Amigo Javier nos manda:
Preámbulo:
Ya estamos en el aclamado, esperado y sobrevalorado siglo XXI y la cosa sigue igual. Para ubicarnos bien, la generación “X” da sus patadas de ahogado y ya le pusieron nombre a la que le sigue. Nos han llamado generación “Y”, pero discúlpenme sociólogos, no queremos ser una letra más del abecedario. Aclaro que no nos hemos etiquetado y tal vez ni siquiera es nuestra intención hacerlo, pero sí queremos ya levantarnos y decir, “Señores, con permiso que ahí les vamos”. ¿Pero qué señores?
¡Pues ustedes publicistas!
Sí, ya vimos que su intención es vender. Ya entendimos que el dinero es más importante para ustedes que el diseño. Nos dicen a gritos que no saben diseñar, que copiar una idea es algo sano y hasta recomendable, para “seguir la tendencia”. ¿Seguirla? ¡No! Nos negamos a seguir sus tendencias, sus temporadas de supuestas ideas originales que solo nos dejan ver su falta de visión y su holgazanería mental que ustedes llaman “creatividad”.
¿Acaso creen que no nos damos cuenta de que han convertido a la publicidad en una esfera elitista de egos desmesurados? Y no nos oculten la manera en que han delegado al diseño al cartel, a las campañas sociales y al arte. Premios van y premios vienen, pero la mediocridad se mantiene.
Pero no todo ha sido malo. Ha habido chispazos de innovación, pequeñas dosis de buenas ideas. Sin embargo todo ha sido así, a cuenta gotas. Pues señores, déjenme anticiparles que les vamos a quitar la chamba. Seguirán ganando sus millones durante un tiempo, pues nosotros no pecaremos de soberbia y trabajaremos desde abajo.
La Propuesta:
Unos cuantos diseñadores nos hemos querido reunir desde hace años, aún sin saberlo concientemente, para empezar a transformar la manera en que se hace publicidad. ¿Cómo? Pues la respuesta no se da tan fácil. Primero vamos descartando los métodos, premisas, mandamientos, etc., que antes se seguían en la publicidad.
Fuera el mercantilismo. Esas ideas de que el dinero vale más que la idea ya no caben. En primera porque no tenemos ese dinero. Pero más que nada, es porque creemos que una buena idea debe sobresalir SIEMPRE, no importando si el cliente no lo vale.
Fuera el refrito. Sabiendo que es muy difícil no contaminarse de otras ideas, nos esforzaremos SIEMPRE por ser ORIGINALES. Habrá que estudiar mucho de lo ya se hizo antes, o en su defecto, no estudiar nada, no contaminarse.
Fuera la subestimación del consumidor. Muchos dirán que su target es configurable, clasificable y manipulable. Nosotros decimos que el público objetivo es noble, un poco conformista, pero INTELIGENTE. Créanos cuando les decimos que una persona prefiere algo mejor e inteligente que algo insulso y dudoso. Y sí, lograremos crear eso.
Y por último, fuera el monopolio. Duopolio, tripolio y todos los polios que signifique que un grupo tan reducido nos dicte la manera de hacer publicidad. Nosotros sí queremos competencia, pero no de capitales. Ya veremos si “con dinero baila el perro” o bien, “bailan con la más fea”, que al cabo viene siendo lo mismo, el chiste es que a ustedes les gusta el baile. A nosotros nos gusta el diseño.
Una vez barrido nuestro patio, nuestra cancha, empecemos por dar alguna pista de lo que haremos.
Los cómos
Para lograr representar una verdadera alternativa a la publicidad, hay que delimitar nuestras fronteras.
Pues no las hay.
Llegaremos hasta donde nos permita la Madre Tierra. Esa es una de nuestras premisas.
La mentira no será una opción en nuestro quehacer. Existe algo que se llama convencer con argumentos. Si para vender algún producto le tenemos que buscar otro uso, lo haremos, pero jamás presumiremos que un producto hace algo que no puede o que es imposible que haga. (Y aquí es donde vamos a parir chayotes).
