isaín mandujano
Tuxtla Gutiérrez, Chis., 5 de marzo (apro).- La Fiscalía General del Estado (FGE) sostuvo que encontró una deficiente investigación de los casos de asesinatos de periodistas en la entidad, ocurridas en los años noventa, y que en dos de ellos se confirma que los comunicadores eran parte de la guerrilla guatemalteca. .
En uno de los casos, reveló, a los detenidos les “fueron arrancadas declaraciones mediante la violencia física y moral, obligando a los testigos incluso a elaborar un retrato hablado con datos dirigidos; además que las pruebas técnicas practicadas en aquellas fechas fueron deficientes”, admitió hoy el titular de la FGE, Mariano Herrán Salvatti.
Al hacer un recuento de cada uno de los asesinatos ocurridos en Chiapas en esa época, el fiscal reveló que se ha localizado a testigos, a pesar del tiempo trascurrido, y se han practicado diversas diligencias ministeriales.
Sobre las investigaciones del homicidio del periodista Roberto Antonio Mancilla Herrera, ocurrida el 2 de febrero de 1993, frente al parque de la colonia 24 de Junio de esta capital, Herrán sostuvo que el cuerpo fue encontrado sin vida en el interior de un Volkswagen sedán.
El entonces director del Fondo Cultural Universitario y que también se desempeñaba como columnista en los periódicos Es!, Diario Popular y Cuarto Poder, falleció a consecuencia de dos impactos de bala, con entrada en región maxilar superior izquierda y salida en región de arco cigomático derecho.
Dijo que en su momento la Procuraduría local inició la averiguación previa 076/CAJ4-B3/1993, y el 7 de mayo de ese mismo año fueron detenidos y consignados Esteban de Jesús Zorrilla Amén y Vicente Espinosa Pimentel, el primero secretario particular del rector de la Universidad Autónoma de Chiapas, Jorge Luis Arias Zebadúa, y el segundo, chofer del propio rector.
Señaló que estas personas fueron declaradas confesas sin la presencia de abogado o defensor, y sin que se hubiere llamado a los testigos para la correspondiente identificación.
Y en 1994, después que el testigo de los hechos no los identificó y los procesados argumentaran que fueron torturados, se les dictó sentencia absolutoria.
Explicó que al reiniciar las investigaciones, la fiscalía localizó a los testigos, con quienes se han practicado diversas diligencias ministeriales.
Herrán Salvatti abundó en que ya se estableció la mecánica de los hechos, y en la que dos sujetos del sexo masculino aparecen como responsables; incluso se determinó la posición víctima-victimario y la trayectoria de los proyectiles, además de las pruebas de balística de campo.
“Es necesario señalar que la investigación se ha visto mermada en virtud de que las testimoniales que se obtuvieron en 1993 fueron arrancadas mediante la violencia física y moral, obligando a los testigos incluso a elaborar un retrato hablado con datos dirigidos; además que las pruebas técnicas practicadas en aquellas fechas fueron deficientes”, indicó.
Y en torno a la muerte de José Humberto Gallegos Sobrino, de 65 años, quien falleciera en 1989, dijo que las indagatorias ministeriales han revelado que laboraba como jefe de Talleres Gráficos del estado, y que el 8 de abril de aquel año fue encontrado sin vida sobre el libramiento sur de esta ciudad, determinándose como causa de su deceso el traumatismo craneoencefálico.
En su momento, la Procuraduría local consignó a tres personas como autores materiales de los hechos, las que operaban en ese tiempo el bar, con giro de prostitución, “Los Faroles”, sin embargo, en 1994 fueron liberados.
Sin embargo, las diligencias de esta fiscalía han fijado nuevas líneas de investigación, ya que se ha señalado que fueron otros los autores materiales.
Muerte en combate
Y en torno a la muerte de Ramón Viridiando de la Mora encargado del programa de radio de la Unach, la fiscalía reportó que el comunicador falleció en febrero de 1992, en Colomba Costa Cuca, Guatemala, país al que se desplazaba por razones de su trabajo.
