¡Día del Amor…. al Dinero!
Por Enrique Cisneros
El Día del Amor y la Amistad es uno de los tantos negocios usados por los capitalistas para engrosar sus alforjas, vendiendo artículos, en su mayoría inútiles, que intercambian millones de personas como supuesta muestra de sentimientos cariñosos.
Con la lógica del comprar para regalar y demostrar su amor, millones de seres se dejan embaucar en la ideología del poderoso: el que más dinero tenga es el que más ama, pues puede regalar objetos materiales más valiosos. Esa es la manera como la burguesía ama: ¿Cuánto tienes? ¿Cuánto amas?
Y allí van los imitadores enajenados a comprar, para demostrar su amor, entrando a una lucha desigual, pues cualquier junior podrá amar más que un chavo trabajador, ya que tiene más billetes para comprar.
Lo cierto es que a los que realmente les va bien con el Día de la Amor y la Amistad, es a los grandes comerciantes, a los productores de baratijas, a los que explotan y lucran en ésta sociedad de consumo. Por ello se aprestan a inventar nuevos días, como el de la familia, que las cadenas televisivas ya difunden desde hace pocos años.
Pero para dar sustento a días como el del amor y la amistad, inventan leyendas, que los grandes magnates de la iglesia (apoyando a los poderosos), se encargan de avalar, aunque sean mentiras.
Se pregona, a sabiendas de que es una mentira, que el 14 de febrero es el día del “mártir” San Valentín, quien era un sacerdote cristiano que fue encarcelado y torturado hasta la muerte en 270 d. C. por orden del emperador romano Claudio II; supuestamente lo acusaban del delito de casar a parejas de enamorados mediante el rito cristiano, que en esos tiempos era prohibido. Sostienen mentirosamente, q ue San Valentín se enamoró perdidamente de la hija de uno de sus carceleros, a quien dirigió una carta apasionada firmada como "tu Valentín", que dio origen a la tradición de las cartas que en muchos países los enamorados intercambiaban el 14 de febrero y que en la actualidad se ha convertido en el jugoso negocio de comprar y regalar para demostrar cariño el “Día del Amor y la Amistad”.
La iglesia católica sabe que eso no es cierto, pues a partir de 1969, cuando el papado revisó la historia de muchos santos inventados, se concluyó sobre su inexistencia.
En las más antiguas listas de mártires, confeccionadas en los primeros siglos de la era cristiana, figuran por lo menos tres santos de nombre Valentín: dos obispos que fueron sepultados en diferentes lugares de la Vía Flaminia, de Roma, y un tercero que habría sido torturado y muerto en África; todos ellos recordados el 14 de febrero. Pero no hay que olvidar que en esos tiempos (aunque también en los actuales), se inventaban santos con fines políticos, económicos y personales.
Los autores de la Enciclopedia Católica afirman que los datos que han llegado hasta nosotros sobre estos tres supuestos mártires "carecen de valor histórico" por ser escasos, insuficientemente fundamentados y de fecha muy posterior al tiempo en que se presume que hayan vivido.
La iglesia desconoció la conmemoración de san Valentín pues es una fiesta pagana, mucho más antigua que el propio cristianismo: se enlaza con las fiestas lupercales del Imperio Romano, rituales paganos en homenaje a Fauno Luperco (de "lupus", lobo) que protegía a los pastores y los rebaños, y que se celebraban el 15 de febrero de cada año, cinco semanas antes del comienzo de la primavera. Hacia fines del siglo V d. C., el papa Gelasio I acogió las leyendas sobre san Valentín e instituyó su conmemoración el 14 de febrero, con el fin de apropiar para la Iglesia la tradición de las lupercales, que se extinguió. En el decreto papal, que se expidió en el siglo V pues convenía políticamente en esos tiempos, se explicaba que san Valentín era uno de aquellos "cuyos nombres son venerados por los hombres, pero cuyos actos sólo Dios los conoce", admitiendo así la absoluta carencia de datos verosímiles sobre este santo.
Ahora que el Día de San Valentín es bien acogido por los comerciantes, vale recordar que eran más auténticos los poetas medievales europeos que sin dar regalitos, ensalzaban el florecimiento del amor en esta fecha, recordando que es cuando los pájaros empiezan a aparearse en el hemisferio norte.
Así pues, actualmente hay millones de “borregos de la sociedad de consumo”, que hasta se endeudan para demostrar su amor, imitando a los que tienen billetes para regalar lo que se les antoje. Mientras tanto, los que quieren ser verdaderamente humanos, se ríen de estas fiestas y muestran el amor a sus semejantes y a la naturaleza con acciones verdaderamente trascendentes, que van más allá de comprar, comprar y comprar.
Cada quien sus gustos, su conciencia y su capacidad de amar (Con información de EFE).
