Busco empresario o corporación mexicana que quisiera asociarse conmigo para poner en marcha un nuevo y suculento negocio agrario. No sé si ustedes sabrán que aquí, en la Unión Europea, se está promoviendo con subsidios y otras herramientas políticas el uso de los biocombustibles. El discurso que defiende estas medidas se asienta en la necesidad de encontrar alternativas al uso del petróleo para reducir el cambio climático. El nuevo plan energético de la UE pretende que para el 2020 al menos un 10 por ciento de los combustibles que se utilizan para transporte se suministre con biocombustibles... y aquí olfateo el negocio.
Porque para Europa es del todo imposible alcanzar estas cifras, a no ser que dedique 70 por ciento de su superficie cultivable a plantar palma, soya o caña de azúcar. De forma que se favorecerá la importación de estos cultivos de los países del Sur, y digo yo, que México no puede quedarse atrás.
Tendremos que competir con los terratenientes argentinos y su soya transgénica o la agroindustria de Indonesia con su aceite de palma, pero mis cálculos me dicen que hay nicho de negocio para todos. Piensen que por aquí nadie plantea en serio la reducción del consumo energético, ni la utilización de fuentes energéticas genuinamente renovables como la solar, ni tampoco se apuesta lo suficiente en biocombustibles producidos a partir de la masa forestal o de residuos de cosechas agrarias. Así que el maíz que, como se ha demostrado en Estados Unidos, es eficiente en su conversión a etanol, puede venderse de lo lindo para alimentar el parque automovilístico del Viejo Continente
Por otro lado, hay que exprimir todas las oportunidades. La reciente subida de precio del maíz que ustedes están soportando favorecerá el uso de tierras para el cultivo industrializado de maíz.
En definitiva lo que propondría a los empresarios o corporaciones mexicanas interesadas sería un pacto en las siguientes condiciones: ustedes se dedican a conseguir extensiones de tierras, lo más grandes posible, para dedicarlas al monocultivo de maíz. Hacen los contactos necesarios para obtener buenos precios por ellas y para deshacerse de las mayoría de familias campesinas que allá vivan. Siempre es bueno un pequeño reducto que podamos utilizar como mano de obra barata. Con el argumento de que el maíz que cultivemos será para uso interno, tendremos muchas puertas abiertas. Aquí en Europa yo me encargo de encontrar los clientes para nuestro maíz y me aseguro de recibir una buena tajada de las ayudas públicas.
Les dejo mis datos de contacto. Ruego se abstengan personas escrupulosas. Pueden ver herida su sensibilidad por el incremento de situaciones de conflicto por la tierra, por el aumento de la migración del campesinado hacia las ciudades, por la pérdida de la soberanía alimentaria mexicana, por el incremento del precio de los alimentos que tendrán que seguir llegando de Estados Unidos y Europa, y por la mayor destrucción ambiental que se dará. Efectos colaterales.
*Director de Veterinarios sin Fronteras. España
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