“Conforme a los datos obtenidos se indica que el ahora occiso era guerrillero y murió en combate, al igual que Flor de María Zapata Ledesma, quien pereció de la misma forma”, reveló Herrán Salvatti.
Explicó que en estos dos casos, la fiscalía se encuentra en comunicaciones con las autoridades policiales de Guatemala, a efecto de determinar los datos precisos del fallecimiento de Viridiando de la Mora y Zapata Ledesma, y así estar en condiciones de fijar la competencia de la propia FGE.
El fiscal también hizo un recuento de otros asesinatos de periodistas en Chiapas, como el de Alfredo Córdova Solórzano, Alonso Rodríguez Gamboa y Fernando Preciado Escobar, los tres exresidentes en Tapachula.
Sobre el primero, dijo que tres sujetos del sexo masculino ingresaron al jardín del domicilio del periodista, y en la puerta balearon a Alfredo Córdova. Este inicialmente fue internado en el sanatorio “San Agustín” y, posteriormente, lo trasladaron al Centro Médico Nacional en la Ciudad de México, en donde falleció el 8 de junio de 1990.
Por esos hechos, dijo el fiscal, se encuentran procesados Juan Vitaliano Castillo Zetina o Herrera, “El Chiquis”, y Jesús Vázquez Soto, “El Cuervo” o “El Conejo”; en tanto que también fueron detenidos los menores Juan Carlos Madariaga Mejía, “El Sorullo”; Cándido Castillo Méndez y Tomás Moreno Gómez o Pérez, “El Pony” y “El Sapo”, respectivamente.
Sobre el caso de Alonso Rodríguez Gamboa, de 47 años, quien laboró en el periódico El Orbe, el exzar antidrogas dijo que aún se profundiza en la investigación, a fin de determinar a los verdaderos autores materiales o si se pudiera establecer una autoría intelectual.
“Así mismo se tiene conocimiento de que este crimen pudo deberse a que en alguna de sus publicaciones denunció a los integrantes de una banda de asaltantes”, supuso el fiscal.
En el caso de los “periodistas guerrilleros”, como los calificó el fiscal, familiares de Flor de María Zapata han rechazado siempre que ella haya militado en la guerrilla guatemalteca.
En una carta que amigos y familiares enviaron a la Cámara de Diputados --registrada en el diario de los debates del 13 de marzo de 1992--, se destaca que los signatarios piden a los legisladores soliciten al gobierno guatemalteco información precisa sobre la forma en que ocurrió el deceso, pues según sus elementos ese crimen les pareció “oscuro”.
Los familiares dijeron que Flor María Zapata, egresada de la carrera de Periodismo y Comunicación Colectiva de la Escuela Nacional de Estudios Profesionales Acatlán, fue vista tres semanas antes de su muerte en Tapachula, en momentos en que se preparaba para viajar al Distrito Federal. “Desde entonces su familia esperaba su llegada, infructuosamente, como ahora sabemos.
“En la información que proporcionó el gobierno guatemalteco sobre el fallecimiento de nuestra amiga y familiar, hay dos elementos que nos intrigan. El primero es que se asegura que cayó en combate cuando peleaba junto a guerrilleros de ese país. Esto es difícil de creer, entre otras razones porque Flor padecía una seria lesión en la columna vertebral, la que le impedía participar en cualquier acción de esa naturaleza, o aun realizar trabajos pesados”, detalla la misiva.
“El segundo es que le fue encontrado su pasaporte en el momento de revisar el cadáver. Sobre este particular, nos preguntamos: ¿cómo es posible que si Flor participaba en una actividad clandestina, portara consigo un documento como éste?”.
Indicaron que Flor María Zapata merece, como ciudadana mexicana, que su gobierno se interese por conocer las condiciones exactas en que perdió la vida.
Comentario: y se ha estado hablando mucho de la opinión de comisionados de derechos humanos del mundo y se han rasgado una y otra vez las vestiduras por estas trocidades, pero... ¿y los mexicanos que son los más afectados por los abusos y por abusadores? no si por notas malas no podemos parar pero el punto es ¿a donde vamos con toda la informaciónque salga?, ¿en serio a que le estamos tirando? hay piensele de tarea...
