Por Millán
No es que los narcotraficantes merezcan ningún tipo de consideración, son seres carentes de principios y en cuya distorsionada escala de valores únicamente se encuentra el dinero, son capaces de las peores atrocidades con tal de adquirirlo, son definitivamente la escoria de la sociedad, el lumpen solo comparable con los políticos capitalistas que los apoyan y después los traicionan.
Sin embargo la extradición de quince capos del narco el pasado viernes por parte de Felipe Calderón para que sean enjuiciados en el vecino país no obedece a ningún espíritu de justicia como nos lo pretenden vender, se trata simple y llanamente de una exigencia de Estados Unidos que impone su supremacía geopolítica a través del NorthCom o Comando del Norte, al tiempo en que somete a México, su aliado militar, a la devastadora globalización y considera como blanco enemigo a quienes traspasan su frontera común sin su permiso ya sea como personas o como mercancías.
En efecto, a EE.UU. en realidad nunca le ha interesado tanto el problema del narcotráfico al interior de sus fronteras, lo que si le importa es que se haga con su permiso bajo su supervisión. La prueba de ello fue como la CIA durante los años 80's permitió y promovió el tráfico de estupefacientes entre la misma población norteamericana para allegarse de los recursos necesarios destinados a financiar a los ‘contras' nicaragüenses que buscaban derrotar a los sandinistas
El NorthCom, pacto entre EE.UU. y Canadá al que México se agregó desde 2002, constituye un secreto total del gobierno mexicano. Cuatro años después se ignora qué actividades realizan el Ejército y la Marina mexicanas en esa coalición trinacional y el papel que desempeñará Felipe Calderón, como comandante supremo de las fuerzas armadas del país.
Lo que si es harto conocido es que Mr. Baby Bush está bastante satisfecho con la manera en que su sirviente Felipe Calderón le obedece y cumple todos sus caprichos; "Las acciones del gobierno mexicano no tienen precedente tanto en magnitud como en importancia. Estados Unidos jamás ha recibido de México un número tan grande de presuntos narcotraficantes y otros criminales que son perseguidos por la justicia de este país", dijo el secretario de Justicia norteamericano, Alberto R. González.
"Hoy, los pueblos de México y Estados Unidos pueden celebrar un momento monumental en la batalla de nuestras dos naciones contra los despiadados narcotraficantes y delincuentes que amenazan nuestra propia forma de vida", dijo el embajador estadounidense Tony Garza en un comunicado.
En el pasado, México solía negarse a extraditar delincuentes mexicanos bajo el argumento de que primero tenían que ser enjuiciados en su país. También rechazaba enviar a Estados Unidos a quienes pudieran enfrentar la pena de muerte, no aplicable en México.
Pero Fox cambió esa postura (su famoso gobierno del cambió lo hizo solo para mal), ofreció extraditar "a todos quienes tengan asuntos pendientes con la justicia de Estados Unidos". Extraditó una cantidad récord de 63 presuntos delincuentes a Estados Unidos tan solo en el 2006.
Calderón también prometió aumentar las extradiciones de narcotraficantes a Estados Unidos y combatir al crimen organizado que según analistas ha infiltrado todos los ámbitos de la sociedad mexicana, pero para ello tendría que extraditar a casi todo su gabinete.
Washington visualiza medidas preventivas no sólo para México, sino para los países de la región con una política en que los órganos de represión (policías, ejércitos, contingentes militares y organismos de seguridad internos) deben estar dentro de su lógica de política global, señala Adalberto Santana, investigador de la UNAM.
Ahora, los enemigos de la seguridad de los Estados Unidos son aquellos que no son anglosajones. Como afirma Samuel Huntington, quien habla de la amenaza hispana, el mundo musulmán o el del terrorismo, “pero el mejor caso de la doble moral de este discurso, es que da asilo y protección a Posada Carriles, un connotado terrorista de la CIA , refiere.
Así pues, que un grupo de narcotraficantes hayan sido traicionados por sus colegas políticos y vendidos a otro país no es tan inquietante para el pueblo de México, el problema está en que el mas grande mafioso de nuestro país sigue aquí, usurpando la presidencia.
