privilegios").

Pero, ¡oh!, ciudadanos dedicados a estudiar y aprender de la historia: "La Constitución de 1857, vigente formalmente, fue desatendida y violada de manera constante. El incumplimiento de la Constitución por parte del gobierno de Díaz dio lugar a una prolongada, a una dictadura y esta, a su vez, provocó la Revolución de 1910" (la versión original de Los Pinos consigna esa indecisión oratoria filipina: "a una prolongada, a una dictadura"). Llegados ya los mexicanos a la actual Carta Magna, promulgada en 1917, podemos ver, según aconseja el constitucionalista Calderón, que "esta tensión en la historia (¿y qué, las revoluciones son un relax en momentos de tensión?, comentario a cargo de esta columna en vías de convertirse en casa de masajes históricos) es un reflejo del esfuerzo de la lucha libertaria; es, a la vez, aleccionadora: nunca más un gobernante por encima de la ley (¿ni llegado al cargo por un fraude electoral?, pregunta por cortesía de Modas Ugalde, comicios a gusto del cliente), nunca más una dictadura fundada en la fuerza o atributos individuales del dictador (¿fuerza como la PFP y la AFI militarizadas, o el Ejército en las calles, o el Estado Mayor Presidencial reprimiendo protestas?, breviario del Astillero que se viste de gorra y casaca verde olivo), que desafía el orden constitucional invocando falsamente al pueblo y a su voluntad" (¡Oh, dioses del olimpo marca IFE, ¿a qué se referirá el susodicho al hablar de esas falsas invocaciones? Respuestas, favor de mandarlas al archivo de las boletas electorales que un mes de estos serán incineradas).

Por todo ello, el ex secretario de Energía (breve en su paso por esa cartera) hizo una emocionada convocatoria "a renovar el derecho desde el derecho, a renovar la Constitución desde la Constitución". Lo más lamentable de todo es que el convocante no se da cuenta de que sus convocatorias son hechas por Calderón desde el calderón político, económico y social. Los exhortos de buena voluntad verbal ("habremos de trabajar con base en el acuerdo, sin albergar rencillas, sin reeditar errores y desencuentros"; se "requiere que los acuerdos y las reformas necesarios para el progreso de México ni se posterguen ni se olviden") pasan por la confrontación cruda con los hechos. Calderón está en el calderón, y desde allí no está haciendo más que discursos de ocasión que, bien leídos, constituyen autoatentados desde la historia y la razón.

Y, mientras la elección de dirigente priísta va entrando en la zona muy conocida por los participantes, de la compra-venta de votos, la presión desde los gobiernos estatales y otras linduras que forman parte de la tradición tricolor, ¡hasta mañana, en esta sección que espera la resolución de la Suprema Corta de la Nación sobre el caso Atenco, para ver si lo atraerán y buscarán justicia (a pesar de las limitaciones de un máximo tribunal derechizado en su cúpula) o se refugiarán en disquisiciones jurídicas que en resumen significarán impunidad y complicidades!

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