La situación de los trabajadores en nuestro país no es nada halagüeña. Las políticas económicas a escala mundial han incidido de manera cada vez más evidente en el deterioro de sus condiciones laborales, salariales y de seguridad social. Por ello el libro El sindicalismo en México. Historia, crisis y perspectivas no puede ser más pertinente en estos tiempos, marcados por la pérdida de las conquistas obtenidas por los trabajadores durante los dos siglos pasados.
Coordinado por José Merced González Guerra y Antonio Gutiérrez Castro, del Centro Nacional de Promoción Social, y editado por Plaza y Valdés, logra reunir el trabajo de 20 especialistas en el tema, quienes nos muestran de manera amplia y plural la situación actual del movimiento sindical mexicano y su relación con el contexto mundial.
En él explican cómo la expansión del capitalismo ha generado cambios sustanciales en el proceso productivo y en la organización del trabajo, lo que ha traído como consecuencia transformaciones internas, como la disminución del papel protagónico que tuvo el movimiento sindical durante el siglo XX. Ello repercute directamente en los propios trabajadores y sus organizaciones, conculcando sus derechos y libertades fundamentales, y atropellando su independencia y autonomía.
Haciendo un análisis de las características del sindicalismo mexicano desde sus orígenes, así como de sus peculiaridades organizativas, sus concepciones y oportunidades futuras, las colaboraciones recogidas en el libro nos permiten identificar dos situaciones fundamentales por las que está pasando el movimiento sindical mexicano. Por un lado, las consecuencias del neoliberalismo económico, que presionan contra las condiciones sociales de los trabajadores y las legislaciones laborales existentes, entre ellas la contratación colectiva. Ello atenta contra los derechos económicos, sociales y culturales de los trabajadores, especialmente los referentes a su derecho a la accesibilidad y condiciones dignas de empleo, a la sindicalización y a la seguridad social.
Por otro lado, señalan algunos de los autores, actualmente el sindicalismo se encuentra también atrapado en una crisis provocada por factores internos al movimiento. Uno de ellos es la corrupción sindical, que desvía sus objetivos y sus prácticas de representación, particularmente en lo que se refiere a la defensa de los derechos de los trabajadores y la reivindicación de sus conquistas.
Se señala, además, que el movimiento ha venido perdiendo su identidad política e ideológica, lo que deriva en un vacío de proyecto sindical, que interconecte las necesidades de los trabajadores con las de toda la población mexicana, y apunte a un plan de desarrollo nacional basado en el respeto, la protección y la generación de condiciones para el cumplimiento de los derechos humanos integrales.
Uno de los aciertos de esta obra es el interés de sus autores por señalar "pistas" que ayuden a fortalecer al movimiento sindical, con el fin de mejorar las condiciones laborales de todos los mexicanos. José Merced González señala, por ejemplo, que es necesaria y urgente la renovación y restructuración del movimiento sindical, para que esté en condiciones de ser el instrumento eficaz que sirva a la defensa y promoción de los derechos y libertades de los trabajadores, sus organizaciones y el pueblo en general.
Para ello se requiere, señala Javier Aguilar García, de líderes honestos que se manejen con la verdad, y que las bases y sus dirigentes promuevan y practiquen en el interior de las organizaciones la democracia, en la toma de decisiones fundamentales. Añade que se requieren líderes capaces de formular conjuntamente con los diversos grupos de trabajadores un nuevo proyecto de nación, en el que se otorgue la mayor importancia a sus circunstancias y a las necesidades sociales del pueblo.
Este camino esperanzador en México está en marcha. El viernes 19 apareció en La Jornada una convocatoria a un nuevo "diálogo nacional para unir las resistencias", los próximos 3 a 5 de febrero, que busca consolidar consensos y acuerdos entre los movimientos políticos, civiles y sociales que luchan en México por transitar verdaderamente a la democracia, la justicia y la libertad, con el propósito de acordar un pacto político nacional, en contra del impuesto proyecto hegemónico vigente.