Reconoceremos al consumidor como ser pensante y sobretodo como un amigo que nos ayuda a hacer bien nuestro trabajo. Ahora sí sabrán por qué están comprando tal o cual marca y estarán felices de hacerlo sin sentirse manipulados. Fortaleceremos el término Compra inteligente.
Las empresas también son nuestras amigas. No seremos parásitos chupándoles hasta el último centavo (en el mejor de los casos). Por el contrario, participaremos activamente con ellas y comprenderemos sus necesidades. Nano, Mircro, Pequeñas, Medianas o Grandes empresas, todas son posibles clientes que serán tratados por igual.
Campañas sociales, sí. Aportaremos a la bendita sociedad de nuestras milagrosas ideas. Sabemos de la necesidad de comunicar mensajes importantes y necesarios para la mejora de nuestro pueblo, ciudad, estado, país, continente o planeta. La palabra clave es sensibilizar.
La propaganda ha sido hasta rechazada por la política con lo denominado marketing político. Nosotros la rescataremos para llevarla al mundo comercial, a la publicidad. ¿Propaganda publicitaria o publicidad propagandística? Ustedes dirán.
¿Y los medios?
Prensa, radio, tele, cine; los reconocemos, pero encontraremos otros que llenen nuestras expectativas. No los rechazamos, pero creemos que hay formas un tanto más creativas de utilizarlos, y quizás, de dejarlos como segunda opción.
Finalmente, nosotros, los diseñadores de la nueva publicidad alternativa, nos iremos integrando en agencias, colectivos, cooperativas, etc. Pero algo hay que destacar, nuestra colaboración y buena competencia entre nosotros. Nunca vernos como enemigos sino como miembros honorables de este nuevo movimiento.
Suerte a todos los que decidan aceptar el reto y se conviertan en nuestros colegas.
Atentamente,
Un diseñador (más los que se suban al tren).
Favor de reproducir este texto, ya que las ideas aquí expresadas pueden ser compartidas por alguien aparte de ti.
Preámbulo:
Ya estamos en el aclamado, esperado y sobrevalorado siglo XXI y la cosa sigue igual. Para ubicarnos bien, la generación “X” da sus patadas de ahogado y ya le pusieron nombre a la que le sigue. Nos han llamado generación “Y”, pero discúlpenme sociólogos, no queremos ser una letra más del abecedario. Aclaro que no nos hemos etiquetado y tal vez ni siquiera es nuestra intención hacerlo, pero sí queremos ya levantarnos y decir, “Señores, con permiso que ahí les vamos”. ¿Pero qué señores?
¡Pues ustedes publicistas!
Sí, ya vimos que su intención es vender. Ya entendimos que el dinero es más importante para ustedes que el diseño. Nos dicen a gritos que no saben diseñar, que copiar una idea es algo sano y hasta recomendable, para “seguir la tendencia”. ¿Seguirla? ¡No! Nos negamos a seguir sus tendencias, sus temporadas de supuestas ideas originales que solo nos dejan ver su falta de visión y su holgazanería mental que ustedes llaman “creatividad”.
¿Acaso creen que no nos damos cuenta de que han convertido a la publicidad en una esfera elitista de egos desmesurados? Y no nos oculten la manera en que han delegado al diseño al cartel, a las campañas sociales y al arte. Premios van y premios vienen, pero la mediocridad se mantiene.
Pero no todo ha sido malo. Ha habido chispazos de innovación, pequeñas dosis de buenas ideas. Sin embargo todo ha sido así, a cuenta gotas. Pues señores, déjenme anticiparles que les vamos a quitar la chamba. Seguirán ganando sus millones durante un tiempo, pues nosotros no pecaremos de soberbia y trabajaremos desde abajo.
La Propuesta:
Unos cuantos diseñadores nos hemos querido reunir desde hace años, aún sin saberlo concientemente, para empezar a transformar la manera en que se hace publicidad. ¿Cómo? Pues la respuesta no se da tan fácil. Primero vamos descartando los métodos, premisas, mandamientos, etc., que antes se seguían en la publicidad.
