LA CONSTRUCCIÓN DE LA CONVENCIÓN NACIONAL DEMOCRÁTICA EN PUEBLA
Introducción
Como respuesta al fraude electoral cometido el dos de julio de 2006 contra el pueblo de México por la derecha, en contubernio con las instituciones que no cumplieron con los fines para los que fueron creadas, miles de mexicanos constituimos el 16 de septiembre de ese año la Convención Nacional Democrática (CND), con el fin de disponer de un instrumento capaz de organizar la lucha ciudadana empeñada en el cumplimiento del proyecto alternativo de nación que nos unió en la campaña electoral donde postulamos a Andrés Manuel López Obrador como candidato a la Presidencia de la República.
Pero el fraude electoral no nos arrebató la victoria, pues el mismo 16 de septiembre en el Zócalo de la capital del país, el pueblo mexicano agrupado en la CND y en ejercicio pleno de la soberanía que le otorga el artículo 39 de la Constitución, proclamó a Andrés Manuel López Obrador presidente legítimo de México y más tarde, el 20 de noviembre, le dio posesión de la Presidencia de la República. De ahí que una de las tareas prioritarias de la CND, sea el apoyo permanente al gobierno legítimo de México encabezado por Andrés Manuel López Obrador.
Desde el momento de proclamar presidente legítimo a Andrés Manuel López Obrador, el movimiento ciudadano encontró nuevas condiciones políticas para su acción pues si bien dejó de tener candidato, tuvo desde ese momento un presidente legítimo que encabeza la tarea histórica de refundar al Estado Mexicano convocando a un Congreso Constituyente e instituir la Cuarta República, tarea que sólo la lucha social sabrá cumplir cabalmente.
Pero no basta tener la razón para triunfar, es también indispensable luchar todo el tiempo para alcanzar el triunfo, de ahí nuestra decisión de organizarnos y convocar a los ciudadanos a organizarse para construir un país distinto a todo lo que es y representa el neoliberalismo. A la CND, en tanto organismo ciudadano, le corresponde emprender las acciones que demandan la defensa y cumplimiento de los derechos ciudadanos, violentados más de una vez por una legalidad que criminaliza al movimiento social y a las actividades políticas de la población que no acepta más imposiciones ni engaños.
Esto significa participar de lo político, lo que significa ejercer el poder desde fuera del gobierno, el poder que el movimiento ciudadano posee; a diferencia de la política, concebida como la actividad dirigida a obtener el poder del gobierno por la vía electoral y que, por consiguiente, pertenece al ámbito de los partidos políticos.
Durante el proceso electoral que culminó el dos de julio de 2006, el movimiento ciudadano participó tanto en la política como de lo político. Empezó por tratar de ganar el poder del gobierno participando en el proceso electoral con un entusiasmo y decisión pocas veces vistos; sin embargo, el aparato gubernamental y las instituciones al servicio de la oligarquía financiera, lograron que la derecha conservara el poder del gobierno. Ante esos hechos, millones de ciudadanos reconocieron que hay un poder distinto al gubernamental, un poder alterno, el poder que edifica y ejerce el movimiento ciudadano, que al organizarse construye una nueva cultura política que pone en evidencia la impotencia estratégica del modelo neoliberal para mejorar el bienestar de la población, pero que sobre todo reconoce que otro mundo es posible si los ciudadanos luchamos organizadamente por construirlo.
A través de la CND los ciudadanos de todo el país reivindicamos nuestra participación de lo político para ejercitar el poder que tenemos. De ahí que nuestra actividad no se rija por los tiempos de los procesos electorales, pues participamos cotidianamente en el ejercicio del poder ciudadano con la convicción de que eso no nos hace políticos profesionales sino ciudadanos que ejercemos en todo momento nuestro derecho a cambiar el mundo.
Por eso, la CND es un espacio ciudadano para ejercitar lo político, aun y cuando no rechazamos participar en los procesos electorales. Sin embargo, nuestras actividades no pueden reducirse a lo electoral, pues nuestras tareas tienen que ver también con la construcción de una sociedad política radicalmente distinta de la que hoy descansa en la democracia representativa y en un sistema de partidos inoperante, que impide el desarrollo de una sociedad democrática y participativa.
Desde el nacimiento del movimiento ciudadano en lucha contra el desafuero de Andrés Manuel López Obrador hasta el momento, quienes detentan el poder no han podido arrebatarnos la esperanza de construir un Estado distinto al neoliberal; donde prevalezca la economía solidaria que permita el crecimiento, se generen empleos bien pagados, se erradiquen las causas estructurales que ocasionan la pobreza: un nuevo Estado, en fin, donde los ciudadanos se mantengan en permanente movimiento para derrotar a la derecha y a su proyecto excluyente y autoritario que jamás ha compartido el pueblo de México.
