pedro zamora briseño
Javier Oliva Posada, candidato a la presidencia nacional del PRI, invitó a sus adversarios Beatriz Paredes y Enrique Jackson a declinar para evitar que el partido se siga polarizando.
En el marco de una visita de proselitismo realizada a esta entidad para reunirse con miembros del Consejo Político Estatal, Oliva señaló que dentro del proceso interno ha notado la recurrencia a viejas prácticas, aunque estimó que los fenómenos de la “cargada” y la “línea”, que forman parte de un PRI que funcionó en otra época, hoy no tienen sentido ni cabida.
“Me parecería insultante que alguien le diera instrucción a un consejero por quién tiene que votar, sobre todo cuando es un priista que tiene conocimiento y trayectoria de cómo funciona su partido”, dijo.
A diferencia de la anterior visita de Beatriz Paredes, donde el priismo local se volcó en su apoyo en las amplias instalaciones de los terrenos de la feria, el acto de Javier Oliva, realizado en un espacio de las oficinas estatales del partido, fue prácticamente desairado por los priistas distinguidos de la entidad, pues apenas acudieron varias decenas de militantes.
En conferencia de prensa previa, el aspirante a dirigir el PRI advirtió que su partido no ha entrado al siglo XXI, pues “se ha quedado a la zaga de las transformaciones políticas en lo que se refiere a las formas de comunicación con la sociedad y con otras fuerzas políticas”.
Indicó que una de las diferencias de su candidatura con el resto de sus contrincantes es la congruencia entre el decir y el hacer, que es “un valor fundamental, sobre todo en el PRI de estos años”.
“Una diferencia importante también es que pensamos que el PRI debe estar basado más en la confianza que en el control: el control le fue útil en el siglo pasado, pero ahora necesitamos un PRI basado en la confianza entre compañeros de partido, esa es una diferencia muy importante”, agregó.
Oliva Posada adelantó que no piensa impugnar los resultados del proceso: “Tenemos confianza en las comisiones estatales de procesos internos, en nuestras dirigencias estatales, y nuestra función es reconocer y tener confianza en las estructuras del partido, porque nosotros estamos aquí para fortalecer al partido.”
Pese a las divergencias públicas surgidas entre algunos de los candidatos, Javier Oliva consideró que no existe riesgo de fractura interna del PRI una vez que concluya el proceso de selección de dirigente nacional.
“Hemos aprendido desde el primer proceso interno de la elección de nuestro candidato a la Presidencia de la República, en 1999, que el principal adversario del PRI es el PRI dividido, todas las elecciones federales estamos prestando y obsequiando candidatos a los partidos de todas las procedencias ideológicas porque no nos hemos dado a la tarea de reconstruir ese tejido que se vulnera después de un proceso interno”, expuso.
En esta ocasión, manifestó, algo muy importante que debe considerarse es que se trata de la primera vez que el PRI va a elegir a su directiva a través de una asamblea nacional de delegados. “Eso nunca lo habíamos hecho, lo que busca este procedimiento es tratar de acotar las posibilidades de conflicto y de ruptura, porque finalmente son priistas con cierta trayectoria para que puedan ellos decidir quién llega a la presidencia” del partido, explicó.
Oliva puntualizó que su campaña es la más austera, pues generalmente viaja por tierra y sólo en algunas ocasiones lo hace en avión, por lo que hasta el 5 de febrero el monto de recursos erogados era de 98 mil pesos: “Creemos que lo más importante en una campaña es el mensaje, más que el dinero; puedes tener mucho dinero, pero si no tienes algo que transmitir, se queda hueco.”
Javier Oliva Posada, candidato a la presidencia nacional del PRI, invitó a sus adversarios Beatriz Paredes y Enrique Jackson a declinar para evitar que el partido se siga polarizando.
En el marco de una visita de proselitismo realizada a esta entidad para reunirse con miembros del Consejo Político Estatal, Oliva señaló que dentro del proceso interno ha notado la recurrencia a viejas prácticas, aunque estimó que los fenómenos de la “cargada” y la “línea”, que forman parte de un PRI que funcionó en otra época, hoy no tienen sentido ni cabida.
“Me parecería insultante que alguien le diera instrucción a un consejero por quién tiene que votar, sobre todo cuando es un priista que tiene conocimiento y trayectoria de cómo funciona su partido”, dijo.
A diferencia de la anterior visita de Beatriz Paredes, donde el priismo local se volcó en su apoyo en las amplias instalaciones de los terrenos de la feria, el acto de Javier Oliva, realizado en un espacio de las oficinas estatales del partido, fue prácticamente desairado por los priistas distinguidos de la entidad, pues apenas acudieron varias decenas de militantes.
En conferencia de prensa previa, el aspirante a dirigir el PRI advirtió que su partido no ha entrado al siglo XXI, pues “se ha quedado a la zaga de las transformaciones políticas en lo que se refiere a las formas de comunicación con la sociedad y con otras fuerzas políticas”.
Indicó que una de las diferencias de su candidatura con el resto de sus contrincantes es la congruencia entre el decir y el hacer, que es “un valor fundamental, sobre todo en el PRI de estos años”.
“Una diferencia importante también es que pensamos que el PRI debe estar basado más en la confianza que en el control: el control le fue útil en el siglo pasado, pero ahora necesitamos un PRI basado en la confianza entre compañeros de partido, esa es una diferencia muy importante”, agregó.
Oliva Posada adelantó que no piensa impugnar los resultados del proceso: “Tenemos confianza en las comisiones estatales de procesos internos, en nuestras dirigencias estatales, y nuestra función es reconocer y tener confianza en las estructuras del partido, porque nosotros estamos aquí para fortalecer al partido.”
Pese a las divergencias públicas surgidas entre algunos de los candidatos, Javier Oliva consideró que no existe riesgo de fractura interna del PRI una vez que concluya el proceso de selección de dirigente nacional.
“Hemos aprendido desde el primer proceso interno de la elección de nuestro candidato a la Presidencia de la República, en 1999, que el principal adversario del PRI es el PRI dividido, todas las elecciones federales estamos prestando y obsequiando candidatos a los partidos de todas las procedencias ideológicas porque no nos hemos dado a la tarea de reconstruir ese tejido que se vulnera después de un proceso interno”, expuso.
En esta ocasión, manifestó, algo muy importante que debe considerarse es que se trata de la primera vez que el PRI va a elegir a su directiva a través de una asamblea nacional de delegados. “Eso nunca lo habíamos hecho, lo que busca este procedimiento es tratar de acotar las posibilidades de conflicto y de ruptura, porque finalmente son priistas con cierta trayectoria para que puedan ellos decidir quién llega a la presidencia” del partido, explicó.
Oliva puntualizó que su campaña es la más austera, pues generalmente viaja por tierra y sólo en algunas ocasiones lo hace en avión, por lo que hasta el 5 de febrero el monto de recursos erogados era de 98 mil pesos: “Creemos que lo más importante en una campaña es el mensaje, más que el dinero; puedes tener mucho dinero, pero si no tienes algo que transmitir, se queda hueco.”
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