La Unión Nacional de Trabajadores, el Consejo Nacional de Organismos Rurales y Pesqueros, la Coalición Ciudadana Nacional y el Frente Amplio Progresista propusieron también a la ciudadanía el pasado martes en La Jornada construir un nuevo pacto social que modifique las relaciones entre los distintos poderes del Estado y el conjunto de la sociedad.
Coordinado por José Merced González Guerra y Antonio Gutiérrez Castro, del Centro Nacional de Promoción Social, y editado por Plaza y Valdés, logra reunir el trabajo de 20 especialistas en el tema, quienes nos muestran de manera amplia y plural la situación actual del movimiento sindical mexicano y su relación con el contexto mundial.
En él explican cómo la expansión del capitalismo ha generado cambios sustanciales en el proceso productivo y en la organización del trabajo, lo que ha traído como consecuencia transformaciones internas, como la disminución del papel protagónico que tuvo el movimiento sindical durante el siglo XX. Ello repercute directamente en los propios trabajadores y sus organizaciones, conculcando sus derechos y libertades fundamentales, y atropellando su independencia y autonomía.
Haciendo un análisis de las características del sindicalismo mexicano desde sus orígenes, así como de sus peculiaridades organizativas, sus concepciones y oportunidades futuras, las colaboraciones recogidas en el libro nos permiten identificar dos situaciones fundamentales por las que está pasando el movimiento sindical mexicano. Por un lado, las consecuencias del neoliberalismo económico, que presionan contra las condiciones sociales de los trabajadores y las legislaciones laborales existentes, entre ellas la contratación colectiva. Ello atenta contra los derechos económicos, sociales y culturales de los trabajadores, especialmente los referentes a su derecho a la accesibilidad y condiciones dignas de empleo, a la sindicalización y a la seguridad social.
Por otro lado, señalan algunos de los autores, actualmente el sindicalismo se encuentra también atrapado en una crisis provocada por factores internos al movimiento. Uno de ellos es la corrupción sindical, que desvía sus objetivos y sus prácticas de representación, particularmente en lo que se refiere a la defensa de los derechos de los trabajadores y la reivindicación de sus conquistas.
Se señala, además, que el movimiento ha venido perdiendo su identidad política e ideológica, lo que deriva en un vacío de proyecto sindical, que interconecte las necesidades de los trabajadores con las de toda la población mexicana, y apunte a un plan de desarrollo nacional basado en el respeto, la protección y la generación de condiciones para el cumplimiento de los derechos humanos integrales.
Uno de los aciertos de esta obra es el interés de sus autores por señalar "pistas" que ayuden a fortalecer al movimiento sindical, con el fin de mejorar las condiciones laborales de todos los mexicanos. José Merced González señala, por ejemplo, que es necesaria y urgente la renovación y restructuración del movimiento sindical, para que esté en condiciones de ser el instrumento eficaz que sirva a la defensa y promoción de los derechos y libertades de los trabajadores, sus organizaciones y el pueblo en general.
Para ello se requiere, señala Javier Aguilar García, de líderes honestos que se manejen con la verdad, y que las bases y sus dirigentes promuevan y practiquen en el interior de las organizaciones la democracia, en la toma de decisiones fundamentales. Añade que se requieren líderes capaces de formular conjuntamente con los diversos grupos de trabajadores un nuevo proyecto de nación, en el que se otorgue la mayor importancia a sus circunstancias y a las necesidades sociales del pueblo.
Este camino esperanzador en México está en marcha. El viernes 19 apareció en La Jornada una convocatoria a un nuevo "diálogo nacional para unir las resistencias", los próximos 3 a 5 de febrero, que busca consolidar consensos y acuerdos entre los movimientos políticos, civiles y sociales que luchan en México por transitar verdaderamente a la democracia, la justicia y la libertad, con el propósito de acordar un pacto político nacional, en contra del impuesto proyecto hegemónico vigente.
La Unión Nacional de Trabajadores, el Consejo Nacional de Organismos Rurales y Pesqueros, la Coalición Ciudadana Nacional y el Frente Amplio Progresista propusieron también a la ciudadanía el pasado martes en La Jornada construir un nuevo pacto social que modifique las relaciones entre los distintos poderes del Estado y el conjunto de la sociedad.
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