No es que los narcotraficantes merezcan ningún tipo de consideración, son seres carentes de principios y en cuya distorsionada escala de valores únicamente se encuentra el dinero, son capaces de las peores atrocidades con tal de adquirirlo, son definitivamente la escoria de la sociedad, el lumpen solo comparable con los políticos capitalistas que los apoyan y después los traicionan.
Sin embargo la extradición de quince capos del narco el pasado viernes por parte de Felipe Calderón para que sean enjuiciados en el vecino país no obedece a ningún espíritu de justicia como nos lo pretenden vender, se trata simple y llanamente de una exigencia de Estados Unidos que impone su supremacía geopolítica a través del NorthCom o Comando del Norte, al tiempo en que somete a México, su aliado militar, a la devastadora globalización y considera como blanco enemigo a quienes traspasan su frontera común sin su permiso ya sea como personas o como mercancías.
En efecto, a EE.UU. en realidad nunca le ha interesado tanto el problema del narcotráfico al interior de sus fronteras, lo que si le importa es que se haga con su permiso bajo su supervisión. La prueba de ello fue como la CIA durante los años 80's permitió y promovió el tráfico de estupefacientes entre la misma población norteamericana para allegarse de los recursos necesarios destinados a financiar a los ‘contras' nicaragüenses que buscaban derrotar a los sandinistas
El NorthCom, pacto entre EE.UU. y Canadá al que México se agregó desde 2002, constituye un secreto total del gobierno mexicano. Cuatro años después se ignora qué actividades realizan el Ejército y la Marina mexicanas en esa coalición trinacional y el papel que desempeñará Felipe Calderón, como comandante supremo de las fuerzas armadas del país.
Lo que si es harto conocido es que Mr. Baby Bush está bastante satisfecho con la manera en que su sirviente Felipe Calderón le obedece y cumple todos sus caprichos; "Las acciones del gobierno mexicano no tienen precedente tanto en magnitud como en importancia. Estados Unidos jamás ha recibido de México un número tan grande de presuntos narcotraficantes y otros criminales que son perseguidos por la justicia de este país", dijo el secretario de Justicia norteamericano, Alberto R. González.
"Hoy, los pueblos de México y Estados Unidos pueden celebrar un momento monumental en la batalla de nuestras dos naciones contra los despiadados narcotraficantes y delincuentes que amenazan nuestra propia forma de vida", dijo el embajador estadounidense Tony Garza en un comunicado.
En el pasado, México solía negarse a extraditar delincuentes mexicanos bajo el argumento de que primero tenían que ser enjuiciados en su país. También rechazaba enviar a Estados Unidos a quienes pudieran enfrentar la pena de muerte, no aplicable en México.
Pero Fox cambió esa postura (su famoso gobierno del cambió lo hizo solo para mal), ofreció extraditar "a todos quienes tengan asuntos pendientes con la justicia de Estados Unidos". Extraditó una cantidad récord de 63 presuntos delincuentes a Estados Unidos tan solo en el 2006.
Calderón también prometió aumentar las extradiciones de narcotraficantes a Estados Unidos y combatir al crimen organizado que según analistas ha infiltrado todos los ámbitos de la sociedad mexicana, pero para ello tendría que extraditar a casi todo su gabinete.
Washington visualiza medidas preventivas no sólo para México, sino para los países de la región con una política en que los órganos de represión (policías, ejércitos, contingentes militares y organismos de seguridad internos) deben estar dentro de su lógica de política global, señala Adalberto Santana, investigador de la UNAM.
Ahora, los enemigos de la seguridad de los Estados Unidos son aquellos que no son anglosajones. Como afirma Samuel Huntington, quien habla de la amenaza hispana, el mundo musulmán o el del terrorismo, “pero el mejor caso de la doble moral de este discurso, es que da asilo y protección a Posada Carriles, un connotado terrorista de la CIA , refiere.
Así pues, que un grupo de narcotraficantes hayan sido traicionados por sus colegas políticos y vendidos a otro país no es tan inquietante para el pueblo de México, el problema está en que el mas grande mafioso de nuestro país sigue aquí, usurpando la presidencia.
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