Tuxtla Gutiérrez, Chis., 5 de marzo (apro).- La Fiscalía General del Estado (FGE) sostuvo que encontró una deficiente investigación de los casos de asesinatos de periodistas en la entidad, ocurridas en los años noventa, y que en dos de ellos se confirma que los comunicadores eran parte de la guerrilla guatemalteca. .
En uno de los casos, reveló, a los detenidos les “fueron arrancadas declaraciones mediante la violencia física y moral, obligando a los testigos incluso a elaborar un retrato hablado con datos dirigidos; además que las pruebas técnicas practicadas en aquellas fechas fueron deficientes”, admitió hoy el titular de la FGE, Mariano Herrán Salvatti.
Al hacer un recuento de cada uno de los asesinatos ocurridos en Chiapas en esa época, el fiscal reveló que se ha localizado a testigos, a pesar del tiempo trascurrido, y se han practicado diversas diligencias ministeriales.
Sobre las investigaciones del homicidio del periodista Roberto Antonio Mancilla Herrera, ocurrida el 2 de febrero de 1993, frente al parque de la colonia 24 de Junio de esta capital, Herrán sostuvo que el cuerpo fue encontrado sin vida en el interior de un Volkswagen sedán.
El entonces director del Fondo Cultural Universitario y que también se desempeñaba como columnista en los periódicos Es!, Diario Popular y Cuarto Poder, falleció a consecuencia de dos impactos de bala, con entrada en región maxilar superior izquierda y salida en región de arco cigomático derecho.
Dijo que en su momento la Procuraduría local inició la averiguación previa 076/CAJ4-B3/1993, y el 7 de mayo de ese mismo año fueron detenidos y consignados Esteban de Jesús Zorrilla Amén y Vicente Espinosa Pimentel, el primero secretario particular del rector de la Universidad Autónoma de Chiapas, Jorge Luis Arias Zebadúa, y el segundo, chofer del propio rector.
Señaló que estas personas fueron declaradas confesas sin la presencia de abogado o defensor, y sin que se hubiere llamado a los testigos para la correspondiente identificación.
Y en 1994, después que el testigo de los hechos no los identificó y los procesados argumentaran que fueron torturados, se les dictó sentencia absolutoria.
Explicó que al reiniciar las investigaciones, la fiscalía localizó a los testigos, con quienes se han practicado diversas diligencias ministeriales.
Herrán Salvatti abundó en que ya se estableció la mecánica de los hechos, y en la que dos sujetos del sexo masculino aparecen como responsables; incluso se determinó la posición víctima-victimario y la trayectoria de los proyectiles, además de las pruebas de balística de campo.
“Es necesario señalar que la investigación se ha visto mermada en virtud de que las testimoniales que se obtuvieron en 1993 fueron arrancadas mediante la violencia física y moral, obligando a los testigos incluso a elaborar un retrato hablado con datos dirigidos; además que las pruebas técnicas practicadas en aquellas fechas fueron deficientes”, indicó.
Y en torno a la muerte de José Humberto Gallegos Sobrino, de 65 años, quien falleciera en 1989, dijo que las indagatorias ministeriales han revelado que laboraba como jefe de Talleres Gráficos del estado, y que el 8 de abril de aquel año fue encontrado sin vida sobre el libramiento sur de esta ciudad, determinándose como causa de su deceso el traumatismo craneoencefálico.
En su momento, la Procuraduría local consignó a tres personas como autores materiales de los hechos, las que operaban en ese tiempo el bar, con giro de prostitución, “Los Faroles”, sin embargo, en 1994 fueron liberados.
Sin embargo, las diligencias de esta fiscalía han fijado nuevas líneas de investigación, ya que se ha señalado que fueron otros los autores materiales.
Muerte en combate
Y en torno a la muerte de Ramón Viridiando de la Mora encargado del programa de radio de la Unach, la fiscalía reportó que el comunicador falleció en febrero de 1992, en Colomba Costa Cuca, Guatemala, país al que se desplazaba por razones de su trabajo.