Fuera el mercantilismo. Esas ideas de que el dinero vale más que la idea ya no caben. En primera porque no tenemos ese dinero. Pero más que nada, es porque creemos que una buena idea debe sobresalir SIEMPRE, no importando si el cliente no lo vale.
Fuera el refrito. Sabiendo que es muy difícil no contaminarse de otras ideas, nos esforzaremos SIEMPRE por ser ORIGINALES. Habrá que estudiar mucho de lo ya se hizo antes, o en su defecto, no estudiar nada, no contaminarse.
Fuera la subestimación del consumidor. Muchos dirán que su target es configurable, clasificable y manipulable. Nosotros decimos que el público objetivo es noble, un poco conformista, pero INTELIGENTE. Créanos cuando les decimos que una persona prefiere algo mejor e inteligente que algo insulso y dudoso. Y sí, lograremos crear eso.
Y por último, fuera el monopolio. Duopolio, tripolio y todos los polios que signifique que un grupo tan reducido nos dicte la manera de hacer publicidad. Nosotros sí queremos competencia, pero no de capitales. Ya veremos si “con dinero baila el perro” o bien, “bailan con la más fea”, que al cabo viene siendo lo mismo, el chiste es que a ustedes les gusta el baile. A nosotros nos gusta el diseño.
Una vez barrido nuestro patio, nuestra cancha, empecemos por dar alguna pista de lo que haremos.
Los cómos
Para lograr representar una verdadera alternativa a la publicidad, hay que delimitar nuestras fronteras.
Pues no las hay.
Llegaremos hasta donde nos permita la Madre Tierra. Esa es una de nuestras premisas.
La mentira no será una opción en nuestro quehacer. Existe algo que se llama convencer con argumentos. Si para vender algún producto le tenemos que buscar otro uso, lo haremos, pero jamás presumiremos que un producto hace algo que no puede o que es imposible que haga. (Y aquí es donde vamos a parir chayotes).
Reconoceremos al consumidor como ser pensante y sobretodo como un amigo que nos ayuda a hacer bien nuestro trabajo. Ahora sí sabrán por qué están comprando tal o cual marca y estarán felices de hacerlo sin sentirse manipulados. Fortaleceremos el término Compra inteligente.
Las empresas también son nuestras amigas. No seremos parásitos chupándoles hasta el último centavo (en el mejor de los casos). Por el contrario, participaremos activamente con ellas y comprenderemos sus necesidades. Nano, Mircro, Pequeñas, Medianas o Grandes empresas, todas son posibles clientes que serán tratados por igual.
Campañas sociales, sí. Aportaremos a la bendita sociedad de nuestras milagrosas ideas. Sabemos de la necesidad de comunicar mensajes importantes y necesarios para la mejora de nuestro pueblo, ciudad, estado, país, continente o planeta. La palabra clave es sensibilizar.
La propaganda ha sido hasta rechazada por la política con lo denominado marketing político. Nosotros la rescataremos para llevarla al mundo comercial, a la publicidad. ¿Propaganda publicitaria o publicidad propagandística? Ustedes dirán.
¿Y los medios?
Prensa, radio, tele, cine; los reconocemos, pero encontraremos otros que llenen nuestras expectativas. No los rechazamos, pero creemos que hay formas un tanto más creativas de utilizarlos, y quizás, de dejarlos como segunda opción.
Finalmente, nosotros, los diseñadores de la nueva publicidad alternativa, nos iremos integrando en agencias, colectivos, cooperativas, etc. Pero algo hay que destacar, nuestra colaboración y buena competencia entre nosotros. Nunca vernos como enemigos sino como miembros honorables de este nuevo movimiento.
Suerte a todos los que decidan aceptar el reto y se conviertan en nuestros colegas.
Atentamente,
Un diseñador (más los que se suban al tren).
Favor de reproducir este texto, ya que las ideas aquí expresadas pueden ser compartidas por alguien aparte de ti.
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