Por eso, con justa razón podemos decir que los ciudadanos hemos inflingido una importante derrota al neoliberalismo, porque si bien en ese régimen todo está ordenado para evitar que los ciudadanos participen de lo político y reducir éste a la política electoral, hoy en cambio, junto con Andrés Manuel López Obrador los ciudadanos hemos reivindicado la actividad de lo político como el ejercicio cotidiano del poder ciudadano.
II. LA CND EN PUEBLA. SUS PRINCIPIOS
El 20 de enero de 2006, cientos de ciudadanos del estado de Puebla, de cara al futuro que comenzamos a labrar junto con Andrés Manuel López Obrador, decidimos libremente constituir la Convención Nacional Democrática en Puebla (CND–P).
Lo hicimos porque no nos sentimos representados en los partidos políticos –aunque respetamos a los ciudadanos que militan en ellos– y, por supuesto, nuestra visión de la sociedad que anhelamos de ninguna manera coincide a la que ofrecen los gobiernos del PAN y del PRI.
Somos los sin voz, ni rostro. Nuestras ocupaciones, percepciones, conductas y acciones expresan la heterogeneidad y riqueza de la pluralidad cultural que caracteriza a la sociedad mexicana. De ahí que nuestras formas de organización y lucha, tanto como la formulación de las demandas y reivindicaciones que levantamos quienes formamos la CND–P, sean diametralmente distintas a las de los partidos políticos, aunque, sin duda, en distintos momentos vamos a confluir en un sólo camino por largos trechos. La unidad forma parte de nuestras convicciones y es una de nuestras tareas prioritarias.
Creemos en los principios de igualdad, solidaridad, justicia, honestidad, integridad, equidad y respeto a la pluralidad. Estos principios guían nuestras actividades y conductas, por lo que exigimos que los integrantes de la CND–P, sean devotos practicantes de esa convicción.
Quienes integramos la CND–P, reconocemos como autoridad soberna del movimiento ciudadano a la Convención Nacional Democrática, por lo que habremos de acudir a sus convocatorias y cumplir con todos sus acuerdos.
Refrendamos el compromiso de fundar la IV República, esto es, construir las instituciones y la normatividad que den soporte a la soberanía popular, que obliga a los funcionarios gubernamentales a acatar el mandato popular, única fuente de legitimidad del poder.
Entendemos que la soberanía radica en el pueblo y que éste tiene la facultad de ratificar o rectificar el mandato a los gobernantes; nunca más un Estado ajeno a su fuente de poder. Queremos legitimidad de todos aquellos que ocupan cargos de elección popular. Por esa razón declaramos espurio el gobierno de Felipe Calderón y reconocemos como presidente legítimo a Andrés Manuel López Obrador.
No descartamos participar en diversos frentes de lucha electoral, laboral, vecinal, sectorial o popular, ya sea en nuestros centros de trabajo, de estudio o en nuestros lugares de residencia.
Asimismo, concebimos que lo electoral tiene tiempos y ritmos propios; en los procesos electorales, nos reservamos el derecho de apoyar a los ciudadanos que reúnan el perfil que deseamos de nuestros candidatos que compartan nuestros principios y el programa de la CND–P.
En tanto formamos parte del movimiento ciudadano, nos asumimos como una opción real de poder en la entidad, que tiene propuestas propias y capacidad para llevarlas a cabo.
La construcción de la democracia es tarea común que requiere del concurso de todas y todos en todo, de ahí que proclamamos nuevas formas de relacionarnos entre los iguales, siempre con dignidad y respeto, para lo cual requerimos y construiremos una comunicación contrahegemónica. Por esa razón, nos sentimos comprometidos a definir una agenda para Puebla y llevarla a la práctica con el apoyo del movimiento ciudadano, lo cual nos exige organizarnos y promover la organización ciudadana en todos sus niveles y frentes.
Más del documento aquí: http://senderopoblanodelpeje.blogspot.com/2007/02/resolutivos-de-la-primera-asamblea.html
Comentario: La importancia de este tipo de foros y acciones de parte del pueblo conciente llaman en orden a la organización popular. El respaldo que necesita el gobierno Legítimo es en base a este tipo de acciones. Solo un comentario de este blogero que cubrió la nota: se meciono insistentemente el la plenaria que la Asamblea se organizaba como un ente apartidista y que los partidos tenían los mecanismos sobre los cuales elegir a sus representantes, pero en el mismo espacio se crítico las acciones sobre la elección de algunos candidatos del PRD. No dejemos de lado la posibilidad que las bases ciudadanas realmente comprometidas con el país, pierdan la posibilidad de tomar puestos de elección popular. Si la lucha puede paras de las calles a la vía institucional será el momento en que los ideales y las acciones del pueblo se sientan representadas por alguien surgido de sus filas.
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