“Conforme a los datos obtenidos se indica que el ahora occiso era guerrillero y murió en combate, al igual que Flor de María Zapata Ledesma, quien pereció de la misma forma”, reveló Herrán Salvatti.
Explicó que en estos dos casos, la fiscalía se encuentra en comunicaciones con las autoridades policiales de Guatemala, a efecto de determinar los datos precisos del fallecimiento de Viridiando de la Mora y Zapata Ledesma, y así estar en condiciones de fijar la competencia de la propia FGE.
El fiscal también hizo un recuento de otros asesinatos de periodistas en Chiapas, como el de Alfredo Córdova Solórzano, Alonso Rodríguez Gamboa y Fernando Preciado Escobar, los tres exresidentes en Tapachula.
Sobre el primero, dijo que tres sujetos del sexo masculino ingresaron al jardín del domicilio del periodista, y en la puerta balearon a Alfredo Córdova. Este inicialmente fue internado en el sanatorio “San Agustín” y, posteriormente, lo trasladaron al Centro Médico Nacional en la Ciudad de México, en donde falleció el 8 de junio de 1990.
Por esos hechos, dijo el fiscal, se encuentran procesados Juan Vitaliano Castillo Zetina o Herrera, “El Chiquis”, y Jesús Vázquez Soto, “El Cuervo” o “El Conejo”; en tanto que también fueron detenidos los menores Juan Carlos Madariaga Mejía, “El Sorullo”; Cándido Castillo Méndez y Tomás Moreno Gómez o Pérez, “El Pony” y “El Sapo”, respectivamente.
Sobre el caso de Alonso Rodríguez Gamboa, de 47 años, quien laboró en el periódico El Orbe, el exzar antidrogas dijo que aún se profundiza en la investigación, a fin de determinar a los verdaderos autores materiales o si se pudiera establecer una autoría intelectual.
“Así mismo se tiene conocimiento de que este crimen pudo deberse a que en alguna de sus publicaciones denunció a los integrantes de una banda de asaltantes”, supuso el fiscal.
En el caso de los “periodistas guerrilleros”, como los calificó el fiscal, familiares de Flor de María Zapata han rechazado siempre que ella haya militado en la guerrilla guatemalteca.
En una carta que amigos y familiares enviaron a la Cámara de Diputados --registrada en el diario de los debates del 13 de marzo de 1992--, se destaca que los signatarios piden a los legisladores soliciten al gobierno guatemalteco información precisa sobre la forma en que ocurrió el deceso, pues según sus elementos ese crimen les pareció “oscuro”.
Los familiares dijeron que Flor María Zapata, egresada de la carrera de Periodismo y Comunicación Colectiva de la Escuela Nacional de Estudios Profesionales Acatlán, fue vista tres semanas antes de su muerte en Tapachula, en momentos en que se preparaba para viajar al Distrito Federal. “Desde entonces su familia esperaba su llegada, infructuosamente, como ahora sabemos.
“En la información que proporcionó el gobierno guatemalteco sobre el fallecimiento de nuestra amiga y familiar, hay dos elementos que nos intrigan. El primero es que se asegura que cayó en combate cuando peleaba junto a guerrilleros de ese país. Esto es difícil de creer, entre otras razones porque Flor padecía una seria lesión en la columna vertebral, la que le impedía participar en cualquier acción de esa naturaleza, o aun realizar trabajos pesados”, detalla la misiva.
“El segundo es que le fue encontrado su pasaporte en el momento de revisar el cadáver. Sobre este particular, nos preguntamos: ¿cómo es posible que si Flor participaba en una actividad clandestina, portara consigo un documento como éste?”.
Indicaron que Flor María Zapata merece, como ciudadana mexicana, que su gobierno se interese por conocer las condiciones exactas en que perdió la vida.
Comentario: y se ha estado hablando mucho de la opinión de comisionados de derechos humanos del mundo y se han rasgado una y otra vez las vestiduras por estas trocidades, pero... ¿y los mexicanos que son los más afectados por los abusos y por abusadores? no si por notas malas no podemos parar pero el punto es ¿a donde vamos con toda la informaciónque salga?, ¿en serio a que le estamos tirando? hay piensele de tarea...