Por Enrique Cisneros
El Día del Amor y la Amistad es uno de los tantos negocios usados por los capitalistas para engrosar sus alforjas, vendiendo artículos, en su mayoría inútiles, que intercambian millones de personas como supuesta muestra de sentimientos cariñosos.
Con la lógica del comprar para regalar y demostrar su amor, millones de seres se dejan embaucar en la ideología del poderoso: el que más dinero tenga es el que más ama, pues puede regalar objetos materiales más valiosos. Esa es la manera como la burguesía ama: ¿Cuánto tienes? ¿Cuánto amas?
Y allí van los imitadores enajenados a comprar, para demostrar su amor, entrando a una lucha desigual, pues cualquier junior podrá amar más que un chavo trabajador, ya que tiene más billetes para comprar.
Lo cierto es que a los que realmente les va bien con el Día de la Amor y la Amistad, es a los grandes comerciantes, a los productores de baratijas, a los que explotan y lucran en ésta sociedad de consumo. Por ello se aprestan a inventar nuevos días, como el de la familia, que las cadenas televisivas ya difunden desde hace pocos años.
Pero para dar sustento a días como el del amor y la amistad, inventan leyendas, que los grandes magnates de la iglesia (apoyando a los poderosos), se encargan de avalar, aunque sean mentiras.
Se pregona, a sabiendas de que es una mentira, que el 14 de febrero es el día del “mártir” San Valentín, quien era un sacerdote cristiano que fue encarcelado y torturado hasta la muerte en 270 d. C. por orden del emperador romano Claudio II; supuestamente lo acusaban del delito de casar a parejas de enamorados mediante el rito cristiano, que en esos tiempos era prohibido. Sostienen mentirosamente, q ue San Valentín se enamoró perdidamente de la hija de uno de sus carceleros, a quien dirigió una carta apasionada firmada como "tu Valentín", que dio origen a la tradición de las cartas que en muchos países los enamorados intercambiaban el 14 de febrero y que en la actualidad se ha convertido en el jugoso negocio de comprar y regalar para demostrar cariño el “Día del Amor y la Amistad”.
La iglesia católica sabe que eso no es cierto, pues a partir de 1969, cuando el papado revisó la historia de muchos santos inventados, se concluyó sobre su inexistencia.
En las más antiguas listas de mártires, confeccionadas en los primeros siglos de la era cristiana, figuran por lo menos tres santos de nombre Valentín: dos obispos que fueron sepultados en diferentes lugares de la Vía Flaminia, de Roma, y un tercero que habría sido torturado y muerto en África; todos ellos recordados el 14 de febrero. Pero no hay que olvidar que en esos tiempos (aunque también en los actuales), se inventaban santos con fines políticos, económicos y personales.
Los autores de la Enciclopedia Católica afirman que los datos que han llegado hasta nosotros sobre estos tres supuestos mártires "carecen de valor histórico" por ser escasos, insuficientemente fundamentados y de fecha muy posterior al tiempo en que se presume que hayan vivido.
La iglesia desconoció la conmemoración de san Valentín pues es una fiesta pagana, mucho más antigua que el propio cristianismo: se enlaza con las fiestas lupercales del Imperio Romano, rituales paganos en homenaje a Fauno Luperco (de "lupus", lobo) que protegía a los pastores y los rebaños, y que se celebraban el 15 de febrero de cada año, cinco semanas antes del comienzo de la primavera. Hacia fines del siglo V d. C., el papa Gelasio I acogió las leyendas sobre san Valentín e instituyó su conmemoración el 14 de febrero, con el fin de apropiar para la Iglesia la tradición de las lupercales, que se extinguió. En el decreto papal, que se expidió en el siglo V pues convenía políticamente en esos tiempos, se explicaba que san Valentín era uno de aquellos "cuyos nombres son venerados por los hombres, pero cuyos actos sólo Dios los conoce", admitiendo así la absoluta carencia de datos verosímiles sobre este santo.
Ahora que el Día de San Valentín es bien acogido por los comerciantes, vale recordar que eran más auténticos los poetas medievales europeos que sin dar regalitos, ensalzaban el florecimiento del amor en esta fecha, recordando que es cuando los pájaros empiezan a aparearse en el hemisferio norte.
Así pues, actualmente hay millones de “borregos de la sociedad de consumo”, que hasta se endeudan para demostrar su amor, imitando a los que tienen billetes para regalar lo que se les antoje. Mientras tanto, los que quieren ser verdaderamente humanos, se ríen de estas fiestas y muestran el amor a sus semejantes y a la naturaleza con acciones verdaderamente trascendentes, que van más allá de comprar, comprar y comprar.
Cada quien sus gustos, su conciencia y su capacidad de amar (Con información de EFE).
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